Stella Gárnica
El Litoral
DyN
La presidenta Cristina Fernández parece haber decidido finalmente no bendecir a ningún precandidato del oficialismo a sucederla y que la fórmula presidencial del kirchnerismo se dirima en las PASO del Frente para la Victoria.
La presidenta, consultada esta mañana en Moscú si tenía algun candidato favorito a sucederla, directamente respondió que "no".
A primera vista, el más beneficiado por esa medida es el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, mejor posicionado en las encuestas, y cuya apuesta electoral es que la Presidenta no designe a nadie como su delfín sino que habilite la competencia con los otros precandidatos, como Florencio Randazzo y Sergio Urribarri.
El anuncio, formulado por la jefa de Estado desde Rusia responde a un reclamo de la mayoría de intendentes y gobernadores del peronismo oficialista que la continúan reconociendo como líder y mantendrán su apoyo a la Presidenta hasta el fin de su mandato, pero de quien reclamaban una decisión urgente para definir sus propias estrategias de campaña territorial, ante una oposición que amenaza con juntarse y apoderarse de varios distritos gobernados por el oficialismo.
Mientras desde el randazzismo se mostraron "cien por ciento en coincidencia" con la postura definida hoy por la Presidenta, aclararon que más allá de la "neutralidad" que esgrimió hoy la jefa del kirchnerismo de cara a las PASO, "eso no quiere decir que no juegue un poco más para una fórmula que para otra".
El ministro del Interior y Transporte y aspirante a la presidencia por el Frente para la Victoria, Florencio Randazzo, se mostró en varias oportunidades, la última vez el pasado 9 de abril, como "el candidato" de la Presidenta, al afirmar mitad en broma y mitad en serio, que "la Presidenta me dio su confianza" para postularse y comentar que en una conversación ella le dijo: "'El candidato sos vos, flaco'".
El rol que tendrán en ese sentido los dirigentes de La Cámpora, la organización política que conduce el hijo de la presidenta, Máximo Kirchner, y la propia presidenta con gestos en actos públicos y políticos acompañando a uno u otro candidato, será clave.
Sin embargo, el sciolismo recibió la noticia llegada desde Rusia como música para los oídos, que confirmó la luna de miel que atraviesa en su relación con la Casa Rosada desde hace varias semanas tras la bajada de línea de Olivos a los dirigentes del ultrakirchnerismo más duro.
En los últimos días, Carlos Kunkel como Diana Conti, dos de los referentes del ultrakirchnerismo cercanos a Cristina, pasaron gradualmente de acusar a Scioli de ser neoliberal, a reconocerlo como "un compañero" que puede permitirles volver a ganar las elecciones de octubre.