Viernes 12.1.2024
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Acontecimientos internacionales, reproducidos en el país como noticias de primera magnitud, obligaron a una pregunta. ¿Estamos lejos de tamaños atentados a la democracia y el respeto a la voluntad popular? Las amenazas no son fantasmas, tampoco sensaciones como aquellas que definía Aníbal Fernández, quien era ministro del gobierno nacional cuando definió la inseguridad como eso, como "una sensación". Tanto el presidente Javier Milei, como el gobernador Maximiliano Pullaro en la provincia de Santa Fe y el intendente Pablo Javkin en Rosario, responden a una cuestión tan sencilla como diferente: el mandato popular y tres perfiles distintos; sobre ellos las amenazas, claro está.
La amenaza al gobierno existe en dos planos, en uno tan individual como peligroso: las burdas pero reales advertencias (¿amenazas?) dirigidas al Poder Ejecutivo. El otro plano (de las amenazas) surge por razones colectivas, aparece cada tanto y refiere a quienes atentan contra el orden constituido y lleva a una repregunta: ¿Un mal ejercicio de la gestión pública no atenta contra el orden constituido?
Hay una cuestión que excede las palabras y replantea el tema con otra inquisición: ¿El poder constituido es el gobierno y está allí el poder? ¿Es ese el poder amenazado? ¿Amenazar al gobierno es amenazar al poder? ¿Se gobierna para el que votó o para el total? ¿Este suceso, muchas veces ignorado, no despierta desequilibrios? ¿No se licúa el poder al usarlo fraccionadamente? ¿Hay un poder por fuera del gobierno?
¿Qué es una amenaza? ¿Qué es el delito de amenazas? Veamos: "El delito de amenazas está regulado entre los artículos 169 y 171 del Código Penal. Consiste en anunciar a alguien la intención de causarle un mal o provocarle un peligro directamente a esa persona o bien a otras personas de su entorno más cercano" (es rápida Wikipedia). "Se conoce como amenaza al peligro inminente, que surge, de un hecho o acontecimiento que aún no ha sucedido, pero que de ocurrir, perjudicará a una o varias personas" (otra vez Wikipedia).
Complicamos el tema si le sumamos que el mal uso de la función pública, resolver equivocadamente las cuestiones de Estado, podría conformar una amenaza; el anuncio de un porvenir prometido que fracasa, fue un embuste y, en sustancia, entenderse como amenaza. El Poder Ejecutivo Nacional, si es inestable, es una amenaza… al menos de inestabilidad que, de la persona pasa al Estado, a la nación jurídicamente organizada, a todos, a usted y a mí.
¿El poder amenazado es una persona o un cargo? ¿Se amenaza al delegado que ejerce el poder o es el poder el que está amenazado? ¿Se trata de una amenaza al pueblo? ¿Cómo se reacciona frente a una amenaza? Demasiadas preguntas sin respuestas concretas. Parado en el periodismo y mediante la confesión: nada se sabe de leyes y códigos penales, comerciales o, finalmente, poco y nada se sabe de la Constitución Nacional y los virtuosos pactos preexistentes.
Hablemos del tema. Javier Milei tiene el poder que los votos le dieron y discute leyes y decretos con miembros del Poder Legislativo, esto es, con los representantes del pueblo que están, exactamente, representando al pueblo mediante el voto popular. Milei tiene/ejerce el poder y, en caso de enfermedad, cansancio, enojo, "principales principios principistas" que no entregará… u otras razones que él sabría explicar, decide que el poder, "su" poder está amenazado o -más duro- el poder que el pueblo le confirió está amenazado, no lo puede defender, dice "que venga otro" y se va.
Chau. "En caso de incendio rompa el vidrio". La frase para el botón anunciando el fuego está claramente identificada. "Nadie quiere nunca, nunca quiere alguien" romper el vidrio y apretar el botón de alarma. La Constitución Nacional indica que el poder sigue por los elegidos mediante el voto popular y cierra en una Asamblea (remember Eduardo Duhalde después de Fernando de la Rúa inerme, después de la cobardía política de Carlos "Chacho" Álvarez). Pregunta de hipótesis, pregunta hipotética: ¿Están incluidos Horacio Rossati y la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJ) en la línea que la Constitución indica? Quiere leerlo otra vez: ¿La CSJ y Horacio Rossati están en la línea de la sucesión?
