Lunes 11.9.2023
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En el 135° aniversario del fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento, y a manera de conmemoración, resulta interesante recordar sus consideraciones sobre la Constitución de 1853, de la cual se cumplen ciento setenta años. Sarmiento, a pesar de haber sido elegido por unanimidad por su provincia natal (San Juan), no pudo estar presente en la Asamblea Constituyente que sesionaría en Santa Fe y que culminaría con la sanción de la denominada "Constitución de la Confederación Argentina" el 1 de mayo de 1853. Los acontecimientos políticos y las persecuciones sufridas en esos tiempos, se lo impidieron y debió exiliarse en Chile.
Desde el país trasandino, mediante su pluma prodigiosa, Sarmiento fue muy crítico respecto de la llamada "Constitución de la Confederación Argentina". Se expresó desde las columnas de la prensa y también a través de los distintos escenarios públicos; para finalmente publicar el libro "Comentarios de la Constitución de la Confederación Argentina", Santiago de Chile. (1853).
En el Preámbulo de dicha obra podemos leer:
"Permítasenos una palabra en explicación de nuestros motivos actuales para examinar la obra del Congreso de Santa Fe, y de nuestro silencio antes de ser discutida y adoptada la Constitución. De lo primero es motivo suficiente nuestro deseo de fijar puntos dudosos que su texto encierra, hacer resaltar la oportunidad y acierto de muchas de sus cláusulas, y poner de manifiesto los poquísimos, pero capitales errores que inutilizan, a nuestro humilde juicio, toda la obra. Por lo que respecta a nuestro pasado silencia, baste tener presente que habíamos sido nombrados Diputados al Congreso Constituyente por elección unánime de nuestro país, y descartados por una política asustadiza e invasora; haciéndose por ello cuestión de decoro la de andarnos desde Chile entrometiendo en emitir opiniones sobre lo que se nos había impedido hacer como función de nuestro carácter propio de Diputado (…)". Edición 1853.
Fundamentalmente la prevalencia conceptual e ideológica del término "confederación" fue analizada por Sarmiento, en los siguientes términos:
"La República Argentina no fue una Confederación ni podría serlo en realidad… Debe pues decirse, al precisar el sentido y mente de la Constitución que analizamos que la palabra Confederación que aparece en ella es solo una voz ligada por la pasada Tiranía, sancionada por el hábito, impuesto por las contemplaciones a consideraciones del momento y adoptada sin aceptarse su importancia política… Constitución es lo opuesto a Confederación… La Confederación es una época de terror y de inequidades que debe quedar aislada y en solitario en nuestra historia (…)". Paginas 64 y 65.
Atento a los abusos de poder del gobierno federal, lo que más le preocupaba a Sarmiento era la necesidad de fortalecer el federalismo creando para ello instituciones legislativas y judiciales que afianzaran las autonomías de los gobiernos locales. Desde estas ideas defendió la necesidad de que cada Provincia dictara su propia Constitución, así como la instauración de una segunda cámara legislativa, el senado provincial, de manera de equilibrar el caudillismo imperante. De la misma manera insistió con la creación de una justicia federal independiente de la voluntad de los ejecutivos locales, poniendo así en marcha la idea de una Corte Suprema de Justicia que tuviese en sus manos la interpretación final de la Constitución.
La lógica vinculación entre libertad civil y libertad política necesitaba para Sarmiento una Constitución moderna y republicana, que propiciara la práctica de una democracia representativa, dinamizada por un sistema electoral claro y transparente. Para él la democracia no era un proyecto a futuro, sino una realidad, una práctica necesaria y urgente.
La lógica vinculación entre libertad civil y libertad política necesitaba para Sarmiento una Constitución moderna y republicana, que propiciara la práctica de una democracia representativa, dinamizada por un sistema electoral claro y transparente. Para él la democracia no era un proyecto a futuro, sino una realidad, una práctica necesaria y urgente.
Ya en 1860, habiendo salido triunfador con su grupo "Club Libertad", junto a Dalmacio Vélez Sarsfield, Bartolomé Mitre y Pastor Obligado, logró que la Constitución de 1853 fuera debatida y reformada. Integró así la comisión redactora, donde cambió el carácter del estatuto constitucional acercándolo definitivamente al modelo de Estados Unidos. Fue en esos tiempos, también, fundador de la cátedra de Derecho Constitucional como primer titular, la que luego la establecería definitivamente, por decreto, cuando fue presidente de la Nación (1868-1874), instalando así los principios de la necesaria práctica constitucional, como valor supremo de la Nación Argentina.
Si pensamos que el federalismo es un proceso dinámico, que busca el desarrollo y la prosperidad, un proceso que se desarrolla en la historia de un país, podemos decir, a la luz de los actuales acontecimientos preelectorales, que en la Argentina actual este proceso de descentralización política, económica, funcional y territorial, no se ha visto robustecido. Diariamente somos testigos del crecimiento de una poder disfuncional y centralista, con el lógico deterioro de la calidad democrática e institucional de los gobiernos locales. La actual clase dirigente, lejos de cumplir con los referidos mandatos constitucionales, solo atina a "expresar deseos y promesas electoralistas", anunciando ahora que "todo va a cambiar". Son los mismos que han decidido desde hace décadas que nada cambie, que todo siga igual, para mantener sus privilegios, los de la clase dirigente, a costas del creciente empobrecimiento del resto de los ciudadanos argentinos.
(*) Presidenta de la Asociación Civil Instituto Sarmientino de Santa Fe.