Queridos amigos… ¿Cómo están? El domingo de la semana pasado celebramos la Fiesta de Cristo Rey y este domingo dio comienzo el tiempo de Adviento. Así, se nos regala una nueva oportunidad para reflexionar sobre nuestra vida y nuestra relación con Dios y con los demás. Adviento es un tiempo, porque durante cuatro semanas nos iremos preparando para vivir la Navidad, recordando el nacimiento histórico de Jesús. Jesús vino una sola vez en la historia, pero viene permanentemente a nuestro encuentro. Y lo importante es tener la capacidad para descubrir su presencia en este mundo tan complejo.
Adviento es también una actitud que debemos tomar en la vida. Una actitud atenta, vigilante, de espera. Se nos invita a prestar la atención a todo lo que pasa en el mundo. A no quedarnos dormidos. En este contexto concreto de nuestra patria de hoy, cuando el horizonte sigue siendo gris y oscuro, muchos se preguntan: ¿Cómo ser buen cristiano y buen ciudadano? ¿Cómo vivir para aportar algo significativo a nuestra sociedad tan necesitada de muchas cosas? San Pablo nos sale al encuentro presentando un camino y nos señala tres pasos importantes a seguir.
Primero: que el Señor los haga crecer cada vez más en el amor mutuo. Se nos invita a la reconciliación. La experiencia de los últimos años nos dice que la crispación, la división, el enfrentamiento permanente, no llevan a ningún puerto. Por otro lado, lamentablemente la justicia deja mucho que desear; la actuación de los jueces deja mucho que desear. Sólo la verdad, la justicia, el respecto permiten crear una patria más justa y fraterna.
Segundo: que el Señor los haga irreprochables delante de Dios, nuestro padre. La nueva situación, los nuevos escenarios de nuestra patria, nos abren a posibilidades inimaginables. No todo está perdido. Habrá muchas propuestas, pero el primer cambio debe producirse en nosotros, en nuestro interior, en nuestro corazón. Si queremos vivir en una patria justa y fraterna, es necesario que nosotros seamos personas justas, misericordiosas, honestas, comprensivas, porque solo los hombres nuevos pueden crear una sociedad nueva. Pero, cuidado,... no sólo nosotros debemos ser irreprochables. También debemos exigir que los demás lo sean. Y en este sentido preocupa mucho el silencio de muchos.
Un hincha de fútbol, Oscar Choy, refiriéndose al Mundial dijo: "Que la selección nacional salga campeona del mundo o sea descalificada no cambia demasiado las cosas. Pongan más exigencias en nuestros políticos, diputados y senadores, jueces y gobernadores, que en nuestros jugadores. Critiquen más las maniobras fraudulentas de los que roban, que las jugadas de los futbolistas. Pongan expectativas en sus vidas… más que en la de once jugadores. Apliquen el VAR en los políticos, así detectan a los que nos engañan, se enriquecieron y disfrutan de privilegios que no merecen".
Tercero: vivan conforme a lo que han aprendido acerca de Jesús y de su Evangelio. Entre tantas cosas, se nos recuerda que en este mundo todo es transitorio. Después de la destrucción de tantas obras, se harán cosas nuevas, mejores y más modernas, pero las personas NO. Tenemos una sola vida y debemos vivirla bien. Cuando Boca salió campeón intercontinental, jugando el partido en Japón, un hincha gritaba: "¡Boca es mi vida, boca es mi pasión, Boca es todo!" El técnico Carlos Bianchi, al escucharlo, le contestó: "Muchacho cálmese, en la vida hay cosas más importantes que el fútbol o la pelota".
Ciertamente, "ya es tiempo de despabilarse", dice San Pablo, porque la crisis económica no es solo económica, está causada por una profunda crisis ética y moral del hombre. Es tiempo de despabilarnos, porque la vida humana perdió su valor. Hoy se mata por un celular, por cualquier cosa. La vida humana perdió su sentido. Muchos se preguntan: ¿Para qué vivir? ¿Acaso la vida tiene algún sentido? Preocupa, por lo menos a mí, el índice de los suicidios de los adolescentes y no solo eso. ¿Piensan ustedes que es pura casualidad? ¿En serio?
Hay muchas causas, pero esencialmente se debe al "vacío existencial". Y el vacío existencial no se llena con los estupefacientes, con la música sonora, con otros dioses, incluso con la cartera llena. Hay hambre de sentido, hay hambre de Dios. El hombre puede negar la existencia de Dios, pero no puede vivir sin Dios. Con mucha claridad lo afirma San Agustín al decir: "Señor me has creado para ti y mi corazón siempre estará inquieto hasta que no repose en ti".
Francisco: "La guerra es un horror, ofende a Dios"
El 1 de diciembre, Primer domingo de Adviento, el papa Francisco aseguró su cercanía y oración por la paz en el mundo, denunciando que "la guerra es un horror, la guerra ofende a Dios y a la humanidad". En sus palabras posteriores al rezo del Ángelus, el papa recordó la reciente conmemoración del cuadragésimo aniversario del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile, que puso fin a una disputa territorial que había llevado a estos países "al borde de la guerra".
"Esto demuestra que, cuando se renuncia al uso de las armas y se dialoga, se recorre un buen camino", resaltó Francisco. Luego, el Sumo Pontífice expresó su alegría "por el cese-al-fuego alcanzado hace unos días en Líbano". "Auspicio que pueda ser respetado por todas las partes, permitiendo a las poblaciones de las regiones tocadas por el conflicto -sea libanesa o israelí- regresar a sus casas pronto y con seguridad, también con la preciosa ayuda del ejército libanés y de las fuerzas de paz de las Naciones Unidas", dijo.
En esta situación, prosiguió Jorge Bergoglio, "dirijo una invitación a todos los políticos libaneses, para que sea elegido inmediatamente el presidente de la República y las instituciones retomen su normal funcionamiento, para proceder a las reformas necesarias y asegurar al país su papel de ejemplo de convivencia pacífica entre las diferentes religiones". El papa aseguró que es su esperanza "que la espiral de paz que se ha abierto pueda llevar al cese-el-fuego sobre todos los otros frentes, sobre todo en Gaza". "Llevo en el corazón la liberación de los israelíes que aún son mantenidos como rehenes, y el acceso de la ayuda humanitaria a la exhausta población palestina", expresó.
A continuación, Francisco pidió a todos los fieles "recemos por Siria", donde "lamentablemente se ha vuelto a encender la guerra causando muchas víctimas", refiriéndose así a las noticias de un nuevo ataque de los rebeldes sirios contra el gobierno de Bashar al-Ásad, presidente de este país. "Estoy muy cercano a la Iglesia en Siria. ¡Recemos!", alentó el papa. Finalmente, manifestó su "preocupación" y "dolor" por "el conflicto que sigue ensangrentando a la martirizada Ucrania". "Asistimos desde hace tres años a una terrible secuencia de muertes, de heridos, de violencia, de destrucción… los niños, las mujeres, los ancianos, las personas débiles, son las primeras víctimas", lamentó.
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