Entre los años 1981 y 1982 trabajamos con el maestro Néstor Mozzoni para crear una Cantata Rosario. Él es concertista de piano, director de coros, integrante central del Coro Pro Música Barroca de Rosario, de Coral Fisherton y del Coro de la Ciudad de Gálvez. Lo conseguimos. Se estrenó sobre 1983.
Una de las tareas fue buscar antecedentes no solo de las partes musicales sino de la narración. Qué contar de Rosario para describir su existencia. Qué músicas existieron. Qué datos históricos. De qué modo se identificaba la ciudad. El reflejo europeo daba el brillo. Una épica proletaria daba el perfil. Una de las partes de la Cantata Rosario, estrenada en el Teatro Astengo (ex Odeón), decía exactamente esto que se transcribe a continuación:
Fundación por milonga
"Es cosa de la memoria andar queriendo olvidar/ Es cosa de memoriosos no tener qué recordar/ Uno se acuerda de todo y lo que pide es la flor/ Pero vuelven con espinas los recuerdos… y hay dolor/ Así fue que fue llegando el olvido del primero que cantó/ Así fue que nadie tiene el nombre del fundador/ ¿Será que fueron espinas de un Rosario que pasó?/ ¿Será que no estaba escrito que la fundara un señor ?/ Pero lo cierto y seguro es que esta ciudad quedó/ Creciéndose contra el río, limpiándose en el sudor/ De los hombres que vinieron para venderlo mejor/ Que nadie diga que tiene un pasado de esplendor/ (…)"
"(…) En esta ciudad -que es gringa- la memoria se olvidó/ De buscar adelantados, generales y virreyes y apenas/ Si tiene nombres para las calles y trenes/ Para el puerto, los galpones, para el Camino Mayor/ Por donde llegan camiones trayendo el grano mejor/ Así empezaron las cosas en esta tierra de Dios/ Bendecidos, si lo quiere, por el bendito sudor/ Aquí nacieron parientes, los barrios y la emoción/ Aquí donde no fue fácil ser un hombre y ser cantor/Aquí por donde pasaron rostros de cualquier lugar/ Voces de todos los puertos, barcos para la ilusión/ Y banqueros… y fenicios… y mujeres que, al reír,/ Lloraban por una historia que no se puede decir".
"(…) Es cosa de la memoria andar queriendo olvidar/ Es cosa de memoriosos no tener qué recordar/ Uno se acuerda de todo y lo que pide es la flor/ Pero vuelven con espinas los recuerdos y hay dolor/ Así fue que fue llegando el olvido del cantor/ ¿Será que fueron espinas de un Rosario que pasó?/¿Será que no estaba escrito que la fundara un señor?"
El repaso por las obras sobre la colonización, el desarrollo de las postas de carretas, las preguntas a los historiadores llegaban a un punto: no hay acta. No hay familia fundadora. En términos estrictos ninguna de las colonias fundadoras, de los trazados del Imperio Español se observa como vital para el nacimiento. Una necesidad, la del descanso en el camino hacia Córdoba o hacia Asunción del Paraguay (vía Santa Fe) daba pistas. La otra gran razón, la razón de la existencia del "Pago de los Arroyos" la da el río. Toda la Región Rosario (así la entiendo) debe su vida al río Paraná. Difícil encontrar un argumento más claro y determinante. Aún hoy es esa su verdadera razón de sobrevida.
Pago de los mil sabores
Sobre una propuesta de "Mariano", un locutor, conductor, animador de programas de música folk a través de su programa "A país Abierto" (nombre de hurtamos de un ciclo que realizaba Esteban Peicovich, entrañable amigo que aceptó el plagio) comenzó un fenómeno que no terminó y que aún crece. Las diversas colectividades, mediante aquella luz oficial que favoreció, que decidió Rafael Oscar Ielpi (hombre de las letras y la música que sabía que la cultura es emoción que anda y no papelitos en un escritorio) comenzaron a encontrarse. Ése fenómeno es propio de la democracia. "El Negro" Ielpi era un funcionario que funcionaba.
