“El terrorismo sigue, la impunidad también”, es el eslogan con el que se convoca a recodar el trigésimo aniversario del atentado contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina ocurrido a las 9.53 del 18 de julio de 1994.
En el expediente que sigue abierto luego de ser considerado como un crimen de lesa humanidad aún no hay ningún condenado.
“El terrorismo sigue, la impunidad también”, es el eslogan con el que se convoca a recodar el trigésimo aniversario del atentado contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina ocurrido a las 9.53 del 18 de julio de 1994.
Tras la explosión de un coche bomba el edificio quedó reducido a escombros y se cobró la vida de 85 argentinos más allá de su fe religiosa. También hubo unas 300 personas heridas y en calle Pasteur 633 quedó una herida abierta que aún mantiene vivo ese reclamo.
El mayor atentado terrorista en suelo argentino y el mayor contra un objetivo judío luego de la Segunda Guerra Mundial sigue, tal como lo sostiene la Biblia en el Deuteronomio bajo el pedido de “Justicia, justicia perseguirás”, pero la estructura judicial nunca estuvo a la altura de la investigación como para poder esclarecer el mecanismo y los responsables.
El rabino tucumano Eli Levy sostiene en su página web que el versículo bíblico “alude a la búsqueda constante de justicia. La expresión hebrea tirdof ‘perseguirás’, se refiere a una búsqueda constante de perfeccionar la justicia y la forma de comportarnos como sociedad. No dice ‘alcanzaras la justicia’ sino perseguirás, es un objetivo móvil, que una vez que la sociedad se perfeccionan los estándares de justicia deben ser más refinados”.
La respuesta que debió darse nunca estuvo a la altura de los hechos ni de la visión de quienes conducen la fe judía. Al contrario, fue todo muy lamentable tanto en la investigación como en los estrados judiciales. Además ya se había vivido otro atentado contra la embajada de Israel el 17 de marzo de 1992 que había dejado un saldo de 22 muertos y cientos de heridos.
En el expediente que sigue abierto luego de ser considerado como un crimen de lesa humanidad aún no hay ningún condenado. Sí hay un pedido de captura internacional sobre los imputados como los máximos responsables del atentado: el ex agregado cultural de la embajada iraní en Argentina, Mohsen Rabbani; el ex ministro de Información y Seguridad iraní, Alí Fallahijan; el comandante de la Guardia Revolucionaria, Mohsen Rezai; el tercer secretario de la Embajada iraní en la Argentina, Ahmed Reza Asghari; el comandante de las Fuerzas Quds, Ahmad Vahidi; el ex embajador en la Argentina Hadi Soleimanpour; y Alí Akbar Velayati, ex ministro de Relaciones Exteriores.
Estas alertas rojas, el reclamo constante de la mayoría del pueblo argentino y hasta el alineamiento del gobierno de Javier Milei con Tel Aviv, junto con la declaración de Hamás como organización terrorista y hasta el reconocimiento presidencial hacia los “hermanos mayores” han provocado que en las últimas horas se conociese la última amenaza desde Irán.
En efecto, el Theran Times publicó un artículo en el que sostiene que “al acercarnos al 30º aniversario de la explosión en el edificio de la Asociación Sionista Argentina en Buenos Aires, parece que estamos en el umbral de un nuevo acontecimiento después de tres décadas de ambigüedad y desviación en el caso de un crimen".
Sostienen que el proceso de manejo de este caso ha durado más de 30 años, mientras que durante este largo período "ningún proceso de investigación técnica ha llegado a un resultado confiable por parte de la policía".
La nota se cierra con una clara amenaza al gobierno y pueblo argentino: "Sin duda, Teherán no olvidará la política antiiraní de Buenos Aires, pero Irán ha demostrado que no juega fácilmente en el tablero de ajedrez del enemigo, pero en el momento y la posición adecuados, impondrá su propio juego al enemigo y le hará arrepentirse de su enemistad con Irán".
Habrá que ver si luego de tres décadas se puede avanzar en el juicio por ausencia y que llegue la condena para quienes cegaron las 85 vidas en la Argentina. Y, al fin, alcanzar la justicia.