Los resultados, que arrojaron las PASO de este “16 J”, no sorprenden por el orden de quienes se impusieron sino por la magnitud de los números. La óptica, para abordar un análisis complejo, pueden ser tomadas de la caja de herramientas del cronista y dar alguna explicación, primero descriptiva y luego, si, interpretativa de la voluntad popular manifestada.
La aritmética
Lo que venía siendo, en los últimos periodos, una “elección de tercios” se transformó en “bipolar” en cuanto a las fuerzas. Hubo un fuerte reacomodamiento de las expresiones electorales de la provincia.
La aparición trágica de un “cisne negro”, en el comienzo de este periodo de gestión justicialista, desarticuló al socialismo rosarino. La desaparición física del ex gobernador, Miguel Lifschitz, condicionó – incuestionablemente- la composición de la oposición provincial al gobierno de Omar Perotti. Con la muerte de Miguel Lifschitz el Frente Progresista feneció también.
La “elección de tercios” se pudo ver bajo otra composición en estas PASO y desaparecerá el 10 de septiembre cuando conozcamos al gobernador de Santa Fe 2023-2027.
Pullaro, Losada, Lewandowski, expresan ese trinomio que se venía disputando el resultado electoral en el último tiempo. El “Frente de frentes” selló, prácticamente, el resultado final al definir el encabezamiento de dos tercios de esa fragmentación electoral.
La política
Es un dato objetivo que la gestión justicialista, encabezada por Omar Perotti, luego de 12 años de socialismo en la Casa Gris, no fue aprobada por la mayoría de los santafesinos y fue castigada en las urnas. La pregunta es ¿A dónde fue a parar el voto cautivo del justicialismo cuando el gobernador en funciones obtuvo, apenas, el 15 % de los sufragios positivos del electorado? ¿Cómo se hace para dilapidar el caudal de votos, heredado, en sólo 4 años?
El actual gobernador tampoco lideró al propio peronismo ni lo contuvo para evitar la “fuga de votos”. Compartió interna con expresiones de oferta electoral que miran, más a futuro que a este presente, y que estuvieron excluidos de la gestión provincial de un oficialismo tan devaluado.
La metáfora futbolera, para explicarlo, podría ser la de un jugador que sustituye a un titular y exige ser reemplazado ni bien pasan los minutos de juego. El cambio fue pedido, en lista única, por electores que no resonaron con el cambio anterior.
Alguna sorpresa deja el acto eleccionario pasado en distintas jurisdicciones y categorías.
El fenómeno, que ya no es sorpresa, es la figura de Granata que, sin aparato ni despliegue territorial alguno, pone a su figura, en la categoría de diputados provinciales, como la segunda más votada detrás de Perotti. Esto ya constituya una cierta “fidelización del voto” ajena a la fuerza política que la cobija.
La diferencia interna entre Pullaro y Losada también aparece como inesperada, no tanto por la performance de Losada, quien no hizo una elección primaria pobre – ni mucho menos- sobre todo si se tiene en cuenta que “arrancó” tarde y errática con una estrategia agresiva a su competidor interno que no hizo más que empujar, con su grado de conocimiento nacional, al ex ministro de Seguridad hacia un plano de exposición que, su propia campaña, no terminaba de concretar ante la apatía social.
“Que hablen bien o mal de mí, pero que hablen”, podría ser el reconocimiento de Pullaro a Losada.
La artillería pesada, contra Pullaro, le aportó a la interna de “Unidos para Cambiar” una centralidad que necesitaba para instalar, al nacido en Hughes, como el nuevo elector sucesor de Lifschitz en el amplio territorio santafesino.
El batacazo en la ciudad de Santa Fe, que desplazó al actual intendente de Santa Fe como el gran elector local, tuvo al ex director del Hospital Cullen, Juan Pablo Poletti, como figura responsable.
Este fenómeno, es un nuevo cachetazo al marketing político de figuras públicas con el único mérito del “grado de conocimiento”.
La mediática Granata, puede ser la “rara avis” de la política ante el descreimiento generalizado, pero también lo puede ser un médico director de un nosocomio al que asiste la clase media, cuando tiene algún percance, o que es el lugar de cobijo de los sectores más postergados que encuentran, en la Salud Pública, lo que el Estado le niega en cualquier otro ámbito social.
Poletti, confesión de parte
La irrupción de Poletti quien puso la cara, en los momentos más difíciles que atravesó- históricamente- la sociedad y que gestionó con humanidad y profesionalismo al pánico de los vecinos, tuvo su reconocimiento en las urnas.
Poletti fue una de los rostros visibles de la gestión provincial de la pandemia desde la Salud Pública santafesina, cuyo responsable es Perotti.
Con el diario del lunes se puede afirmar que la estrategia electoral, del oficialismo provincial, no supo leer que existe un reconocimiento social del manejo de la pandemia empujado, además, por el bochorno nacional de vacunatorios VIP y fiestas en Olivos.
El trauma social, como el personal, se niega para seguir adelante, pero está ahí. Se conoce y reconoce.
El manejo de la pandemia, por parte del área de salud de la provincia, es uno de los puntos indiscutibles de conformidad de la sociedad para con el gobierno y la “confesión de parte” es el batacazo electoral protagonizado, en la capital provincial, por quien fue el símbolo de esa gestión -de la crisis COVID- desde el efector regional del Estado provincial, más grande de la región.
El error no sólo es de campaña, identifica una lectura cultural divorciada de lo popular que reconoce a quienes fueron aplaudidos durante el peor momento de la pandemia y luego desconocidos por conflictos laborales que, lejos de enaltecer la deuda social con los trabajadores de la salud, lo volvieron a menoscabar desde la relación salarial.
La incomprensiblemente desactualizada “Billetera Santa Fe” ni las obras públicas de infraestructura promocionadas, prevalecen ante un momento de vulnerabilidad extrema como el que vivimos y que tuvo a un sector social como “héroe” y guarda presente.
La sensación que dejan estas PASO y sus implicancias, es que el 10 de setiembre se adelantó dos meses y, salvo detalles, el grueso de la suerte electoral, en la provincia de Santa Fe, está echada sobre la mesa. Lo más razonable sería que el periodo de transición comience a transitarse ya que la provincia de Santa Fe si algo no necesita es carencia de legitimidad de la autoridad política, en los difíciles meses que se avecinan hasta diciembre.