La crisis que atravesó el Servicio de Cardiología del Hospital de Niños Orlando Alassia, por su baja transitoria como centro tratante de cardiopatías congénitas de baja complejidad, es una oportunidad para fortalecerlo. Y hay un plazo para hacerlo: durante los próximos 6 meses, el Ministerio de Salud y Desarrollo Social de Nación realizará dos auditorías para analizar si puede recuperar su estatus como centro tratante (nunca lo perdió como centro de diagnóstico y referencia) y recibir los fondos del programa nacional de cardiopatías congénitas que permiten financiar hasta un 80% de las intervenciones.
“La calidad de los profesionales nunca se cuestionó”, aseguró Diana Fariña, directora nacional de Maternidad, Infancia y Adolescencia. Tampoco la pone en duda la gente que sigue de cerca los casos, como los integrantes de la Fundación Cardiopatías Congénitas. Como argumento para darlo de baja, Nación dijo que el Alassia no cumplía con las 50 operaciones anuales que requiere el programa.
Desde el área de cardiología del hospital reconocieron dificultades, por ejemplo que durante 11 meses no se realizaron cirugías con circulación extracorpórea por un conflicto con el servicio de anestesia, pero aseguraron que entre mediados de 2013 y mediados de 2018 el promedio fue de 47 operaciones por año, una cifra que está muy cerca del estándar de la red. En ese período se operó a 239 pacientes (85 cirugías y 154 cateterismos). El problema, según los médicos, estuvo en un error del área administrativa del efector en el reporte de los datos a la red nacional.
La cuestión de fondo trasciende esta discusión. Hay tres meses en los que es difícil operar cardiopatías congénitas en el Alassia porque los cuadros de gripe e infecciones respiratorias estacionales —típicos del otoño y el invierno— llenan de chicos las plazas de internación que tiene el hospital y las cirugías que están programadas se prorrogan. Hace años, que la Fundación reclama que se le asigne una cama de internación específica al Servicio de Cardiología para evitar este problema, pero es como el viejo dilema de “la sábana corta”: lo ideal es contar con todas las camas que necesita el hospital en los picos de demanda y con un margen de reserva por si sucede una emergencia.
Lo más importante es que en el Alassia hay una lista de espera de 45 chicos que necesitan una cirugía o un cateterismo. En el hospital estiman que antes de fin de año van a esta todos operados y destacan que marzo se va a cerrar con 19 intervenciones.
También parece relevante, después de los cruces de estos últimos días, que médicos, directivos del hospital, funcionarios y los integrantes de la fundación estén alineados detrás de una mismo objetivo. Es evidente que la relación entre los integrantes de la Fundación y las autoridades del Ministerio de Salud de Santa Fe necesita una “cirugía reparadora”. El lunes, en una conferencia, los directivos de la Fundación aseguraron que la cartera de salud provincial demostró un “escaso interés” en promover las cirugías cardiovasculares en el Alassia y con frases fuertes, como “cero apoyo”, insistieron en la sospecha de que “quieren centralizar estas cirugías en el Hospital Vilela de Rosario”.
Lo más importante es que en el Alassia hay una lista de espera de 45 chicos que necesitan una cirugía o un cateterismo. En el hospital estiman que antes de fin de año van a estar todos operados y destacan que marzo se va a cerrar con 19 intervenciones.