El presidente Alberto Fernández prefirió no caer en las tentaciones de la victimización política para explicar su abandono a la reelección. Aunque siempre sea más cómodo hablar del primer "renunciamiento" en video de la historia del peronismo, sin público y con cada palabra, cada escena de archivo y su música de fondo meditada y editada, el titular del Poder Ejecutivo Nacional se privó de intentar construir un mito final de autosacrificio personal, a la manera de Eva Perón o de quienes dan un paso al costado. Dice en cambio, contra esos gestos de monarcas, que son más importantes los proyectos colectivos que los individuos. Que primero está "la patria, luego el movimiento y después los hombres". No será la única cita al peronismo clásico.
Fernández habla tanto en calidad de jefe del Estado como desde su cargo de presidente del Partido Justicialista. Y se dirige con nombre y apellido a los militantes del partido de gobierno aunque se trate de la misma estética visual con que usualmente le habla a los argentinos. Quien vea sin sonido los casi 8 minutos disponibles en redes (no en cadena nacional) podrá sentir que los sustantivos colectivos peronistas y argentinos se mezclan, incluso cromáticamente en celeste y blanco.
En el último cuadro aparece el sello de "Argentina Presidencia", como para que no queden dudas aunque el peronismo y su interna sea su único destinatario.
Sin los remilgos del sacrificio personal, Fernández en su discurso -y en las imágenes que no son meros apoyos visuales sino que transmiten fuertes conceptos políticos- deforma la realidad tantas veces como lo necesite su versión sobre el fracaso. Omite datos como la escalada inflacionaria, sobre el aumento de la marginalidad o respecto del dólar que recibió a más de 45 pesos y hoy superó los 430. Pero para consumo interno de los dirigentes del justicialismo se incluye, dentro de una descripción general del difícil panorama económico, la corrida cambiaria actual que atribuye a "los especuladores". Aún sin culpar a la falta de apoyo interno del kirchnerismo, deja sentado que es uno de los motivos de su decisión de comunicar que no competirá en las Paso. Que busca calmar las aguas internas frente al billete verde incontrolable.
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El video admite, literalmente en blanco sobre negro, que estos "no fueron años fáciles" aunque los culpables son la deuda del macrismo, la pandemia, la guerra europea y la sequía, que "este año privó al país de 20 mil millones de dólares", magistralmente narrada en tonos ocres y grises que nos ponen en "alerta roja". Se sostiene que al oficialismo le duelen los resultados de su gestión para las familias más pobres y para los trabajadores por el derrumbe del empleo y el ingreso. Sólo figura con cifras concretas el índice de desocupación del gobierno anterior y del actual, que ha bajado. Asegura que su llegada al gobierno significó dar final a "un ciclo de desazón para el pueblo argentino". Y plantea esperanzas recién para el próximo gobierno que espera no sea "de la derecha" y su "pesadilla", retratada con los rostros de los funcionarios de Macri y de grupos de supuestos libertarios de camisas negras que forman una amenazante ronda armados con antorchas, en medio de la noche. Hay una mención en imágenes a Raúl Alfonsín, al señalarse que pronto el país cumplirá 40 años de democracia y que el movimiento "debe democratizarse", y "revitalizarse".
El lenguaje de los abrazos
El video comienza y termina con el apellido Kirchner. Subraya en el primer minuto que se cumplirán pronto 20 años de la llegada de Néstor a la Casa Rosada y de inmediato pasa a las escenas de su asunción siempre de la mano de Cristina Fernández de Kirchner que, en un plano en contraluz donde vuelan papeles ante una multitud, parece una figura angelical con su traje blanco cubierto de una transparencia que le hace batir alas al mover sus manos y saludar al pueblo.
En el final, donde se admite que no hay espacio para una reelección, aparece un abrazo del oso: otra vez se muestra a la única responsable de su presidencia, pero en segundo plano y algo fuera de foco. La secuencia pertenece al momento en que recibió el bastón de mando. Antes dice que "nunca respondí" a las "críticas y maniobras" internas contra su gobierno "para garantizar la unidad de nuestro espacio político", con la que insiste al ubicar a sus "adversarios" fuera del justicialismo.
Mirá tambiénLa parábola del hijo pródigoLa proyección tiene una sucesión de abrazos y apretones de manos emotivos. Y sin contar los que el presidente da a caras anónimas, policías, obreros y manifestantes de actos partidario o no (no figuran los festejos del Mundial) se destaca el que se da con Máximo Kirchner y, en otras escenas de afecto, aparecen el ""Coqui" Jorge Capitanich, Santiago Cafiero y Daniel Filmus. También los presidentes de Estados Unidos, China, Brasil, Chile y el ex mandatario Evo Morales.
El momento cumbre de los abrazos llega en un dibujo al lápiz, que recuerda una famosa foto del primer peronismo. Muestra el cabello recogido y el perfil de Eva Perón fundida contra el pecho protector de Juan Domingo Perón. Antes se ven por unos segundos un paño que parece una bandera celeste y blanca donde en letras doradas de una palabra mayor apenas se alcanza a leer "den". Abundan las referencias a un supuesto presente de orden versus un pasado caracterizado como de caos, por la protesta social contra la gestión del ex presidente Mauricio Macri, en especial de partidos de izquierda, al que se lo ve con el FMI en tiempos de Christine Lagarde. También aparece Kristalina Georgieva con quien se firmó el acuerdo, justo cuando ella hace un gesto de aceptación a lo que le dice (propone) el presidente.
Hay una diferencia nada menor entre lo que se escucha y lo que se lee, por un instante. Es cuando Fernández dice textualmente que desde que comenzó a militar en el peronismo en los años '70 "nunca antepuse una ambición personal a una necesidad del conjunto", pero el texto dice que nunca lo hizo con una "misión". Que de hecho la tuvo, encomendada por quien lo hizo presidente.
"Sin Cristina es imposible, con Cristina sola no alcanza", fue la definición de Alberto que pareció luego premonitoria y fue conocida en la misma semana en que la dos veces presidenta lo bendijo como candidato al compartir la fórmula, en otro video que fue una verdadera una parábola del hijo pródigo.
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