Por María Teresa Rearte
Los cristianos no están invitados a esperar pasivamente un mejoramiento de las condiciones de vida, en algunos casos hasta inhumanas. Sino que la esperanza cristiana tiene una dimensión ética, de fuerte impacto moral.
Por María Teresa Rearte
El domingo 19 de septiembre se realizará en todas las parroquias, capillas e instituciones católicas del país la Colecta Nacional Más por Menos. Organizada por la Comisión Episcopal de Ayuda a las Regiones Más Necesitadas, dependiente de la Conferencia Episcopal Argentina, la Colecta tuvo sus comienzos en 1970, por iniciativa de Monseñor Jorge Gottau (1917-1994), primer Obispo de la Diócesis de Añatuya (Santiago del Estero), que la propuso a los Obispos argentinos.
Como dice su nombre la Colecta Nacional Más por Menos tiene como finalidad que los que tienen más ayuden a los que tienen menos. Realizada año tras año, pone de manifiesto "la solicitud fundamental de la Iglesia, a fin de que la vida en el mundo sea cada vez más conforme a la eminente dignidad del hombre, en todos sus aspectos, para hacerla cada vez más humana". (RH, 13) Este año la 52ª edición de la Colecta nos convoca bajo el lema que dice: "Entre todos renovemos la esperanza."
Con relación a la esperanza debo aclarar que durante mucho tiempo se la interpretaba como una confianza total en la omnipotencia divina. En una sociedad caracterizada por el fatalismo frente a diferentes formas de calamidades (malas cosechas, hambre, miseria social, desempleo, etc.), la fe invitaba a dejar para más tarde el anhelo de felicidad. Y hacía depender todo de Dios. De este modo la esperanza cristiana se proyectaba hacia el más allá beatificante.
No obstante, la esperanza ha adquirido importancia a medida que el hombre fue saliendo de las sociedades tradicionales, en las que con resignación aceptaba como predeterminada e inmodificable una situación. El progreso científico y técnico ha permitido acceder a los bienes de consumo. Pero sobre todo también se ha acrecentado la conciencia de la dignidad y las aspiraciones humanas. Los cristianos no están invitados a esperar pasivamente un mejoramiento de las condiciones de vida, en algunos casos hasta inhumanas. Sino que la esperanza cristiana tiene una dimensión ética, de fuerte impacto moral, que abraza las legítimas esperanzas humanas. Debemos ser conscientes de que "la Iglesia que por razón de su ministerio y de su competencia, de ninguna manera se confunde con la comunidad política y no está vinculada a ningún sistema político, es al mismo tiempo el signo y la salvaguardia del carácter trascendente de la persona humana" (oc).
La construcción del Reino de Dios en su estadio terrestre está en marcha. La Colecta Más por Menos inscribe su aporte en esta perspectiva cristiana de inserción en las realidades temporales en las que se desenvuelve la vida de los hombres. Y nos invita a aportar en tal sentido. Sugiero la reflexión de los lectores para comprender que la resignación no es una actitud cristiana. Lo propio del cristianismo es la esperanza.
Es necesario tenerlo presente, especialmente en el contexto de pobreza que aflige al país. También teniendo en cuenta que transitamos una dura y prolongada situación de pandemia, que de diferentes formas aflige a la vida humana. Especialmente a los hogares más pobres, en los que quien es el sostén de la casa y la familia, ha perdido el trabajo. O se vivía de changas, que ahora también faltan.
Al "Rinde cuentas" de la Colecta Más por Menos 2020 corresponden los siguientes datos, que detallo para que ilustren y contribuyan a la reflexión de quien los lee.
El total colectado por Más por Menos en el año 2020 fue de $ 79.859.545,08. El crecimiento de la Colecta con relación al año 2019 alcanzó el 21%. El promedio nacional per capita de la Colecta 2020 fue de $ 1,99.
Al 31 de diciembre del año pasado se distribuyeron $ 72.026.000 entre las distintas diócesis: más necesitadas, menos necesitadas prioritarias y menos necesitadas ordinarias, etc. La diferencia entre lo colectado y lo distribuido quedó para el fondo de reserva para ayudas de Emergencia y Catástrofe y para la preparación de la Colecta 2021.
En este año 2021 de ese fondo de reserva se otorgaron diferentes Ayudas. Entre las que se pueden citar sólo a título ilustrativo las otorgadas en marzo, de $ 950.000 a la Prelatura de Esquel para asistir a las familias afectadas por los incendios de la Comarca Andina Patagónica (Lago Puelo, El Hoyo, etc). O en mayo la ayuda de $ 600.000, otorgada a la Arquidiócesis de San Juan para las familias afectadas por el terremoto de enero y las inundaciones de febrero en esa provincia. Etc.
Algunos datos de carácter ilustrativo, que sugiero leer con atención se refieren al aporte per capita de las diócesis. A saber: Buenos Aires 12,22; San Isidro 4,46; Añatuya 2,66 (*); Viedma 2,36; San Carlos de Bariloche 3,15; Mendoza 0,77; Reconquista 2,71 (*); Rosario 0,53; Santa Fe 1,13; Rafaela 1,53; Goya 2,40 (*); Córdoba 0,36; San Francisco 3,35; La Rioja 1,08 (*); Paraná 1,74; Azul 1, 89; etc.
(*) Las diócesis así señaladas son diócesis más necesitadas. Es el caso por ejemplo de Añatuya, Reconquista, Goya y La Rioja, cuyos aportes son mayores a los de diócesis no necesitadas como Córdoba, Santa Fe, Rosario, Rafaela y Mendoza. Llamo especialmente la atención sobre el caso de Mendoza, donde el aporte per capita no llega a un dígito, y en la que como provincia pujante desde el ámbito político se alentaron ideas "independentistas", con relación a Argentina y las provincias menos desarrolladas, de las que en su momento informaron los medios periodísticos. Tampoco Córdoba llega a un dígito. ¿A qué atribuir esa baja colaboración? ¿Cunde el individualismo en la sociedad civil, alentado por agrupamientos políticos encolumnados en la sola lucha por el poder? ¿Hay que profundizar una pedagogía pastoral que convoque a vivir el nosotros propio de la comunidad? ¿O se desconocen los fundamentos que dieron origen a "Más por Menos" y su función en las diócesis más necesitadas, y aún en las zonas necesitadas de las diócesis que no lo son, pero necesitan un aporte para sus obras? Es para pensar.
La Colecta se extiende durante todo el año. En la web se encontrarán otras formas para donar en: www.colectamaspormenos.com.ar También se pueden ver en detalle los aportes y el destino de los fondos. Gracias a todos los que colaboran con esta Obra.
RH: Juan Pablo II: Carta encíclica Redemptor hominis. (4/3/1979)
Los cristianos no están invitados a esperar pasivamente un mejoramiento de las condiciones de vida, en algunos casos hasta inhumanas. Sino que la esperanza cristiana tiene una dimensión ética, de fuerte impacto moral, que abraza las legítimas esperanzas humanas.
La resignación no es una actitud cristiana. Lo propio del cristianismo es la esperanza. Especialmente en el contexto de pobreza que aflige al país. También teniendo en cuenta la dura y prolongada situación de pandemia, que de diferentes formas aflige a la vida humana.