Por Ana María Cecchini de Dallo
Por Ana María Cecchini de Dallo
En el ciclo de guerra interna que tuvo lugar en el territorio del Río de la Plata, jalonado por pactos, constituciones y congresos fracasados, se plantearon algunos fenómenos dignos de recordar: uno de ellos fue la coherencia de las dirigencias de los grupos beligerantes para alcanzar la organización constitucional de las provincias, otro fue el de los cambios de partido de cierta dirigencia que abandonó los ejércitos nacionales, formados para combatir por la independencia, pero que, por su condición militar, eran condicionados a adherir al partido de Buenos Aires.
El proyecto compartido de una organización republicana
Las provincias de Córdoba y Santa Fe desarrollaron un vínculo, entre 1820 y 1829, que las acercó en planes políticos comunes, convirtiéndolas en generadoras de oportunidades positivas para alcanzar la organización republicana y federal por medio de una constitución. Además ellas mismas se constituyeron en modelos para las otras provincias que fueron declarando sus autonomías, al dictar sus reglamentos organizativos provinciales, Santa Fe en 1819 y Córdoba en 1821.
Desde la formación de la Liga de los Pueblos Libres, ambas suscribieron y participaron de reuniones trascendentes, tal como ocurrió con el Congreso de Arroyo de la China, e izaron la bandera de la Liga declarando con ese gesto la condición de independientes. Si bien la marcha posterior no fue pareja, ya que Santa Fe continuó posicionada detrás de un sistema constitucional federal, Córdoba, en cambio, participó del Congreso de Tucumán, y aprobó la Constitución de 1819. Es justo recordar que algunos diputados cordobeses al Congreso procuraron un acercamiento entre los partidos en pugna.
La avanzada federal de 1820 clausuró la aprobación de la Constitución de 1819, fue decisiva, ya que los partidos porteños resolvieron la creación de la provincia de Buenos Aires, que se supuso se integraría con las demás, en igualdad de condiciones, lo cual poco después dio lugar a conflictos políticos internos que desataron la anarquía en Buenos Aires.
El asolado territorio santafesino fue testigo de otro hecho determinante para la política interprovincial, el motín de Arequito que marcó el cambio de posicionamiento de Córdoba. Juan Bautista Bustos, que marchaba a invadir Santa Fe con las tropas del Ejército del Norte, le escribe a Estanislao López -, reconociéndolo como General en Jefe de las fuerzas libres de Santa Fe, desde el Cuartel de la Esquina, el 12 de enero de 1820, expresando:
…puede V.M. reputarme como un amigo, que no desea otra cosa que la felicidad del país arruinado por la guerra civil, que debemos terminar de un modo amistoso. Yo estoy satisfecho de sus buenos sentimientos, y espero que V.S. como verdadero patriota, contribuya por su parte a tan sagrado objeto, bajo la más segura garantía, en sus personas e intereses. Yo me retiro hasta Córdoba, desde donde trataremos con más extensión, todo cuanto conduzca a la prosperidad y seguridad de las provincias hermanas. Dios guarde a V.S. muchos años.
Estalló entonces el conflicto con Artigas, planteado a partir del Tratado del Pilar, en el cual había sido ignorado por la dirigencia firmante; volvió la guerra, Francisco Ramírez lo enfrentó y derrotó definitivamente en Rincón de Ávalos en julio de 1820.
Origen y desarrollo del Congreso de Córdoba
Entre tanto Buenos Aires y Santa Fe, con la mediación del gobernador de Córdoba Juan Bautista Bustos, intentaban cerrar su enfrentamiento, para ello convinieron, el 24 de noviembre de 1820 - en la estancia de Tiburcio Benegas-, una vez más, aquellos puntos que eran medulares en los pactos, entre ellos, la reunión de un congreso en Córdoba.
El Congreso Federativo de Córdoba, que tendría lugar en la Sala Capitular, fue objeto de idas y vueltas a lo largo de 1821, concurrieron los diputados de las provincias interiores. Santiago del Estero, Mendoza, Salta, Tucumán, San Juan, San Luis y Catamarca. Santa Fe, eligió y envió a Pedro Tomás de Larrechea, quien desde Córdoba le comentaba a López que era testigo de largas discusiones, provocadas por los diputados porteños, que descalificaban a los otros representantes en lo que consideraba como una …política rastrera y maliciosa…
Al mismo tiempo, el gobernador López tuvo que resistir la invasión de Francisco Ramírez que pretendía ampliar sus dominios. Ingresó en Santa Fe en mayo de 1821, fue derrotado por López en Coronda, siguió a Córdoba adonde fue batido nuevamente, hasta que murió en la persecución tras el combate.
La diputación de Buenos Aires para el Congreso, luego de sucesivas elecciones y renuncias, el 20 de febrero de 1821, se conformó con: Matías Patrón, Teodoro Sánchez de Bustamante, Juan Cruz Varela y García Valdés. Esta representación, de la ciudad y la campaña, fue calculada en relación con la población, de allí que superara a las otras provincias. La Junta Provincial bonaerense les dio instrucciones para que, decidieran medidas que contuvieran el avance de las fuerzas luso-brasileñas sobre la provincia de Entre Ríos y aseguraran la concurrencia de todas las provincias de la "Unión". Insistirían allí con la Constitución de 1819 y aspiraban al juzgamiento de quienes habían derrocado al directorio. En las instrucciones reservadas proponían subordinar a la Provincia de Santa Fe.
El 20 de marzo de 1821 comenzaron a llegar los diputados a la ciudad de Córdoba, si bien la inauguración estaba fijada el 4 de octubre. Los porteños tenían resuelto permanecer hasta el 9 de agosto, en especial porque desde julio, Bernardino Rivadavia era Ministro de Gobierno, y trabajaba en dar contenido al Partido Unitario y frustrar al congreso. Argumentaba que muchas provincias no estaban organizadas institucionalmente, revocó los poderes de esos diputados y le puso fin a las posibilidades de sesionar.
En tanto urgía el orden interno para enfrentar la guerra con los portugueses, poniendo fin a la guerra en el litoral, lo cual se realizó por medio del Tratado del Cuadrilátero, que habilitó la convocatoria a otro congreso, consumando definitivamente el fracaso del Congreso de Córdoba. En febrero de 1822, Estanislao López le envió una extensa minuta a Juan B. Bustos, en la cual le explicaba porque debía retirar sus diputados Se perdió, una vez más, la oportunidad de debatir la organización del país y también de decidir la ayuda para San Martín que estaba en el final de la campaña en Perú.