Por Javier Vigo Leguizamón - Abogado Arturo Larrabure
Argentino del Valle Larrabure, mártir por la fe
Murió perdonando a sus enemigos. La Santa Sede autorizó el inicio de la causa de beatificación y canonización del militar secuestrado y asesinado por el ERP. El pasado 14 de marzo fue declarado Siervo de Dios.
Ciudad del Vaticano, 24 de octubre de 2022. Su Santidad el Papa Francisco recibe a Arturo Larrabure, hijo de Argentino Larrabure. Archivo El Litoral
Miércoles 17.5.2023
23:02
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Viktor Frankl fue uno de los referentes más destacados de la psicología del siglo XX. En 1942, en pleno apogeo del régimen nazi, él y su familia fueron hechos prisioneros e internados en campos de concentración. El grueso de ella no pudo sobrevivir, sí Frankl, quien tiempo después, bajo el título "El hombre en busca de sentido", editaría el manuscrito que había redactado mientras vivía en condiciones infrahumanas.
En dicho escrito, Viktor explica que aún en las condiciones más dramáticas el hombre conserva su libertad interior, mantiene su capacidad de elección; puede conservar un reducto de libertad espiritual, de independencia mental, incluso en terribles estados de tensión psíquica y física. "Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: la libertad humana", escribió el fundador de la Logoterapia.
Las conclusiones de Frankl son absolutamente aplicables al calvario que el coronel Argentino del Valle Larrabure padeció durante 372 días, luego de ser secuestrado el 11 de agosto de 1974, en pleno gobierno constitucional, por el autodenominado Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), que pretendía destruir la república e imponer un régimen marxista. El Dicasterio de la Causa de los Santos de la Santa Sede, considerando a este heroico militar como Siervo de Dios (fue declarado como tal el 14 de marzo de 2023), acaba de autorizar el inicio de la causa de su beatificación y canonización.
No lograron quebrarlo
Sin quebrarse, el coronel Larrabure permaneció fiel a Dios, a su Patria y a su Ejército. El martirio por la fe es una gracia a la que pocos cristianos acceden haciendo de su propia vida una entrega total por la verdad del Evangelio. Enfermo de asma, Larrabure fue torturado y asesinado, luego de estar recluido en una "cárcel del pueblo" de 2,20 metros de largo por 2 de alto y 1 de ancho, ventilada sólo por un extractor.
En el momento clave de su vida, Larrabure no se quebró. Juan Arnold Kremer, sucesor de Mario Roberto Santucho en el buró político del ERP, en el libro "Símbolos y fantasmas" de Germán Ferrari, páginas 81 y 82 (1), confesó que al coronel se le propuso "que se ganara la libertad" colaborando con ellos y se negó en forma terminante: "(…) le pedimos que de cursos de explosivos y de ciertas técnicas a nuestros compañeros. Larrabure se puso en patriota y dijo que jamás iba a colaborar".
Firmemente decidido a no canjear sus ideales por su libertad o por el dinero, el coronel escribió: "(…) Hijo mal parido sería trocar este mísero encierro por una libertad física, mientras mi alma se envilece con el fango de estos miserables. Mi capacidad técnica la posibilitó mi Patria para ponerme al servicio de una sociedad, la sociedad argentina".
El perdón a sus secuestradores
En 2013, quinientos mártires por la fe, asesinados por el bando republicano durante la guerra civil española, fueron beatificados por el Papa Benedicto XVI, destacando los obispos españoles, en su "Mensaje con motivo de la Beatificación del Año de la Fe" (Tarragona, 13 de octubre de 2013), que ellos "no se dejaron engañar con teorías y con vanas seducciones de tradición humana, fundadas en los elementos del mundo y no en Cristo". (Col 2, 8)
Por el contrario, fueron cristianos de fe madura, sólida, firme. Rechazaron, en muchos casos, los halagos o las propuestas que se les hacían para arrancarles un signo de apostasía o simplemente de minusvaloración de su identidad cristiana. "Por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había transformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor, con el perdón de sus perseguidores", continúa el mensaje.
Como ellos, Larrabure es mártir por la fe, porque murió perdonando a sus enemigos. "Aún suceda lo peor, no deben odiar a nadie y devolver la bofetada poniendo la otra mejilla (...)", rogó en una de las cartas dirigidas a su familia dando un profundo sentido a su sufrimiento.
Sustituir la memoria por la historia completa
Al recibir a su hijo Arturo en 2022, Su Santidad el Papa Francisco, luego de instarlo a continuar trabajando en pos de la beatificación de su padre, dijo: "Parece mentira, parece mentira, tener que mendigar la historia". Esa sincera apelación del Santo Padre no es otra cosa que una crítica certera al maniqueo relato de la memoria que, negándose a asumir la verdad completa, menosprecia a las víctimas del terrorismo guerrillero y mantiene impunes a sus victimarios.
Contra ese relato, justamente, el ejemplo del coronel Larrabure resuena en la patria, porque así lo expresó en su diario de cautiverio: "Quiero morir como el quebracho, que al caer hace un ruido que es un alarido que estremece la tranquilidad del monte. Quiero morir de pie, invocando a Dios en mi familia, a la Patria en mi Ejército, a mi pueblo no contaminado con ideas empapadas en la disociación y en la sangre. ¡Oh, Dios misericordioso, te pido humildemente me concedas esta gracia! ¡Dad a mi espíritu tu protección generosa para que mi vida cese como la serena llama de una vela que se extingue".
En momentos en que en el ámbito religioso se tramita la causa de beatificación, la Corte Suprema de Justicia tiene a estudio el recurso que pretende que su crimen sea declarado de lesa humanidad. Se ha pedido expresamente la aplicación del Informe 55/97, emitido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en ocasión del ataque que el Movimiento Todos por la Patria realizó al regimiento de la Tablada.
Allí se consideró que tanto los terroristas como los militares estaban obligados a respetar, en el marco de un conflicto armado interno, el artículo 3 común de las Convenciones de Ginebra de 1949, por el cual se impide torturar y asesinar a un prisionero de guerra. Ese dictamen fue respetado y aplicado en la Causa Arrillaga por la Corte.
Soslayando la referida jurisprudencia, la Cámara Federal de Rosario sostuvo falsamente, para no respetarlo, que en el ataque a la fábrica de Villa María durante el cual fue secuestrado Larrabure, el Ejército no había combatido. Ello silencia, en realidad, que el jefe de la unidad, el teniente coronel Osvaldo Jorge Guardone, luchó bravamente durante más de una hora, para repeler desde su casa el intento de secuestrarlo y a la vez abatir al guerrillero Ivar Brolo.
(1) Entrevista realizada por el autor a Juan Arnold Kremer (alias Luis Mattini) el 5 de diciembre de 2008
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