Por María Celia Costa (*)
Una inauguración esperada
Por María Celia Costa (*)
Días pasados el gobierno provincial anunció la próxima apertura de la Casa de Josefa Díaz y Clucellas, primera pintora con firma que se registra en nuestro país. La inauguración de este nuevo espacio representa un hito en la cultura de nuestra ciudad, y culmina un proceso en el que se han comprometido muchos esfuerzos en el tiempo.
Corrían los primeros años de la década de 1990, cuando desde el área de cultura de la Municipalidad, a mi cargo, comencé a trabajar para dar a conocer el valor patrimonial del inmueble, e instalar la necesidad de resguardarlo por su significación histórica.
En esa tarea nos embarcamos con un reducido grupo de investigadores y artistas: Jorge Terpin, Carlos Reinante, Carlos Falco, Peti Lazzarini, para recuperar el valor simbólico de la casa con diferentes acciones protectorias. Las voces de Gustavo Víttori y de Alejandrina Argüelles aportaron sus perspectivas.
Y se fueron sumando vecinos entusiastas del barrio como Mario Culasso, Graciela Amante Frías y Juan Carlos Corti. Como se trataba de una propiedad privada, durante más de diez años redacté sucesivos convenios desde la Municipalidad con los dueños del inmueble, representados por el abogado Teté Raffa, que permitieron mantener en pie la fachada con los recaudos indicados por la Comisión de Defensa del Patrimonio Cultural, sin poder alterar el interior. En 1993, se logró la declaración de interés por parte del Consejo Municipal. En 1998 fue declarado Monumento Histórico por la Legislatura provincial.
En 2006, siendo ya diputada provincial, fui la autora de la ley de expropiación del inmueble, después de conversarlo largamente con el gobernador Jorge Obeid, para que allí funcionara un museo compatible con las posibilidades del edificio; y logramos aprobarla. Me acompañó en el proyecto Danilo Kilibarda.
Concluido el largo trámite expropiatorio en la gestión de Hermes Binner, esa esquina tan especial que mira al puerto parecía haber encontrado su destino; no obstante, las nuevas autoridades que llegaron de Rosario en 2007 prefirieron entregar en comodato la casa a la Municipalidad, y fue objeto de distintos proyectos que no prosperaron, incluyendo el de una explotación privada del local. Evidentemente las empresas culturales necesitan el empuje del consenso de la sociedad, que las sienta como una necesidad.
Todo esto contribuyó a la paulatina decadencia del sitio, que durante años no tuvo mantenimiento, hasta que finalmente la ciudad se lo restituyó a la administración provincial. En el entretanto se escucharon no pocas manifestaciones, algunas oportunistas, que aun así contribuyeron a reforzar la significación del espacio.
Fue el gobernador Omar Perotti, en 2021, quien tomó la iniciativa de licitar la restauración completa y definitiva de la casa, y a tal fin me convocó para lograr un enfoque más actualizado a la función cultural, artística y pedagógica del futuro centro, de acuerdo a las concepciones museológicas contemporáneas recomendadas por el Consejo Internacional de Museos ICOM/Unesco. Así nos pusimos a trabajar con energía, junto a un activo grupo de funcionarias. Sin solemnidades, la llamábamos "Casa Josefa", evocando la presencia vital de Pepa Díaz, una artista talentosa desde muy joven, que recién entró al convento en Córdoba con más de cuarenta años.
Como resultado, el gobernador pudo enviar un mensaje al Poder Legislativo para solicitar una modificación de la especialidad del museo, orientada a la historia de Josefa y de otras santafesinas que también construyeron nuestra identidad, invisibilizadas en los relatos tradicionales. Celebro que Maximiliano Pullaro haya decidido terminar la obra y habilitar el Museo de las Mujeres Santafesinas, entendiendo que forma parte de la continuación de una política pública sostenida, que valora a la educación y a la cultura para el progreso real de una comunidad.
La "Casa Josefa" es hoy una metáfora de nuestro devenir político. En un país que pretende condenar el pasado constitucional y comenzar en la hora cero de la megalomanía, es útil recordar esta cronología de encuentros y desencuentros que animan la construcción colectiva, plural y progresiva de las instituciones que surgen de la voluntad democrática.
(*) Doctora en Educación. Ex diputada de la provincia de Santa Fe.
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