Lunes 13.5.2024
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El "minidogma" que la define ayuda a seguir, pero el agua no es eso que así nominan. Ayuda, es eso, ayuda a cualquier conversación y así se acepta: "Se define como incolora, porque es transparente; inodora, porque no huele a nada; e insípida porque no sabe tampoco a nada. Sin embargo, estas tres características no siempre resultan tan evidentes y pueden no ser tan ciertas en determinados casos". Por detrás se advierte la montaña: para todos el agua es muchas cosas que se relaciona con un eje, la vida. Nuestra vida.
En la ciudad de Santa Fe, donde habité desde 1944, el agua salía por la canilla. Punto. El baño y la pileta, las tuberías. Nada que no se entendiese como natural a poco de vivir, no sabíamos que no es igual en todas partes y para todos y por allí la vida, entonces, es diferente. Solo con el tiempo se entiende que sin agua no hay vida… "tan eterna como el agua y el aire", Jorge Luis Borges refiere a su ciudad, Buenos Aires, al declarar en el poema que la juzga eterna. Eso nos pasa. No fue así, no será siempre así.
En Coronda, además del tanque, estaba el aljibe. En el baño, el segundo baño fuera de la casa, se tiraban dos o tres pastillas de azul de metileno cuando la crecida de abril daba la razón. En el agua del aljibe no debían aparecer vetas del agua en azul. Si aparecía… napa contaminada. Se debía esperar a que "la seca" la cambiase. El pozo ciego se debía vaciar. Y esperar la primavera. El agua del aljibe serviría para las plantas y se mandaban hacia abajo, en una bolsa de arpillera, las botellas de vino para que el agua "las pusiese frescas", solamente eso: frescas. El agua como refrigerante natural. Para beber solo de sifones. O muy hervida, hervida dos veces para el mate.
Barrancas, el otro sitio de los veranos (Barrancas y Puerto Aragón) servían para los músculos. En la casa de los tíos había que bombear el agua desde tal aparato, la bomba, hacia el tanque con agua sobre el techo. Desde allí la distribución. Era un poco más dulzona que la de la ciudad de Santa Fe. No comprendíamos, excepto por los piletones de Obras Sanitarias, que purificarla era un proceso diferente al agua bendecida, más total, más grande, diferente.
Crecidas, las crecidas, dos al año en aquellos tiempos de Brasil sin represas y gobiernos argentinos que no habían demostrado su inutilidad. No usar el río para generar energía es una demostración de ineptitud, ignorancia, bestialidad de los gobernantes argentinos. En estos días, que los brasileños las abrirán porque las inundaciones los ponen en la obligación, río abajo solo aparece la poca previsión de los actuales gobernantes. Siguen brutos. "Yo solo quiero caminar, como camina el río hacia la mar (…)", dice una copla flamenca; "Río abajo voy llevando la jangada (…)", emociona una canción de un salteño, Jaime Dávalos, a nuestros pagos. Las aguas buscan su nivel. No es tan difícil. Brutos y sordos los gobernantes. ¡Volvé "Dolorcito" Gaitán… volvé!
Brasil, como decía Helio Jaguaribe, "es hermano que entrega, pero exige y obliga". Argentina está condenada al éxito, de la mano de su hermano. El concepto, del que se apropió Eduardo Duhalde, define (en Jaguaribe) cómo son verdaderamente las cosas. Piezas de un auto que se construye a medias, contrabando y el "Comando Bermellho", fútbol… y el agua. No entender el agua -esto es: ignorar la vida en común en los territorios- es seguir teniendo la cabeza abotagada. Nuestros gobernantes son así. Antes, ayer, y hoy también. Como dicen los pibes, los más jóvenes, los dueños del futuro: "son muy termo" los que mandan, el monarca frustrado repite conducta.
El socialismo en la provincia de Santa Fe es un imperio provincial que se derrumba. Solo cuadros dirigenciales y la necesidad de un nombre conocido para colectar votos. Decidían vida y hacienda, primero en Rosario, luego en la provincia. Sus restos, por acuerdo de los radicales, poseen – con mandato efectivo - sitios importantes en la grilla del gobierno provincial, sitios de mucha decisión sobre el futuro. El "fenómeno cultural" está en sus manos. El futuro de la empresa de aguas también. Con quienes, con qué ideas, cuáles inversiones, qué hacer con el agua que se pierde en cañerías, el costo de los insumos para la purificación. Hagamos un silogismo chueco. Premisa mayor: el agua es la vida. Premisa menor, la manejarán los socialistas. Conclusión… ejem, ejem. El bien y el mal serán imputables al Ejecutivo, no al funcionario.
