Tal vez no sea el modo mas airoso de anunciarlo, pero quien sea elegido para ejercer el cargo de titular del Poder Ejecutivo de la República Argentina será el primer presidente posterior a La Peste. Lo consagrará el voto popular.
Tal vez no sea el modo mas airoso de anunciarlo, pero quien sea elegido para ejercer el cargo de titular del Poder Ejecutivo de la República Argentina será el primer presidente posterior a La Peste. Lo consagrará el voto popular.
No es sencillo entender, entendernos, sobrevivimos a una peste mundial que nos encerró, que cambió hábitos, costumbres y destinos. Nuestro sistema Político cruje en el único punto sin vueltas: el voto popular. Votaremos un presidente pos Peste. El primero.
Desde un tiempo bastante lejano que el mundo no entendía su finitud y la poca potencia de todos sus deseos ante el cosmos como ante los virus. Todos los sistemas políticos, desde los blandos hasta los duramente imperiales, debieron someterse. El virus mandaba.
En Argentina, la división más flagrante fue Urbano, Conurbano y Rural. En precauciones como en atenciones se advirtió la diferencia.
La medicina (que poco pudo hacer el primer año de La Peste) se dividía en médicos y comunicadores de La Peste y cómo atajarla (un imposible, claro está).
Alberto Ángel Fernández, porteño… y abogado, el 20 de marzo del 2020 decidió que estábamos apestados por decreto. Esa fue su primera participación en La Peste, la segunda los negociados con las vacunas y la tercera el festejo en pleno encierro.
Queda para el anatema ese hombre, Ginés González García, que advirtió que era menos peligroso el Covid que el dengue.
Escribí en El Litoral de Santa Fe (ejem) 130 artículos sobre La Peste y la guerra contra La Peste. Un modo de escapar al miedo y la incertidumbre, un modo como otros.
Hoy se sabe poco sobre las secuelas, solo que están. Voy a revisar esos textos, eran plañideros lamentos por un mundo (el anterior al fenómeno mundial) que se iba, en y por el encierro, hacia el recuerdo y el nunca más. Repitamos, hacia el recuerdo y el nunca más.
Pedroni presta unos versos que sirven para la circunstancia: "hay quien escribe cartas, quien sale a ver la Luna, para olvidar yo lijo, mi cajita de música, no lo hago para nadie, solo porque me gusta. Amarga es la madera de palo santo, pero es como el amor, que no muere y perfuma…"
La Peste mandaba. Salimos a mirar la Luna, cantamos al amor lejano y no entendimos qué fenómeno nos estaba atravesando. Aún hoy es difícil reubicarse en un mundo donde es sencillo decir: lo más querido ya no está mas, pero es durísimo de aceptar: no vuelve más. Somos otros.
El Presidente Fernández es un accidente de ese tránsito entre un verdadero antes y un inatajable después. Ojalá se hubiese dedicado a lijar una cajita de música.
En nuestro país fueron visibles las ausencias, verdadero oxímoron. Los personajes que hace 20 años cerraban el circuito político en Argentina no estuvieron.
Alfonsín fue un eje desde el 1983 hasta su muerte, pero está claro que sirvió al 2003. Ay, no está. La Peste no lo tuvo en la batalla socio política para sobrevivir como sociedad.
Ese es el tema: sobrevivir como sociedad. Ese es el tema presidencial: sobrevivir como sociedad.
Néstor Kirchner fue un ligerísimo inmigrante del sur que llegó y entendió la transacción (que no es la transa) y asumió compromisos que una libretita de almacenero parecía resolver pero no era así. Fue cigarra, no fue hormiga. Ay, no está.
Desde el comienzo del Siglo XXI, el relato se impuso al facto. La Peste estrelló el relato porque los muertos lo delataban. Peste, muerte y algunos actores políticos de chacota, francachela, y el viejo champán con chizitos que la foto descubrió. El relato estalló.
Hoy se puede decir: los DDHH no los inventaron los K. Ni los arreglaron, obvio. Los usaron, buscaron en la historia y robaron la actualidad con un relato, no con datos históricos, cuidadito con eso.
La Peste desnudó el tema: se rieron de los DDHH en su punto mas alto: atención primaria y vacunas. Mas exacto: se rieron de la vida.
Hay elecciones pronto; este 2023 se despierta sin aquellos personajes. Chau Menem. Duhalde es una sombra que palidece. Cristina es una porfía que no estudia más la realidad y quiere acomodarla a sus deseos pero ya no se puede.
