¿Alguna vez se pusieron a pensar con qué olores, con qué aromas y texturas se encontró Jesús, el Niño Dios, al nacer en un rústico establo de Belén? Me gustaría imaginarlo, sentirlo y compartirlo con ustedes:
Momento mariano.
¿Alguna vez se pusieron a pensar con qué olores, con qué aromas y texturas se encontró Jesús, el Niño Dios, al nacer en un rústico establo de Belén? Me gustaría imaginarlo, sentirlo y compartirlo con ustedes:
* Seguramente con el olor a los animales y a la paja del viejo establo, fueron sus primeras vivencias. La piel suave de un bebé, recién envuelto por María y José, en una improvisada cuna de piedra y troncos.
* Es un pesebre, un establo abandonado, no hay que olvidarlo. Quizás no sean los aromas y olores acordes ni dignos del recién nacido… el que era anunciado, esperado, querido. Nacía entre pastores y el canto de los ángeles: ¡Gloria a Dios!
* Olor a bebé; olor a mamá, María Santísima; sabor a Pan Eucarístico. ¡Olor a José, el papá del silencio!
* Belén, con la Sagrada Familia, es la casa del "pan de Dios hecho hombre eucarístico". Es decir Dios mismo hecho "pan salvífico", como "fruto de la cruz en el calvario", más adelante gratuito, sin merecerlo nosotros.
* ¿Te aproximaste muy cerca al pesebre de tu casa? ¿Qué aromas y olores descubriste este año en el mismo, por la fe y la esperanza? Es probable que a pobreza, a falta de comida y medicamentos, a enfermedad, ancianidad, discapacidad, muchas desorientaciones sexuales, culturales, de valores evangélicos y… ¡Paro, me detengo, porque hay muchas más!
En esta Navidad debemos afirmar que Dios se hizo hombre en todo, menos en el pecado, para redimirnos, la mayor tarea de todo cristiano: intentar por lo menos ser santos, en respuesta a la mayor honra de Jesús y del amor de Dios por nosotros. "Porque Dios siempre puede más", como decía Juan Pablo II, quedándose en el "Milagro de la Eucaristía". Aunque desnudo y con frío, quizás indefenso y vulnerable, pero con unos testigos de lujo: ¡Los pastores y los Reyes Magos!
Así nació el hombre destinado para ser el "Hombre de los Dolores"; gratuitos, pero salvíficos, en su camino al Cielo. El que nos sigue amando, hoy también. ¿Podrá, entonces, el Niño Dios, en esta Navidad, nacer también en nuestros corazones? ¡Con qué olores?
(*) Diácono permanente. Texto de Navidad. Parroquia Sagrada Familia de Santa Fe.