Amalia Granata y algunas adjetivaciones sobre su actuación como Diputada Provincial, comentarios de cronistas políticos pagos o peor, guiados por resentimientos interiores raros y, para mí, desconocidos, obligan a reflexionar sobre los representantes populares en el país, la provincia y la región.
El siglo XXI multiplicó los arribos. Los que vienen de fuera del campo de juego, del juego de la Polis; outsiders que llegan para administrar la cosa pública. Inevitable: la crisis partidaria los convoca, es una conjura. No son unos sin lo otro: la crisis partidaria, la representatividad desnuda.
A puro golpe de memoria advierto que, en las últimas elecciones en la ciudad de Rosario un jugador de fútbol de Ñul, con tareas comunitarias muy loables, pero sin pasado en los partidos políticos, fue candidato y hoy es concejal. Ariel "la Chancha" Cozzoni.
Es esa misma memoria la que pone a la ex colega Susana Rueda, actual concejala, muy conocida por las múltiples tareas que hizo, desde ayudante de producción de mi amigo Nacho Suriani a exitosa empresaria periodística/televisiva.
La atrevida memoria suma a un cocinero televisivo, Marcelo, el menor de los hermanos Megna, que consiguió los votos a fuerza de comida gourmet en un canal cocinando frente a las cámaras. En lo personal su hermano Guillermo era mejor y más rotundo cocinero pero… la vida te da sorpresas. Hoy es el clarísimo concejal Marcelo Megna.
El comentarista con años de Ñul/Central y viceversa, Marcelo Lewandowski, irrumpe y, de las pantallas de los programas deportivos, salta a representar al Departamento Rosario en el Senado de la provincia.
Megna, Rueda, Granata sin partido detrás, apenas un sello de circunstancia. Antes tuvimos un veterinario televisivo que, como concejal, consiguió el cementerio para perros en la comunidad rosarina. Cosia su apellido.
La banca de un muchacho luchador contra su enfermedad, verdadero ejemplo de la sociedad, Lichu Zeno y la palomita del jugador de Rosario Central, la de Aldo Poy, cierra esta rápida recorrida que, se insiste, es a pura memoria, al simple correr de las teclas. Ambos del PDP. Al menos eso.
NO HAY CONTRATO QUE VALGA
Poli (de política, etc.) del gr. polis, (ciudad o pluralidad). La anti polis referiría a lo anti ciudad. Si el hombre es un animal político, si la política es el ejercicio de representar y gobernar en una "polis", la "antipolítica" sería anti gobernar una polis, pero la verdadera definición mediática lleva considerar representantes de "la antipolítica" a quienes tienen actitudes opuestas a los que gobiernan la polis… cuando se los elige se resignifica la sociedad. Votarlos es una contestación en rebeldía al orden… dentro del marco pactado. La contradicción es mayúscula, la crisis partidaria, la fragua ausente y el facto: estos aceros extraños no están templados
La anti política, sus sujetos de uso, puestos a deliberar y gobernar como representantes del pueblo, construyen riesgos en la comunidad, siendo el mayor desconocer los pactos pre existentes que podrían resumirse, en nuestras sociedades, en el Contrato Social. Deberíamos preguntarnos si no es ese el mensaje, esa ruptura, el salto al vacío de la mano de un/una outsider… "Dale, vamos…¿total… qué podemos perder?".
VOTO A VOTO, VERSO A VERSO
El elemento mayor, se insiste, en esta sociedad donde construimos y actuamos, es el voto. Nuestro gobernantes nos mandan porque "el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes".
Si los votantes eligen a personas con gestualidad diferente, otros pergaminos y un Curriculum Vitae que los aleja del común nada hay, en tal elección, como en tal postulación, que pueda ser insultado, denigrado. Son emergentes.
Una sociedad que elige a tales representantes no comunes, no tradicionales, no "al uso", está enviando una señal tan visible como que los votos la consagran. Tal consagración desnuda a la sociedad. No hay dudas de esta grafía, esta "rara" grafía.
NO VOTARLA NI PARA LA SUBCOMISIÓN DE FIESTAS
"No he votado a ninguno de los mencionados"... Muchos lo juran. Con igual énfasis puedo escribir que no voté ni votaría a Amalia Granata. Punto. Pero… empecemos otra vez.
Hay cuestiones esenciales a nuestra vida en sociedad. Se ha dicho y ahora se repite: el voto confiere mandato, representación. El voto popular es lo que se sostiene como imprescindible para el ejercicio del poder conferido, ese es el pacto democrático. Los votos mandan. Lucho por eso.
Quien insulta, ofende, denigra, disminuye la calidad intrínseca de un representante del pueblo necesita una advertencia: es a los votantes, a ellos es a quienes menciona el insulto proferido.
Dicho del modo más claro posible. El voto popular confiere mandato y el insulto, que denigra a tal persona es -en sustancia- insultar a quienes confiaron en ella y le otorgaron eso: representatividad.
EL ESPEJO QUE DEFORMA NO AYUDA
El espejo de las ironías sobre la diputada Granata, leídas en crónicas políticas sobre alianzas, fotografías, encuentros de otros representantes populares y la legisladora mencionada, deforma la imagen del firmante de tales ditirambos. También las calificaciones despectivas del decidor televisivo y/o radial con iguales mensajes.
El fenómeno de la legisladora es más un síntoma del comportamiento de la sociedad y cuidado: su modo de vida importa: ha sido convalidado con los votos.
El espejo para mirarnos y advertir las deformaciones es ese. La sociedad que vota a Amalia Granata a Megna, a Susana Rueda, tan iguales en su origen político y, por el voto legitimidados, no está cruzando el último cerro en Transilvania, antes del castillo. Es aquí y ahora.
CURA, COLCHONERO, REY DE BASTOS…
Consultado un claro referente partidario sobre posibles alianzas con la diputada Granata para las próximas elecciones contestó: "por ahora no… nos desperfilaría". Conveniencia en estado de máxima pureza.
La provincia de Santa Fe, el sur básicamente, deberá entender que, si se elige a personas con alto grado de conocimiento popular para integrar listas partidarias, se conseguirá lo perseguido, menos costo de campaña, tal vez mayor cantidad de votos, olvido de las formas y protocolos legislativos, desobligación del conocimiento y la capacidad de gestión como requisito y una advertencia que no se debe desconocer: creer en el voto es respetar el resultado de las urnas.
La necrológica sobre los partidos y la partidocracia está en ejecución. Sobre el 2019 Cozzoni, Poy, Megna, Lewandowski, Rueda y Granata tenían el tope de grado de conocimiento. A una sola se la vitupera en columnas periodísticas, al resto no. Eso es raro. A la fecha Granata es el límite de los outsiders. Nada indica que el límite no se correrá.
Confieso mi límite: el voto popular. En noviembre hay Elecciones Generales. No creo que tenga que cambiar. De los demás nada puedo asegurar.
Representantes de "la antipolítica", tienen actitudes opuestas a los que gobiernan la polis… cuando se los elige se resignifica la sociedad. Votarlos es una contestación en rebeldía al orden. La contradicción es mayúscula... la crisis partidaria.
La necrológica sobre los partidos y la partidocracia está en ejecución. Sobre el 2019 Cozzoni, Poy, Megna, Lewandowski, Rueda y Granata tenían el tope de grado de conocimiento. A una sola se la vitupera en columnas periodísticas