Las encuestas le demostraron a Macri que lo suyo no era la Gestión Pública y a CFK que todo tiempo pasado fue mejor (coplas a la muerte del tío).
Digresión: en el reportaje pactado con Majul, el ex presidente dijo que el resentimiento es el eje del peronismo y citó a Evita. Extraña forma de resumir algo que marcha hacia el olvido o, por lo menos, a cambios tan profundos que nadie puede decir que el peronismo es lo que viene a gobernar Argentina en diciembre del 2023…¿ O sí…?
En todo caso… ¿qué es el peronismo? Qué es en el 2023, de eso se trata. ¿Qué es el antiperonismo para el mismo almanaque? ¿Se trata de eso en la batalla para gobernarnos? ¿Seguimos en peronismo y antiperonismo…? De ninguna de las preguntas tengo respuestas, soy periodista. Hago las preguntas.
Es risueño que CFK acepte el cartel callejero: Luche y vuelve. Caramba, es vicepresidente en ejercicio.
Es mas risueño que Mauricio recorra medios adictos (no hay error, adictos) sosteniendo que renuncia a su candidatura. No hay candidatos todavía, acaso pre candidaturas, que no es lo mismo y no estaba entre los mejores en la grilla de partida.
Broma personal: renuncio a la Candidatura a Presidente del Club Atlético Colón, fundado el 5 de mayo de 1905. Che, nadie me la ofreció, no podría, es imposible. La renuncia de Macri es similar. Colofón: le da lo mismo AFA, Conmebol, FIFA o Comité Olímpico… o renunciar a una candidatura a presidente 2023/2027 que nunca tuvo.
El mundo es ancho y ajeno, no alcanza con la presidencia. Ubiquémonos … El almanaque no hace bromas. La inteligencia artificial no tiene emociones. El Metaverso es un negocio. La conexión mundial es un hecho. Las diferencias en conocimiento, poder adquisitivo y destino se tratan (aplacan) con relatos y tendencias. Existen y no se pueden ocultar. El cine es una guerra de plataformas. Con 9 millones de visitas un "influenciador" triunfa vendiendo avisos de gaseosas… o llenando teatros noche tras noche. La Peste cambió las cosas.
Los que se proponen para la Gestión Pública mayor (Presidencia) saben que son mínimos y endebles. Que, perdón Lin Yutang, son una hoja en la tormenta.
El próximo presidente estará atado a los macro números negativos con más necesidades insatisfechas (microeconomía de bolsillo y panza) y sus años por vivir, su porvenir, son parte de la mediocridad que La Peste puso al aire al dejarnos desnudos y a la intemperie.
El próximo presidente, elegido por un voto popular condicionado por las variables universales que inciden en el conciente, el sub y el in (conciente) mas el típico estado de Hombre Masa (el primo Erich Fromm lo sostenía) será el primero Pos Peste.
Ya hubo este choque sobre 1914/18 con Irigoyen, la revolución industrial y el voto universal secreto y obligatorio. Ya hubo esta conmoción con el fin de la Segunda guerra (Perón 1946/1952) ya hubo este sopapo con NK 2003/2007 y las tasas chinas de crecimiento. Sin contar la caída del Muro, el pos modernismo y Carlitos Saúl.
Quien asuma contendrá los misterios que se encerraron en la cárcel. Eso cadalso que violentó nuestro pensamiento atorado entre el palier y el patiecito del fondo durante la cuarentena (siempre las cuarentenas son obligatorias).
Aislados, La Peste nos enseñó que todo es igual, nada es mejor y que es cierto: lo mismo un burro que un gran profesor. Cambalache superó el siglo donde sobrevivir fue problemático y febril y aún nos guía (qué sencillo es robarle a Discepolín, es tan Argentino cantando aquello que le dolía).
Para que nos entendamos. El presidente 2023/27 será el emergente de nuestra racionalidad alterada, nuestra información formateada y nuestros anhelos deturpados, distorsionados, en descomposición. Por el deliberaremos y gobernaremos, corrección: lo hará en nuestro nombre.
Una sociedad en tránsito no hará otra cosa que elegir un representante transitorio, provisorio, integrante de un mundo por llegar y de ninguna manera esquirla de un mundo que se derrumbó… o sí. Somos tan raros… tal vez como secuela de La Peste elijamos la nostalgia.