Domingo 16.10.2022
/Última actualización 18:50
Este año de presencialidad plena tras la pandemia resulta bisagra en el aprendizaje de niños, niñas y adolescentes. Por eso, de arranque, era fundamental aprovechar al máximo cada día escolar, una premisa que no se condice con el conflicto docente extendido en Santa Fe, que se cobró 23 días de clases por los paros durante el año, de los cuales 17 fueron en la segunda mitad del ciclo y en menos de dos meses. Y esto únicamente por las medidas de fuerza, sin contar feriados, jornadas no laborables o paros del transporte que también impiden llegar a las escuelas a alumnos y maestros.
¿Qué pasó para que el conflicto entre el gobierno y los docentes públicos nucleados en Amsafe, se endureciera a punto tal de haber perdido un mes de actividad escolar? Del lado gubernamental, estaba clara su postura inamovible: con el fundamento de que el salario del docente santafesino es uno de los mejores del país, con el compromiso de cumplir con la fecha de reapertura de la negociación -no antes-, y con una oferta salarial sobre la mesa aceptada por la mayoría de los sindicatos de la administración pública, apeló a la amenaza de descuentos como instrumento disuasivo.
Del otro lado, se toparon con un colectivo docente impactado por la inflación, como todos los trabajadores del país. Pero el bolsillo no fue el único determinante de la profundización y duración en el tiempo de la pugna. Jugó también su rol la interna sindical -desde el gremio lo admiten bajo cuerda-, con la delegación Rosario siempre con masivos votos en contra del gobierno, pero también haciendo mella en su propia comisión directiva. No se puede soslayar que este año la línea que conduce la seccional rosarina volvió a perder, en las elecciones internas, la chance de conducir el gremio a nivel provincial.
No obstante, hubo otros acelerantes arrojados a las llamas. Uno es la intensa participación política en el debate público cada vez que aparecía alguna novedad en el proceso del conflicto, sea a través de comunicados, reuniones o expresiones en las redes sociales. "En las asambleas de base docentes surgían cuestiones de posicionamiento político como nunca; todo explotaba ahí", confió una fuente consultada. El factor "bronca" de parte del magisterio tuvo su máxima expresión cuando se amenazó con los descuentos, que ya estaban cargados en el sistema de liquidación de sueldos y se hicieron efectivos una vez que el sector definió mantener la lucha.
¿Por qué rechazaron la oferta salarial en la primera instancia paritaria y la aceptaron en segunda vuelta, aún sin que tuviera modificaciones sustanciales? La explicación rotunda es que ningún docente soporta un mes de gastos con un tercio del salario menos en sus economías hogareñas, ya debilitadas en estas épocas inflacionarias. Ese fue el punto de quiebre, la carta que se jugó el gobierno y que resultó a favor de sus pretensiones, aún enfrentando posibles costos a futuro sobre su imagen política de parte de un sector clave de los trabajadores estatales, que suma más de 70 mil agentes.
Lo más preocupante del conflicto extendido es que este ciclo escolar 2022, año de la post pandemia debía ser y aún lo es, de "recuperación" en varios sentidos: de habilidades sociales, de la interacción docente-alumno, del compañerismo en el aula, de hábitos de horario y estudio. Y, fundamentalmente, de revisar contenidos que se perdieron o no se terminaron de aprender durante el aislamiento, la virtualidad y el sistema híbrido. Los directivos y docentes desde su hacer cotidiano perciben el impacto y deben hacer frente a sus manifestaciones en las escuelas.
Las consecuencias de un conflicto que se extendió en el tiempo se miden no sólo por la interrupción en la escolaridad sino también por el retraso en la implementación de políticas como la ampliación de la jornada escolar en escuelas rurales, demorada dos meses por los paros. ¿Alcanzará la instancia de clases efectivas hasta el 23 de diciembre para morigerar un poco las pérdidas? Por lo pronto es esperable que el segundo semestre del año pueda cerrar con tranquilidad, con los chicos en las aulas pero también con docentes cobrando un salario digno.