El caso provincial es más directo. Hay amenazas contra Maximiliano Pullaro que provienen de delincuentes con privilegios disminuidos por el ejercicio real del poder que dan los votos. Buscando frenar una violencia desmadrada Pullaro es amenazado. Todos adherimos, con vehemencia, al abrazo solidario y la contención a Pullaro y su familia (algunos no lo expresaron, pero existiría la seguridad de que son silenciosos solidarios… ejem).
El gobernador debe, por construcción suya (y por mandato constitucional) defendernos y eso hace; eso intenta y por eso la amenaza. Nótese que amenazan a quien lo detenta democráticamente… pero cuidado, por debajo está la definición de "El Poder". Vivir en Rosario es habitar en una ciudad/región tomada por los narcos, como dice un libro de reciente aparición y, a la denuncia que se sostiene en sus páginas, no respondieron las autoridades, concretamente Omar Perotti y "las autoridades comunales y municipales" de la región.
Pullaro, es evidente, actúa como cree que corresponde y está en juego su vida, la de su familia y el concepto general: el poder lo tienen los votos. El voto popular consagró a Pullaro y uno de sus mandatos es combatir al poder narco que se adueñó de la ciudad. Demasiadas cosas en una sola persona y en el mismo momento. Convendría ayudarlo. La Constitución Provincial especifica los pasos a seguir en la emergencia y la necesidad de ayuda. No es igual a la Constitución Nacional en estos ítems.
El gobierno nacional no entiende. No alcanza un gesto publicitario, es mínimo un operativo que, desde el gobierno nacional, es más una foto que un plan a mediano y largo plazo. No es cuestión de un banderazo. Es dinero para salud y educación, tecnología, personal capacitado. Son años. No una foto con la señora Patricia Bullrich al pie del Monumento.
No alcanza con alguna declaración municipal, con escasa repercusión. ¿Debe o no debe el Poder Ejecutivo Municipal (Javkin) declarar y actuar más enfáticamente sí o no? ¿Está la ciudad para anuncios de una pavimentación o las amenazas al gobernador ponen un orden de prioridades diferentes? Una intendencia es Alumbrado/Barrido/Limpieza o algo más, si es algo más… ¿qué cosa es prioritaria?
Las medidas provinciales… ¿necesitarían una atención particular del Poder Legislativo provincial? Los ríos y los puertos… ¿quién los cuida y cómo? Los diputados y senadores… ¿qué deberían hacer? El "quietismo" no arregla nada. Aprobaron leyes que ayuden al tema… ¡fenómeno! Aplausos. Es un indicio.
El Concejo Municipal, sus más afiladas espadas radicales y aliados… ¿deben plantearse la distracción como el método para salvar su cargo o enfatizar el hecho: se vive en una ciudad tomada? El poder está amenazado por una tribu que tiene otras reglas, otro código y otra expectativa sobre la existencia misma. También por quienes no entienden que fueron elegidos para representar mejoras en salud, trabajo, educación, seguridad.
Los peores gobernantes son los que creen que gobiernan solos, sin conversar, sin consensuar. Parafraseo un dicho popular. El poder absoluto es una amenaza permanente porque corroe la base de una sociedad: el diálogo. La más dura amenaza al poder es apartarse de la democracia plena. El mundo narco no quiere la democracia plena, por eso las amenazas. Milei está amenazado por todas las contingencias que apuntan a la ceguera. Si Milei se enceguece no solo está en riesgo su poder, emanado del voto popular.
Pullaro está amenazado por una tribu que tiene otras leyes, otro código, diferentes rituales y conceptos sobre la vida, la muerte y la libertad. Javkin, el intendente de Región Rosario, debería entender cuál es su rol en mitad de este juego del largo enero de 2024. Es el periodismo quien debe indicar si se cumplen los roles asignados, incluyendo el propio: preguntar. Hoy la pregunta es absoluta: ¿Existen las amenazas al poder?