Con el Boleto Educativo Gratuito (BEG), se empezó a contar otra historia. La que acerca a más de 300.000 estudiantes, maestros y asistentes escolares a establecimientos educativos de toda Santa Fe.
¿Y cómo se “hace escuela”? ¡Poniendo el cuerpo! ¿Y cómo se pone el cuerpo? ¡Trasladándolo! ¿Y cómo se lo traslada? ¡Viajando!
Con el Boleto Educativo Gratuito (BEG), se empezó a contar otra historia. La que acerca a más de 300.000 estudiantes, maestros y asistentes escolares a establecimientos educativos de toda Santa Fe.
Si bien no es la panacea, y está en proceso de franca evolución, la promesa de campaña cumplida del gobernador Perotti, representa un claro beneficio a dos puntas: por un lado, y esto es tendencia mundial (a la fuerza, porque si no, nos quedamos sin planeta!), el uso del transporte público impacta en forma altamente positiva en el medio ambiente, y por el otro, un ahorro neto de dos boletos diarios en el bolsillo de la gente, que difiere de acuerdo al kilometraje que deba atravesar para “ponerle el cuerpo” a la educación.
Haciendo un paréntesis con un dato no menor, hemos escuchado a la propia ministra de Ambiente y Cambio Climático, Erika Gonnet, hablar de la importancia del triple impacto que aquí se da: económico, social y ambiental. Es bueno conocer, recordar y repetir hasta hacer conciencia (por el bien de todos) que un transporte público emite dos veces menos gases de efecto invernadero que una moto, y cuatro menos que un automóvil. Ni hablar del ahorro de energía, la menor congestión de vehículos en rutas y calles con lo que esto puede llegar a disminuir el riesgo de accidentes viales y la alta posibilidad de sociabilidad (¡doy fe que es posible hallar el amor de nuestra vida en un colectivo!)
Y volviendo a “ver” la buena noticia del BEG, que ya superó las 125 mil inscripciones en sólo dos semanas de 2023, está bueno reconocer que, aún con un alivio económico considerable para el erario público durante casi un año de obligada virtualidad, el programa (sancionado por la gestión anterior “pour la galerie” pero sin presupuesto designado para el 2020) se emprolijó e implementó en 2021 con la asignación de 4.500 millones de pesos que ascendieron el año pasado a 6.200 y apunta a ir por más y por todos, con una logística de casi 6.000 establecimientos. Pero como no todo es de avanzada tecnológica debido a las diferentes realidades territoriales -ya abrió la inscripción por vía digital para el presente ciclo lectivo- se implementarán operativos en las escuelas (una vez más, poniendo el cuerpo “face to face”), para garantizar el trámite a quienes no hayan podido acceder por distintos motivos. Los derechos para que sean derechos, tienen que ser equitativos.
En este sentido, el entusiasta director del programa, Rober Benegui reflexionó sobre su misión y tal vez lo predestinado de su nombre: RoBER.
Sí, así se llama el funcionario, Rober sin “t” ni “to”! Recibida en la Universidad de la Curiosidad con Maestría en Alegría, averigüé y comparto: no fue un error en el Registro Civil sino una idea de Carlos, su papá, cuyo abuelo se llamaba Roberto y su padre Robert, esta vez sí habían olvidado la “o” final, lo quiso castellanizar para honrar -desde la promisoria Rufino, no sin antes recorrer siete provincias para inscribirlo- a los ancestros.
Esto nos permite llegar a otra conclusión: haciendo honor a la verdad, estamos ante un BER (Boleto Educativo Rentado) porque, definitivamente, nada es gratis en este mundo. Lo que no sale de un lado, sale del otro. Y ese otro (y acá reside un principio de conciencia solidaria y de verdadera justicia) es la comunidad en su conjunto que aporta, con sus impuestos, a una educación de calidad, universal y posible. Acercar los intereses de las partes es la consigna, y de esta manera, el sistema, convenientemente organizado, gestionado y administrado, logra su cometido, y “hace escuela”.
Con una mirada más holística, es conveniente señalar la federalización del programa. Córdoba fue pionera, se sumaron en su momento Catamarca y Misiones, y ahora se está implementando, aunque no todavía a pleno como en Santa Fe, en provincia de Buenos Aires. Una política de Estado que define mucho más que una gestión, porque se trata de una conquista social ganada, más allá del color político que administre temporalmente. Al igual que ocurrió con el boleto gratuito para mayores de 69 años en Rosario, gestión del entonces intendente Héctor Cavallero.
Ahora bien, esto no se hizo solo. Estamos ante el resultado, ¡y eso sí que es una buena noticia!, de una reivindicación histórica en la que miles y miles de jóvenes “pusieron el cuerpo” en marchas multitudinarias, luchas, peticiones y, en algunos casos, hasta su propia vida, como ocurrió aquel 16 de septiembre tristemente conocido como “La noche de los lápices” ...
Imposible olvidar la algarabía de voces juveniles: “Tomala vos, dámela a mí! ¡Por el boleto estudiantil!”, asegurando que los sueños no prescribían! Con momentos extremos de dolor y de alegría, igual que la vida misma, se conjugó esta política pública que hoy disfrutan más de 300.000 personas en Santa Fe.
Viene bien recordar, después de todo, por quiénes juró Omar Ángel Perotti al asumir: “Por Dios, la Patria, el Pueblo de la Provincia de Santa Fe” y por su honor, valor que suele no ser tenido en cuenta pero que, en definitiva, sería por el que más hay que trabajar si la Humanidad quiere salvarse del descenso…
“Si lloras porque no ves el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas…” dice el proverbio ancestral y universal. ¡Y a veces nos pasa eso! De tanto fijar la vista en lo que nos falta, no alcanzamos a advertir y disfrutar de lo que sí tenemos. Lo mismo que con el amor y la amistad, muchas veces se los valora en su justa medida, recién cuando los perdemos…
¡Por eso, es el aquí y el ahora lo que debemos celebrar! Los lápices, las biromes (¡ese genial invento argentino de don Biró!), y las computadoras, siguen escribiendo la historia! Como la que va a empezar el próximo 3 de febrero, coincidentemente con el 210º aniversario de la única batalla librada con sus huestes en suelo argentino por el general San Martín, allá en la gloriosa ciudad de San Lorenzo, y se ha dado en denominar: Proceso de Recuperación de Aprendizaje con Profundización Pedagógica.
¡Qué Febo siga asomando y la educación, educando! Porque como bien solía decir Mirabella, allá por el 2019: La educación es el principio de la Libertad!
Sin dudas que el próximo será un mes para “hacer Bandera”, celebrando y honrando con obras, acciones y actitudes, ¡el máximo símbolo de la nacionalidad nacido en la alta barranca de las ceibas del Rosario aquel 27 de febrero de 1812! Y que esto sea un “bel-grano”, un bello grano, en la cosecha de nuestras siembras para obtener el sueño de Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús, ¡de Libertad e Independencia!
Siendo Santa Fe también la Cuna de la Constitución, debemos ser genuinos protagonistas de los derechos inculcados en ella desde su Preámbulo: “Nos, los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los seres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino: invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución, para la Nación argentina”.
¡Memorizar este párrafo es altamente saludable para la salud psíquica, física y espiritual de cada uno de los que habitamos este suelo y “le ponemos el cuerpo” a esos sueños que alguna vez permitieron “hacer Patria” a aquellos hombres y mujeres que tanto hicieron por nosotros y nunca debemos olvidar!
Rosa Río, Periodista, Verano del 2023