La Unión Cívica Radical cumple 130 años, hecho que lo convierte en uno de los partidos políticos más longevos de nuestro continente. Pero no es el único récord que ostenta mi partido, probablemente sea el partido que más veces estuvo a punto de desaparecer, el que más crisis “terminales” padeció, sin lugar a dudas el que más elecciones perdidas tiene en su haber y claro nadie podrá igualar jamás nuestra pasión por el ejercicio de la democracia interna, o simplemente “la interna” como las conocemos los correligionarios.
Muchas veces el radicalismo enfrentó crisis que presagiaban su desaparición, pero es como si esa frase en el testamento político de Don Leandro Alem “Este Partido pertenece principalmente a la nuevas generaciones, ellas le dieron origen y ellas sabrán consumar su obra” funcionara siempre como una profecía laica, porque fueron los jóvenes los que decidieron romper con Mitre y el acuerdo para continuar la lucha revolucionaria por el voto libre y universal hasta que lo lograron, aunque esa empresa les costara más de dos décadas lograrla. También fue la juventud del 18, la que con la ayuda cómplice de Don Hipólito Yrigoyen generó el movimiento reformista que sería crucial para la historia del país.
De igual forma fueron esas nuevas generaciones con la Intransigencia radical como nave insignia y tripulantes de la talla de Balbin, Larralde, Illia, Lebensohn y muchos otros, navegaron en las turbulentas aguas de ese tiempo, resistiendo con el histórico bloque de 44 diputados en soledad, soportando proscripciones y la cárcel muchos de ellos.
También pareció apagarse la llama radical a fines de los años 60 y durante los 70, en medio de una marea de violencia que golpeó a nuestra sociedad y que terminó con un baño de sangre atroz y sin embargo hubo algunos pocos jóvenes, que no se dejaron arrastrar por la ideología de los fusiles y nunca renunciaron a la idea de que la batalla más importante y necesaria debía librarse en el campo de las ideas, y finalmente encontraron la victoria diciéndole a todos los argentinos “Somos la Vida, Somos La Paz”.
Así se consolidó el liderazgo de Don Raúl Alfonsín y “Democracia Para Siempre” paso de ser una aspiración, de sueño, de slogan de campaña a ser una realidad palpable al día de hoy.
Quien escribe estas líneas, pertenece a esa generación de radicales que se aferró a los mejores valores del radicalismo, a su historia y sus banderas que no por viejas dejan de mantener vigencia por eso la libertad, la educación, el respeto por las instituciones, la igualdad siguen motivándonos porque siguen en crisis en la argentina.
Esto sin embargo no nos aleja de la lucha de estos tiempos, y que deben comenzar por casa, por eso en un partido extremadamente machista, las mujeres radicales estamos dando la batalla cultural y estamos avanzando.
Hoy la generación que después de la catástrofe del 2001 elegio seguir abrazando esta causa centenaria, esta lista para continuar con el legado de nuestros líderes del pasado, pero pensando el país del futuro.
Por eso estamos convencidos de que pensar en un nuevo sistema educativo, discutir el futuro del trabajo, consensuar una agenda ecologista, inclusiva con las mujeres, jóvenes y al movimiento LGTBIQ, y la creciente y múltiple demanda de una sociedad cada vez más compleja, son solo algunos de los temas centrales que necesita consensuar esta generación de referentes democráticos.
Esta fuerza política logró perdurar 130 años, por su capacidad de interpretar a la sociedad de su tiempo, por eso hoy construimos la agenda socialdemócrata moderna para liderar en la Argentina, siendo fieles a nuestras mejores tradiciones, estamos orgullosos de ello y seguramente pasará otro siglo y la democracia seguirá siendo la fuerza que inspire a nuestro partido: la Unión Cívica Radical.
Carolina Piedrabuena
Militante Radical