La estabilidad macroeconómica es el anhelo del gobierno del presidente Javier Milei. Sin lugar a dudas, todos los esfuerzos económicos se direccionan a la baja de la inflación. Sin embargo, a pesar de ser una cuestión muy importante, no alcanza solo con estabilizar, sino que también hay que crecer. Y hacer ambas cosas de manera sostenida es el gran desafío y la abultada deuda argentina.
Argentina es el país del eterno péndulo. Vamos y venimos en términos de crecimiento económico, viajando en una eterna montaña rusa que nunca deja de subir y bajar. Sin embargo, el dato es que hace doce años nuestra economía se encuentra estancada, viviendo un profundo proceso de inflación en ese lapso, por lo cual se podría caracterizar como un período de estanflación de punta a punta.
El primer desafío del gobierno actual se centró en comenzar a desandar un camino de reacomodamiento de precios relativos, el cual todavía se está produciendo, sin caer en una hiperinflación. Al pisar precios en una economía que venía indexada por inflación, se producen estos desajustes que a la larga o a la corta siempre terminan recomponiéndose, ya que la realidad termina imponiéndose. Salto abrupto del IPC en el mes de diciembre de 2023 y luego una tendencia decreciente. Argentina vive en un eterno loop, producto de "tomar anabólicos" en años electorales, simulando una economía real que se sostiene de manera pasajera, pero que luego, al liberarla, termina saliendo a la luz una realidad que se encontraba atada con alambres.
Mirar para atrás solo para aprender de los errores. Nuestro país no puede ni debe perder tiempo en repartir culpas. Las cosas que se hicieron mal, justamente ya se hicieron. Es hora de mirar al futuro. Un futuro que, en materia económica, nos debe hacer despertar de este largo letargo. Vivimos en un péndulo porque caemos repetitivamente en los mismos errores. La estabilidad es hija del orden fiscal y monetario, es decir, cuidar los recursos del Estado y destinarlos de manera eficiente, manteniendo un sano equilibrio en las cuentas públicas para no caer en el financiamiento vía emisión monetaria del déficit fiscal.
Sucesivas crisis se sucedieron por gastar más de lo que ingresa sistemáticamente. Pues bien, de ahí deriva el ajuste. Sin embargo, aquí aparece un tema crucial en referencia a quienes deben pagar dicho ajuste: ¿los jubilados?, ¿la comunidad universitaria? La urgencia de ordenar financieramente las cuentas públicas no debe hacernos perder el norte sobre el país que queremos.
Argentina debe desarrollarse y crecer con orden fiscal y monetario de base materializados en estabilidad, pero también debe contemplar una educación pública de calidad al servicio de la comunidad, jubilaciones dignas que vayan en consonancia con la inflación, y apostando a un sistema científico tecnológico que agregue valor a nuestra producción para salir a ofrecerla al mundo. Es cierto que los recursos son finitos. Es verdad que la restricción presupuestaria existe y en nuestro país durante un largo tiempo se ignoró. Pero hay que establecer prioridades, y la palabra desarrollo es más amplia y abarcativa que el concepto de crecimiento económico.
Pues bien, Argentina necesita crecer económicamente, pero también desarrollarse. Detrás de los números, hay personas que sueñan con educarse, acceder a un empleo y desarrollar su vida en comunidad de manera digna y segura a la hora de su retiro.
Además del orden financiero, es necesario hablar sobre la manera de cómo dotar de mayor empuje a los sectores productivos, los cuales son el motor del desarrollo de nuestro país. El terreno fértil es una macroeconomía ordenada sobre la cual es necesario edificar la estructura del crecimiento sostenido, mediante políticas que apunten a la creación de empleo, aumento en la productividad y financiamiento a los sectores estratégicos de nuestra economía.
El tiempo no para, y no espera. Los doce años de estancamiento de nuestro país no fueron casualidad sino causalidad. Orden macroeconómico, crecimiento vía productividad liberando burocracia y apostando a la eficiencia. Un desarrollo integral que contemple a los distintos sectores de la sociedad. Argentina tiene con qué y puede hacerlo.
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