Boxeador en su juventud, Celedonio Flores, "El Negro Cele", fue un poeta reo y multifacético -letrista, periodista, locutor-, cuyas obras, en su mayoría tangos, están en el tráfico vivo de nuestro acervo musical (ver aparte). Muy popular en su época, Flores fue un autor que tuvo su propia y esencial academia: las vicisitudes de la calle. En 1927, junto a Enrique Maciel compusieron el tema "Mala entraña", un tango con algunas pinceladas de humor pero que encierra la tragedia de un compadrito, el típico personaje del tango argentino descripto así, por el poeta, en el primer párrafo de este tema:
"Te criaste entre malevos, malandrines y matones/ entre gente de avería desarrollaste tu acción/ por tu estampa, en el suburbio florecieron los balcones/ y lograste la conquista de sensibles corazones/ con tu prestigio sentado de buen mozo y de varón".
Evidentemente, un venido a menos que se mueve, y él lo sabe, dentro de la marginalidad. Un triste malevo con delirios de grandeza, que ha sabido ganarse en el barrio el mote de compadrito: buena pilcha, habitué al hipódromo y al paño verde de las mesas de juego. La pinta es lo de menos, lo referencia un conocido tema de la nueva ola, lo importante de este sujeto es que no podía esconder que su categoría era la de un tránsfuga dentro de su especie y sus colegas.
Su domicilio legal era el arrabal donde la marginalidad, la violencia y la calle le habían dado por aprobado el curso, con honores y con cucarda y sobretodo, moldeado su carácter y su destino. No escondía para nada que se trataba de un malevo de cuidado y que era necesario tomar precauciones, abrir los ojos porque nada bueno se escondía detrás de su fachada, que a todas luces escondía una personalidad cruel, manipuladora y goce del sufrimiento ajeno.
"Compadrito de mi esquina que solo cambió de traje/ pienso, siempre que te veo tirándote a personaje, que sos mixto jaulero con berretín de zorzal". Gentileza
Pero aún así, a pesar de esa radiografía, por su estampa y su presencia logró conquistar al público femenino, destrozó corazones y arrancó suspiros desde los balcones situación no frecuente en el suburbio donde la indiferencia e insensibilidad es, de una manera, una marca indeleble, aun ahora. Este personaje de barrio no deja de ser un reo, un pesado, un tipo de la noche con pinta y labia y su exponencial aire de grandeza. Su transitar por la calle, con su ropa ajustada, sombrero y encorbatado le hacía creer que había logrado la distinción de compadrito temido y respetado:
"Mezcla rara de magnate nacido en el sabalaje/ vos sos la calle Florida que se vino del arrabal/ Compadrito de mi esquina que solo cambió de traje/ pienso, siempre que te veo tirándote a personaje/que sos mixto jaulero con berretín de zorzal".
El contraste entre el arrabal y Florida, el arrabal reo y popular frente a la Florida elegante y discreta y aunque pretendía demostrar ser de la alta sociedad cambiando permanentemente de trajes de estilo, cual jovencito inglés, deja al descubierto el sello del suburbio, en definitiva es un simple gorrión pero que nunca alcanzara la distinción de zorzal como pretende.
El barrio comentaba, muy por lo bajo, que este sujeto intentó algún amorío con una mujer impresionada por sus ínfulas, sus regalos y palabras dulces, pero no por ello dejaba de ser un tipo peligroso. Se supo que ante el rechazo o corte de rostro de la dama en cuestión, este malevo subido a un poni, creyéndose superior a los demás comenzó a difundir rumores sobre su vida íntima, dejándola mal parada situación que incrementó su haber sembrando odio y violencia.
Su cartel se estaba cayendo, había mostrado otra faceta que solo merecía el unánime rechazo. Pero este hombre, situado en ese contexto, también escondía su protagonismo con el juego y la suerte y sin importarle el fallecimiento de su madre se juega todo su dinero en intensas noches de escolaso, sin inmutarse, con total indiferencia e indudable falta de humanidad, todo con un único objetivo, aparentar:
"Malandrín de la carpeta, te timbeaste de un biabazo,/ el caudal con que tu vieja pudo vivir todo un mes./ Impasible ante las fichas en las noches de escolaso,/ o en el circo de Palermo, cuando a tacos y a longazos,/ te perdés por un pescuezo las monedas que tenés".
Como no podía faltar en un tango, aparece la madre, pero el personaje no se quiebra ante la falta de su santa viejecita; por el contrario, su muerte no le altera en lo más mínimo y su expresión helada e indiferente pinta de cuerpo entero su clase de gente, para nada confiable, que infunde miedo y cuidado:
"Es por eso que asentaste tu cartel de indiferente/ insensible a los halagos de la vida y al sufrir/ Se murió tu pobre madre, y en el mármol de tu frente/, ni una sombra ni una arruga que deschavara elocuente/, que tu vieja no fue un perro y que vos sabes sentir".
Un duro. Un duro que ni siquiera la muerte de la madre lo conmovió, es probable que sufra, pero no lo demuestra. Pero claro el título del tango lo dice todo, es un "mala entraña", un tipo jodido, desagradable. No es un ganador, tampoco es un perdedor, pero puede ser un desesperado lobo solitario que arrastra su angustia con la máscara de mal bicho:
"Pero al fin todo se acaba en esta vida rastrera/ y se arruga el mas derecho si lo tiran a doblar/ vos, que sos más estirado que tejido de fiambrera/ Dios no quiera que te cache la mala vida fulera/ que sino como un alambre te voy a ver arrollar".
Podes demostrar total fortaleza, podes darte y gozar de un buen pasar, pero en algún momento la vida rastrera te va a alcanzar. Podrás ser duro… pero la vida tiene una manera de doblarte por más resistencia que opongas. Y otra cosa: la "mala entraña" y la arrogancia llevan a la ruina a cualquiera que se sienta superior a los demás. Hasta la próxima.
"El Negro Cele"
Celedonio Esteban Flores nació en Villa Crespo, Buenos Aires, el 3 de agosto de 1896. Falleció en el mismo lugar, el 28 de julio de 1947. Sus tangos, muchas veces sentenciosos y moralizantes, con descripción de sus personajes, recurrían abundantemente al lunfardo, el argot local de la región del Río de la Plata. Su mejor etapa creativa abarcó hasta principios de los años 30. Entre sus principales creaciones, además de "Mala entraña", se destacan: "Margot", "Mano a mano", "Viejo coche", "El bulín de calle Ayacucho", " Viejo smoking", "Por qué canto así", "Malevito", "Canchero", "Corrientes y Esmeralda", "Muchacho", "Sentencia", "Pobre gallo bataraz", "Si se salva el pibe", "La mariposa" y "La musa mistonga".
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