Contenidos producidos para El Litoral desde la Junta Provincial de Estudios Históricos.
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Hace doscientos años Santa Fe era un estado independiente. No existía una figura jurídica superior que pudiera identificarse con la Nación. La guerra por la independencia americana estaba inconclusa y las denominadas "provincias" se concentraban en sí mismas afirmando sus propias instituciones, unidas las del litoral por el débil vínculo del Tratado del Cuadrilátero (25 de enero de 1822). El Congreso que el gobernador Juan Bautista Bustos había propiciado en Córdoba se disolvía antes de que pudiera constituirse en medio de demoras interminables.
Estanislao López gobernaba la provincia desde 1818. Había asumido el mando en plena guerra con Buenos Aires y tuvo que enfrentar y rechazar sucesivas invasiones porteñas hasta que firmó el Armisticio de San Lorenzo con Manuel Belgrano en abril de 1819. Esa pausa le permitió revalidar sus títulos mediante elecciones libres y dictar el Estatuto Provisorio de ese año, primera norma constitucional de una provincia argentina, siendo como era por entonces –repito- un estado independiente.
En el manifiesto con que López acompañaba su Estatuto declaraba: "(…) Nos hemos reconcentrado en nuestro suelo, fijando en él los resortes de nuestra suerte y el sostén de nuestra libertad. Mantendremos nuestro estado, y en el fallecimiento de la guerra civil entraremos en el todo de esa gran nación que esperan ambos mundos". Es decir, la Nación era una expresión de deseo, la realidad era la provincia, impropiamente nombrada como tal. Otras asumieron decididamente la denominación de "República" en constituciones dictadas hacia 1820 y 1821, como Entre Ríos, Córdoba o Tucumán.
El Estatuto santafesino en sí mismo no hace ninguna referencia a las Provincias Unidas del Río de la Plata, ni a la Liga de los Pueblos Libres. Se reconoce en cambio, parte de un proceso que denomina "causa general de América" y establece que el gobernador jurará sostener "la causa general que defiende la América del Sur y la de la independencia de la provincia". No hay una dimensión intermedia que pudiera corresponder a un Estado Nacional, aun antes que cayera el Directorio en los campos de Cepeda el 1º de febrero de 1820, por obra de las montoneras de López y Ramírez.
Al declararse la autonomía santafesina, el 24 de marzo de 1815, se había arriado la bandera española –que todavía flamearía en el fuerte de Buenos Aires hasta abril- y fue reemplazada por la de Artigas. "Se enarboló la bandera de la libertad con toda solemnidad en medio de la plaza, compuesta de una faja blanca en el centro, dos celestes a los lados y una encarnada que la cruzaba", cuenta el cronista Iriondo en sus "Apuntes".
La misma fuente señala que cuando el coronel Viamonte recuperó Santa Fe para el Directorio, "quitaron la bandera santafesina y enarbolaron la celeste y blanca de la Patria", expresión que Diez de Andino comparte en su "Diario", aunque en otro párrafo de su manuscrito en el que se refiere al mismo asunto anotó: "El 3 del corriente [septiembre], domingo, se formó parte de las tropas en la plaza, se enarboló la bandera de Buenos Aires, con repiques, salvas de fusil y cañones". La bandera de Belgrano fue, durante la "guerra civil" considerada como la "bandera de Buenos Aires".
Poco duró la enseña celeste y blanca en su mástil, pues fue reemplazada el 3 de abril de 1816 por la artiguista, cuando Estanislao López y Mariano Vera recuperaron la ciudad para la causa federal. "Se enarboló la bandera del Coronel José Artigas, se repicó y hubo salvas de cañón y fusiles, el miércoles a la tarde, 3 de abril", anota Diez de Andino. Es decir que, entre marzo de 1815 y abril de 1816 flamearon en la plaza santafesina alternativamente la bandera española, la de Artigas, la de Belgrano y nuevamente la de Artigas.
La bandera artiguista era compartida por las provincias que seguían al "protector". Flameó triunfante en los campos de Cepeda, al frente de los batallones santafesinos, entrerrianos y correntinos, pero fue humillada en Tacurembó por los portugueses, primer gran contraste de los que apurarían el ostracismo del caudillo. En su enfrentamiento con Ramírez ambas partes llevaban la misma bandera. La posterior ruptura de Ramírez con Santa Fe llevó a López a solicitar a la Junta de Representantes la creación de un pabellón diferente el 10 de abril de 1821.
El mensaje a la Junta pone de manifiesto el carácter de estado soberano que revestía Santa Fe. Correspondiendo a una provincia libre e independiente, señala, "gozar de la regalía de contar con una bandera particular, cualidad que no afecta a la que hasta aquí ha usado aquella para uniformarse con la oriental que defendían las huestes del General Artigas y hoy las del Supremo entrerriano", encomienda adoptar alguno de los diseños que acompaña, "para distinguirla de todas las provincias, y sin que falte el color colorado para la mayor perspectiva, lucimiento e inclinación al gusto común de los paisanos".
En el siguiente párrafo se repite lo que ya vimos en el "Manifiesto" que acompañó al Estatuto Provisorio. La nueva bandera sería "jurada solemnemente hasta la constitución de la Nación americana, y defendida hasta derramar la sangre". La idea de una Nación americana, cuyos contornos no era posible precisar en 1821, se presenta como un horizonte futuro. Mientras tanto, la única realidad política, aunque provisoria, era la provincia independiente y soberana, atributos de los que la bandera sería símbolo y emblema.
La Junta de Representantes aprobó un diseño que no llegó a materializarse, seguramente a causa de la guerra desatada por Ramírez. Tenía dos triángulos rojos que avanzaban desde los extremos.
El 1º de agosto de 1822, Estanislao López volvía sobre el asunto de la bandera y solicitaba al cuerpo legislativo que la adoptara roja, blanca y celeste, con las armas de la provincia estampadas en el centro en color amarillo con la leyenda de "Provincia Invencible de Santa Fe", formato aprobado por la legislatura el 3 de agosto.
Llama la atención que el 17 de enero de 1831, a pocos días de firmado el Pacto Federal, la Junta de Representantes acordara "sobre los colores que debía tener la bandera de la Provincia", resolviendo que "fuese tricolor, celeste, blanco y encarnado", agregándose "mientras las provincias reunidas deliberan sobre el particular".
¿La bandera de 1822 tuvo continuidad? ¿Por qué se consideró necesario ratificar sus colores nueve años después? Nótese que nada se dice del óvalo amarillo con las armas de la provincia. La referencia a que el tema de la bandera sería definido por las provincias reunidas, resalta la confianza que se alentaba en Santa Fe sobre la pronta organización nacional que el pacto del 4 de enero parecía anunciar. La posición de Rosas prolongaría, sin embargo, la condición de las provincias como estados soberanos independientes reunidos en confederación hasta 1853.
La bandera de Santa Fe fue la única enseña durante todo ese tiempo, y flameó en Caseros en tal carácter. Luego se desplazó a un segundo lugar detrás del pabellón nacional, hasta que su uso se fue diluyendo con el transcurso del tiempo. Fue recuperada oficialmente en 1986 en su versión de 1822, cuando se celebró el bicentenario del nacimiento del Brigadier General Estanislao López.