Miércoles 20.1.2021
/Última actualización 15:35
Se fue sin decir adiós. Gritando y pataleando como un niño rico al que no le consintieron su último capricho. La imagen de Donald Trump abandonando la Casa Blanca marca el fin de la que será una de las gestiones presidenciales que difícilmente ignorará la historia de los Estados Unidos.
El magnate millonario asumió hace exactamente 4 años la primera magistratura de su país ante la incredulidad del mundo. La victoria electoral sobre Hillary Clinton en 2016 tomó por sorpresa al mismísimo entorno íntimo de Donald, ilustrado al detalle por el periodista Michael Wolf en su libro “Furia y Fuego: dentro de la Casa Blanca de Trump”.
Los primeros tiempos de Trump en el despacho oval de la sede gobierno norteamericana, fueron consecuentes con las expectativas que él mismo se encargó de sembrar: desde la separación de familias en los límites fronterizos entre Estados Unidos y México por no tener la documentación válida para migrar; vetos de ingreso al país a ciudadanos de origen musulmán; retiro del Acuerdo de París por el cambio climático, por citar algunas acciones del entonces nuevo líder. Por otro lado, supo dar respuestas a demandas del sector productivo imponiendo políticas económicas proteccionistas.
No son pocos los que sostienen que el ahora expresidente hubiera sido reelecto si en su camino no hubiera aparecido la pandemia y sus efectos dramáticos para la salud y la economía del país. Si bien es contrafáctico, lo cierto es que a pesar de este cisne negro casi la mitad de la población votó por Trump. Estados Unidos también tiene su grieta, la sociedad está dividida, y la reconstrucción social e institucional de la nación, será sin dudas uno de los desafíos del nuevo mandatario Joe Biden.
Biden dedicó la mayor parte de su vida a la actividad política y se convirtió en la persona con mayor de edad en asumir la conducción del país. Su estilo y su trayecto están a las antípodas de su antecesor. Los demócratas lo ungieron como candidato por representar la síntesis entre los diferentes sectores de un partido que conformó, como a ellos mismos les gusta decir, una gran carpa ideológica que reuniera a todas las expresiones opositoras a Trump.
Sus primeros 100 días serán claves para definir el futuro político del país. Su llegada al poder estará acompañada de numerosos problemas y desafíos. En primer lugar, tendrá que lidiar con una amplia porción de la sociedad que cree que Biden arribó a la Casa Blanca de manera ilegítima, producto de las denuncias infundadas de fraude electoral interpuestas por Trump, quien nunca reconoció la derrota, obstaculizó la transición, no participó de la asunción de su sucesor, y agitó la violenta insurrección del pasado 6 de enero de un numeroso grupo de manifestantes trumpistas que tomaron el Capitolio para interrumpir el proceso democrático.
Por tal motivo Biden planea una intensa actividad en su primera etapa como presidente. Dicen que agotará unos cuantos cartuchos de lapicera para firmar decretos que marquen el inicio de la nueva era. Sus medidas inaugurales estarán orientadas a inyectar 1.9 billones de dólares para movilizar la economía, afectada por las consecuencias de la pandemia. Además, se propuso como meta aplicar 100 millones de vacunas contra el coronavirus en su primeros 100 días de gestión.
Asimismo, tomará en este lapso decisiones orientadas a revertir las acciones estigmatizantes contra las minorías latinas y afroamericanas, cuyos derechos esenciales se vieron vulnerados en más de una oportunidad durante el período anterior con el amparo presidencial. También se descuenta la reincorporación de EE.UU. al Acuerdo de París y la reunificación de las familias separadas por problemas de documentación.
Durante el primer centenar de días de Biden en la Casa Blanca, el Senado tendrá que resolver si da lugar al pedido de juicio político a Trump solicitado por la Cámara de Representantes, que lo considera responsable de “incitación a la insurrección” tras los graves incidentes del Capitolio. Si bien, naturalmente, el nuevo mandatario celebra la posibilidad de que su antecesor sea juzgado, en su entorno prefieren que el proceso se dilate para que no opaque sus primeros días en el cargo.
Por su parte, el Partido Republicano deberá debatir internamente como continúa de cara al futuro. ¿Seguirá acompañando a Trump? ¿Buscará promover nuevas figuras?. Uno de los posibles desenlaces, en caso de que prospere el impeachment, es condenar al magnate a la prohibición de ostentar nuevamente cargos públicos.
Comenzó la era Biden o el postrumpismo. El mundo está expectante respecto al futuro de la primera potencia de occidente. El nuevo presidente buscará en estos primeros 100 días enamorar, sabiendo que su rival y archienemigo perdió una batalla, pero que aún está lejos de abandonar la pelea.