Funes Hill, Kentucky. Los barrios más coquetos y previsibles empezaron, sobre el siglo XX, a cambiar poblaciones cercanas. Aquel padrón de 12/15 mil electores en Funes, se ha convertido en un territorio con diversas características. La elemental, allí se alojan, en Región Rosario, más de 70 mil personas. Cambia, todo cambia. En ese cambio el dinero, el que se invierte y el que se espera recaudar, al menos salvar, por lo menos dejar en blanco… sobre negro. ¿Se entiende? En los barrios mencionados, como en el viejo casco de aquel coqueto sitio, Funes, el agua llega. Bien que se debe bombear el acueducto y agregarle un poco de agua de napas, por la exigencia de metros cúbicos de caudal. El tanquecito aguanta. Las napas están en dudas.
Una de las urbanizaciones, una, hay muchas, tiene 1.800 lotes. Nunca tendrá cloacas. Es difícil el tendido de gas corriente, las napas tienen heces (mucho porcentaje) y todos los compuestos de fumigaciones y "pichicatas" a los sembradíos de la región. No era, no es, no será potable. El agua es un bidón. La otra, la de la tierra, no es potable. Las inversiones siguen, de todas partes vienen con las ganas de otra vida y es así: es otra vida. Los condicionantes con el agua son diferentes, pero sigue siendo el elemento que da vida. Los que invierten, con entusiasmo y benevolencia buscan algo diferente a la ciudad. No es mi caso. Las dos palabras usadas (entusiasmo y benevolencia) pueden cambiarse si alguien preguntase y repreguntase las más profundas razones. Habría otras respuestas a poco que se investigase el tema. Es sociología, régimen impositivo y carpetas bancarias.
En Guadalupe, en la ciudad de Santa Fe, íbamos a visitar a mis tías abuelas, la tía Mena (Filomena) y la tía Maruca. Garcilaso Bacigalupo. La tía abuela (Mena) fumaba, como mi abuela Josefa, unos cigarros armados. Tomábamos mate cocido, de agua de pozo. Guadalupe, 1950, a una cuadra de la iglesia, la casa y los terrenos que ya habían donado -a la Iglesia- las tías solteronas casadas con Dios a su modo, albergaban la casa y el patio interior, con enredaderas. Guadalupe no se inunda y el agua es buena, es bien dulce, decía la tía.
De aquellos terrones desparejos guardados en una "azucarera de plata", tiraba sobre mi tazón dos, ella, la tía Mena. Agua hervida, colador de trapo, mate cocido bien dulce. Se veían basuras en el agua, pero escuchar las anécdotas de las tías sobre Barrancas, Coronda, el Colegio Normal de Coronda en los primeros años del siglo XX era como vacunarse contra las aguas servidas, las napas contaminadas y la poca higiene de aquellas tías solteronas. Historias amenas y confianza. Hoy no alcanzarían, no me alcanzarían, por eso desconfío de las rápidas urbanizaciones y las más que generosas inversiones. Ojalá no vayan a poblarlas tías como aquellas, tan llenas de confianza en Dios.
Un personaje de la ciudad de Rosario fue "Pancho" Cattáneo. Verdadero emprendedor, quería poner un "semitecho" en La Peatonal. Obvio, los intendentes nunca quisieron. Murió joven, Dejó galerías, locales, en una existencia vivida con rapidez, con avidez. Los miércoles, en un restaurante que era de su propiedad (las paredes) y alquilaba a gente amiga había una reunión…je… de los miércoles. La presidía una jarra con agua. Esta es una ciudad generosa, "Bigote", me decía. Les cuesta caro que el agua sea buena y no nos intoxique, no hay ninguna denuncia por el agua, es buena, no intoxica. Es más, la mitad se pierde en cañerías viejas y están los avivados, que hacen cubitos y te venden carísima una bolsa de agua potable… que ellos no potabilizaron. "Self Made Man" era Francisco Cattáneo.
¿Por qué razón una columna de actualidad la dedicaste al agua y tus anécdotas personales? La pregunta es válida, porque es una pregunta y se sabe, lo importante es la respuesta. En la Región Rosario el agua cuesta, costará más. En la Región Rosario se urbaniza sobre napas de aguas muy sucias e irrecuperables. Ya son un problema. En la ciudad de Rosario hubo un misterio de inmensas inversiones en los primeros quince años del siglo. Ahora, desde 2015 a 2030 se está desarrollando otro. De la vida vivida se aprende para el porvenir.