La imagen fue una terrible sorpresa, algo impensado. La vicepresidente Victoria Villarruel en su raid por Europa concertó una entrevista con su ex “par” político, María Estela Martínez de Perón -Isabelita- que dio a conocer el 17 de octubre, día de la Lealtad Peronista. ¿Cuál era el mensaje por el encuentro?, ¿qué cosas pretende reconsiderar la vice libertaria?, o ¿es un acercamiento más a la derecha peronista?
. La vicepresidente Victoria Villarruel en su raid por Europa concertó una entrevista con su ex “par” político, María Estela Martínez de Perón -Isabelita- que dio a conocer el 17 de octubre, día de la Lealtad Peronista.
La independencia en la que se maneja Villarruel preocupa en la Casa Rosada y mucho. Más aún cuando se conoció el texto que acompañaba la foto: “Con Isabel Martínez de Perón, primera presidente mujer del mundo y de la Argentina constitucionalmente elegida. Vicepresidente como yo y argentina bien nacida. En un día cómo hoy, en donde se habla de lealtad, quiero reivindicar su figura”. Pero, como si fuera poco, también inauguró un busto que recuerda a la expresidente junto a Cecilia Rucci, hija del dirigente metalúrgico asesinado por Montoneros.
Un detalle paralelo. Muchos le recriminaron el olvido de Indira Gandhi (india) y Golda Meir (Israel) como antedendentes de “Isabelita”, aunque habrá que tener en cuenta que en ambos casos se trata del cargo de primer ministro, no de presidente. Más allá del detalle, el mensaje de Villarruel fue contundente: “Hoy se termina la proscripción de Isabel Perón, impuesta por los mismos que ahora dirigen el partido político que lleva su mismo apellido y que ha corroído las bases estructurales de nuestra gran Nación, desoyendo las ideas que alimentaron la doctrina justicialista”.
La vicepresidente lucha desde hace años para que se conozca la “verdad completa” donde le adjudica buena parte de la violencia de los años 60 y 70 a las organizaciones guerrilleras. En el caso del encuentro en España muestra -o pretende mostrar- que el gobierno democrático también fue una víctima más de los ataques, atentados y muertes.
Sin embargo....
Existe una fuerte incomodidad por parte del peronismo de hablar de los años que le tocaron gobernar a Juan Domingo Perón puesto que la revolución prometida por el viejo general no era con un giro a la izquiera sino en sentido contrario. Hubo una serie de decisiones que se tomaron en el más alto rango del justicialismo con el fin de ir barriendo la “infiltración” marxista poco antes de que asumiera Perón como presidente. De aquella directiva interna se pasó a la acción. Fue José López Rega -”Lopecito”- se convirtió en un personaje siniestro que armó un grupo parapolicial que infudió pánico: las Triple A.
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Fue en pleno gobierno democrático que se hizo público el primer acto terrorista por parte de esta fuerza cuando el 21 de noviembre de 1973 hubo un atentado con explosivos en el estacionamiento del Congreso que tenia como objetivo el senador radical Hipólito Solari Yrigoyen. Pocos días más tarde se dio a conocer un listado de “condenados a muerte” entre los que había no solo militantes de izquierda sino también, sacerdotes, dirigentes sociales, actores, cantantes, periodistas y hasta militares.
El listado no se trató de una bravuconada. Si bien no hay registros fidedignos porque tampoco hubo una causa judicial que englobe estos casos, se estima que hubo entre desaparecidos y muertos, entre 800 y 1100 personas. Los crímenes -en algunos casos- fueron atroces y llenos de violencia y de odio, El centro operativo desde donde salían los vehículos y en donde se concretaban las sesiones de tortura era el Ministerio de Bienestar Social de la Nación, en plena avenida 9 de Julio.
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El giro ideológico del general Perón se concretó el 1 de julio de 1974 cuando en su discurso en la Plaza de Mayo echó a los integrantes de la “juventud maravillosa” por ser “imberbes y estúpidos”. La gruesa columna de Montoneros dejó un enorme hueco es día y luego pasó a la clandestinidad. Comenzaba otra etapa trágica de la Argentina.
La continuidad
Poco tiempo después, el primero de julio de 1974, muere Juan Domingo Perón y asume su esposa, María Estela Martínez de Perón. “Isabelita”, llegaba al poder con una enorme fragilidad. La fórmula que la llevó a tan alto cargo se fundaba más en las deconfianzas, el temor a la traición política más que en un algún atisbo de capacidad. El general en sus últimos años no había logrado ampliar el círculo de colaboradores y tenía como las referencias más fuertes a su esposa y al expolicia y consutor zodiacal, José López Rega, “El Brujo”.
Fueron en esos años tras la muerte de Perón cuando el accionar de la Triple A llegó a límites insoportables. También el gobierno enfrentaba la lucha armada de Montoneros, ERP y otras fuerzas menores. Por eso la presidente firma el 8 de septiembre de 1975 el primero de cuatro decretos que prohíben la actividad, apuntan a su aniquilación y dan pie a lo que fue llamado el Operativo Independencia.
Recién el 24 de marzo de 1976 el golpe militar termina con el gobierno de Isabel Martínez y comenzaran años de detención en el sur Argentino y, luego, un retiro de la vida política de la viuda de Perón en España. Esta decisión, que fue acompañada con el silencio de la expresidente, fue aprovechado para ocultar bajo la alfombra de su gestión un accionar que también contó con los plácemes de amplios sectores políticos.
Por eso sorprenda también -no solo por el impecto en la política actual- sino también por aquello de la necesidad de una revisión de la historia que de una visión amplia que permita evaluaciones correctas sobre qué nos tocó vivir como sociedad. Villarruel acá también estaría tergiversando u olvidando algunos hechos que merecen ser sopesados por parte de quien se dice ser una militante de la “verdad completa”.
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