El taekwondo es mucho más que un deporte para Natalia Ghirardi y su hijo Joaquín. Es una historia de unión familiar, superación de desafíos y una pasión compartida que ha perdurado durante más de una década.
Natalia Ghirardi, instructora de la disciplina en Santo Tomé, compartió con Nosotros su inspiradora historia sobre cómo este deporte unió a su familia y brindó a su hijo Joaquín, diagnosticado con diabetes tipo 1 a los cuatro años, una vía para una vida saludable.
El taekwondo es mucho más que un deporte para Natalia Ghirardi y su hijo Joaquín. Es una historia de unión familiar, superación de desafíos y una pasión compartida que ha perdurado durante más de una década.
La historia comenzó cuando Joaquín, con apenas cuatro años, fue diagnosticado con diabetes tipo 1, una condición insulinodependiente. Natalia recordó aquel momento: "Fue de la nada, simplemente se le despertó y entendimos que era crucial que practicara algún deporte para llevar una vida normal y mantener sus niveles de azúcar bajo control. Así que, desde esa edad, empezamos a explorar diferentes deportes hasta encontrar uno que realmente le gustara".
Después de intentar con fútbol y básquet, finalmente dieron en la tecla. "Cuando estaba por cumplir los seis años, nos enteramos de que ofrecían clases de taekwondo, algo que siempre yo había querido hacer, pero en nuestra época no teníamos acceso fácil a los clubes, especialmente con varios hermanos. Así que decidí hacerlo con él, para compartir esta experiencia".
Así, comenzaron juntos su viaje en esta disciplina. Natalia pasó de ser compañera de Joaquín a convertirse en su profesora y hoy en día sigue dando clases mientras él se dedica a la competición. Joaquín forma parte de un programa de alto rendimiento de la Confederación Argentina, lo que lo lleva a aspirar a la Selección Mayor juvenil o adulta.
Pasaron más de 10 años de experiencias compartidas con taekwondo y, según reveló Natalia, fortaleció su vínculo. "Fue una experiencia hermosa, ya que nos unió de una manera especial. Hablamos todo el tiempo sobre el deporte, sobre nuestros referentes y compartimos clases con campeones, como Sebastián Griezmann, quien trajo el oro a Argentina. Estas experiencias nos unen como madre e hijo y seguirán siendo temas de conversación en la familia. Nuestra pasión por esto es algo que siento que no cambiaría por nada".
El taekwondo no solo impactó sus vidas desde el punto de vista deportivo sino también "uno aprende valores y disciplina que hoy en día se ven bastante descuidados en la cultura del arte marcial. El respeto hacia los mayores se destaca mucho. Por ejemplo, en las graduaciones, cuando alguien recién empieza y ve a alguien con un cinturón negro, de inmediato muestra respeto haciendo una reverencia. También se inculca el respeto a las personas mayores desde una edad temprana, así como la importancia de ser ordenado. Desde el comienzo, se les enseña a los niños a ordenar sus calzados y botellas de agua, e incluso a pedir permiso para ir al baño o entrar y salir de la clase. Estas son cosas que a menudo no se enseñan en otros deportes, no para menospreciarlos, pero es algo distintivo de las artes marciales: la disciplina, el orden y el respeto", destacó Natalia.
Además, la disciplina ofrece una experiencia única en términos de competencia. "A diferencia de otros deportes, el taekwondo es individual, lo que significa que tus logros y resultados son tuyos y solo tuyos. Es como si sostuvieras la responsabilidad en primera persona".
A lo largo de su viaje juntos han enfrentado desafíos, desde la alimentación hasta la competencia. Joaquín aprendió a superar dificultades y demostró su determinación y esfuerzo.
"El tema de alimentación fue difícil para él porque entró ahora en una etapa en la que a veces no se controla con la alimentación, como todo chico que entra en la adolescencia. Esta lo que él deja también, porque a veces no ha ido a jugar un fútbol 5 porque tiene una competencia y tiene miedo de un golpe o una lesión. Pero el sabe que tiene su recompensa".
Finalmente, Natalia recomendó taekwondo para personas de todas las edades, destacando sus beneficios físicos y mentales, así como la oportunidad de fortalecer vínculos familiares. "Yo se lo recomiendo a todo el mundo, a personas de todas las edades y tipos de cuerpos. Hay muchos chicos, que por ahí tienen problemas de conducta y existe el prejuicio de que si empiezan a practicar un arte marcial los va a volver más violentos. Es justamente lo contrario, uno aprende estas disciplinas para no tener que usarla nunca. Te moldea mucho la personalidad, el autocontrol. Se lo recomiendo mucho a las mujeres, a pesar de que siempre fue visto como un deporte masculino".
Además, es muy beneficioso para fortalecer los vínculos familiares. "Tengo varias familias en las que el padre practica deportes con tres o cuatro hijos, así como también algunas madres que se involucran activamente en el apoyo de las actividades deportivas de sus hijos. Es esencial comprender que, a veces, debemos cambiar nuestra perspectiva sobre ciertos gastos, como la compra de equipos deportivos o protecciones. En lugar de verlos como simples gastos, debemos considerarlos como inversiones en el futuro de nuestros hijos".