No hay en "los pagos del Rosario" un acontecimiento popular de tamaña envergadura. En el Parque Nacional a la Bandera más de un millón de personas se encuentra para comer un bocado típico de una colectividad, de una región, de algún lugar que tienen por estos pagos sus representantes que muestran platos y comidas típicas con nostalgia y orgullo. En la Feria de las Colectividades se demuestra que Rosario es una Babel de llanura. También que faltan años, tal vez un siglo para que aparezca un espíritu absolutamente propio, diferente del hombre del otro puerto, el de Buenos Aires o del hijo de la colonización y escritorios, el de Ciudad de Santa Fe, distinto al de los lunares que conforman la inmigración original de Aarón Castellanos o los italianos de los enclaves que Rafaela o Sunchales muestran como diferentes.
El papel que juega un papel
Las autoridades de la Región Rosario están en la búsqueda de un papel y tienen como argumento que, si se festejó el Bicentenario, debería festejarse el Tri Centenario. En rigor están buscando algo importante: un mojón cultural. Ni la primera venta de un lote de soja. Eso no es lo que buscan, porque además existe. Tampoco el calado de 32 pies en el río Paraná restaurado y consolidado (sin el Canal en condiciones no hay grano, exportaciones, no hay dinero, crecimiento, mejorías). Ambos acontecimientos que se menciona son Cultura en movimiento. Se van por otro caminito.
La búsqueda de un acta, de una fecha perdida hace trescientos años es algo que emociona. Se trata de encontrar un sitio, una mínima historia absolutamente única y, a partir de la mención original, crecer con la espalda de padres fundadores y reformular un proyecto de épica especial, diferenciada. La del proyecto urbano. La manzana original. Jorge Luis Borges cuando define Buenos Aires escribe: "Solo faltó una cosa: la vereda de enfrente". Ese viejo sabio refiere al vecino. El fuerte con el que fundaban poblaciones dejaba el afuera… afuera. Faltaba la vereda de enfrente para que fuese ciudad.
Rosario está buscando un acta para encontrar vecinos originales. También algo que destaque esta administración de Región Rosario con un hecho cultural que la vuelva memorable y es esa la palabra: encontrar una memoria. Algo escrito. Un acta. Enternece, en mitad de las cuestiones del siglo XXI, del avasallante crecimiento de las redes, la nube, la IA y la inmediatez de un mundo en 5G, reconectado y olvidando el ayer por un presente continuo que –además- se cambia y es el mutante que exaspera y desconcierta, que nos deja fuera, afuera… ¿se entiende? Es eso, enternecedor buscar un ombligo.
En aquella Cantata reconocíamos la importancia de Córdoba y Corrientes (La Bolsa de Comercio) y el comienzo del Ágora, que eso es El Monumento (en aquellos años todavía "recordatorio de…", es decir: sin reconocimiento como monumento histórico y sin presupuesto como tal) y ambos sitios tenían su canción (bellísima versión de Liliana Herrero de la canción "El monumento a Juan"). Personalmente me sirvió para entender que era cierta una frase hecha, remanida, casi una broma de tanto uso y abuso: "Rosario es hija de su propio esfuerzo".
Lo decíamos en aquella obra con estos versos: "Canto por el hombre entero que en pedazos se deshace/ Canto por cada terrón del hombre que se va armando/ Canto por ocho abuelos casi todos inmigrantes/ Canto canciones entonces que no tienen este patio/ Y que sin embargo aquí, justo aquí, desembarcaron/Canto a la aristocracia que apareció de la nada/ Y los largos abolengos hechos de manos sudadas/ Esta ciudad que hoy se eleva y que levantada canta/ No es ciudad, no hay un pasado, es tan solo una esperanza/ No se sabe qué fundaron cuando fundaron Rosario".
Se insiste: enternece buscar en el siglo XXI un acta de fundación. El curita Alzugaray no dejó nada escrito, solo una virgencita. No es un mal comienzo. A mi analógico modo de ver una imagen es más que un papel.
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