Susana E. Dalle Mura
Susana E. Dalle Mura
“Los niños no pueden ser de la calle, deben ser de la patria, de la escuela, del juego, del deporte, de la vida, de la felicidad”, Hugo Chávez Frías, ex presidente venezolano.
En Venezuela hay varios temas neurálgicos: las próximas elecciones, el incremento de la migración, la corrupción y la pobreza además de una infancia en riesgo. Según la Dirección Nacional de Migraciones en el 2017, se radicaron en la Argentina 31.176 venezolanos. Un récord histórico desde que comenzó el éxodo. Esta situación también pone en alerta al Brasil que reforzó la vigilancia en la frontera porque miles tratan de ingresar a través del Estado de Roraima así como lo hacen en Colombia a través del Puente Simón Bolívar. Ambas naciones enfrentan ese éxodo masivo que encuentra en sus vías naturales la anhelada huida. Los expertos vaticinan un seguro triunfo electoral de Nicolás Maduro; éste será el causante de una nueva ola migratoria a los más de cuatro millones de venezolanos que ya escaparon de la revolución chavista. Las polémicas elecciones presidenciales fueron postergadas del 22 de abril al 20 de mayo, en un intento del gobierno venezolano de moderar las críticas internacionales, ante una reelección segura.
La invasión imaginada
Los líderes chavistas agitan el fantasma de una invasión liderada por los EE.UU. El nuevo despliegue de tropas colombianas ocultaría un plan para invadir su territorio con ayuda de Washington. “Que el Papa nos ayude a impedir que Trump lance sus tropas e invada Venezuela. Le pido al Papa ayuda contra la amenaza militar de Estados Unidos. Que no nos abandone, que no permita que nos desaparezcan como a los 30.000 desaparecidos de la Argentina, que nos desaparezcan como pueblo”, dijo Maduro en la precampaña electoral. Las relaciones entre el chavismo y el Vaticano se mantuvieron muy distantes en el 2017, tras el fracaso de las negociaciones entre el gobierno y la oposición, en las que enviados papales participaron como facilitadores. Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, criticó al propio Maduro por no poner en marcha los acuerdos alcanzados en la mesa de negociación de Santo Domingo. “Cualquier amenaza imperialista contra la paz en la hermana Venezuela y nuestra región será desbaratada por la dignidad, soberanía y unidad de nuestros pueblos democráticos”, advirtió el presidente boliviano, Evo Morales, único aliado de Maduro en el subcontinente. Venezuela hoy está suspendida del Mercosur (2016); porque no respeta el compromiso democrático con la plena vigencia de las instituciones; requisito esencial para pertenecer y permanecer en esa integración regional.
La crisis humanitaria
La crisis humanitaria pronostica un 2018 más complejo y delicado como lo demuestra el trágico caso de los balseros venezolanos. La próxima ola migratoria podría incluir a sectores más vulnerables. Es importante empezar a prever esa posibilidad para evitar las consecuencias dramáticas: falta de residencia o de permisos laborales. En Colombia ya viven 800 mil venezolanos, y las Naciones Unidas estudian instalar un campo de refugiados. El alcance y las repercusiones del dramático fenómeno migratorio exigen la responsabilidad de actuar y tuvieron una atención primordial junto al tema de la corrupción en la Cumbre de las Américas de Lima del 13 y 14 de abril pasado. Para esa reunión se le canceló la invitación al presidente de Venezuela Nicolás Maduro. El éxodo registrado es similar al de naciones que se encuentran atravesando conflictos bélicos y humanitarios. Hoy en Venezuela hay un 87 % de pobreza y un 64 % de su población ha perdido el último año un promedio de 11,4 kilos por la falta de alimentos. Hay un salario mínimo integral estipulado en 37 dólares americanos (un equivalente a unos 800 pesos argentinos) y el país tendrá una inflación pronosticada para este año del 13.000 por ciento, de acuerdo a las previsiones del Fondo Monetario, que estableció que la economía venezolana será en el 2018 de la mitad del tamaño de la de 2013; además es el peor en cuanto al índice de corrupción de toda la región.
El éxodo y la infancia
El 10% de una población de más de 31 millones ya emigró y el 60 % de los hogares tienen un familiar en el exterior. La economía de guerra y la próxima elección presidencial cimentarán aún más un desplazamiento migratorio masivo. La cuestión de los refugiados venezolanos empieza a ser una preocupación de alcance regional, ya que prácticamente toda Latinoamérica tiene un número creciente de refugiados por hambre, falta de salud y libertad. Los más afectados, por el momento, son Colombia y Brasil. Ambas fronteras están colapsadas y al borde de la emergencia social. Las últimas cifras sobre la situación de la infancia abandonada en Caracas, es desoladora: uno de cada cinco niños son menores de 3 años; el 44 % tiene largas permanencias en instituciones sociales; el 25 % ha vivido dos años o más en ellas y el 19 % ha pasado más de ocho años en estos hogares. El número de niños abandonados se incrementó por el alto índice de embarazo adolescente. Los principales factores que influyen para abandonar a un niño a su suerte o en orfanatos, además del embarazo de menores, es la violencia y descomposición familiar, el alto índice de desempleo y la falta de recursos para comprar alimentos.
Las promesas revolucionarias
“En Venezuela, más pronto que tarde, no habrá un solo niño en la calle, ni un indigente, ni ninguna familia abandonada. ¡Ese debe ser el objetivo supremo de nuestra Revolución!”. “Hemos puesto cuidado especial en que las niñas y los niños de la patria reciban atención integral. Eso, ni más ni menos, constituye el plan de las escuelas bolivarianas, porque nuestros niños no pueden entrar con hambre a un aula. Es que si un niño es descuidado en sus más elementales necesidades, no se puede considerar que esté recibiendo una educación adecuada”. Sin embargo, hoy los niños venezolanos son abandonados por sus familias que emigran y otros desertan de la escuela por la falta de comida. El balance de la revolución bolivariana para un socialismo del siglo XXI, a la luz de los acontecimientos, no sólo no cumplió con sus promesas sino que compromete el presente y el futuro de un pueblo que hoy se debate en la desesperación de la corrupción, la migración y la pobreza.
En Venezuela hay un 87% de pobreza y un 64% de su población ha perdido el último año un promedio de 11,4 kilos por la falta de alimentos. Hay un salario mínimo integral estipulado en 37 dólares.