El debate sobre cómo resolver la compleja problemática de los cuidacoches en la ciudad de Santa Fe vuelve a chocar contra la pared una y otra vez. El tema tiene aristas variadas: desde los actos extorsivos hacia los conductores, los episodios violentos por la conquista de "territorios" (cuadras), los problemas de convivencia con los vecinos, hasta el drama social: la exclusión y el desempleo en un país con la mitad de su ciudadanía en la pobreza.
En el Concejo santafesino hay posiciones encontradas entre los distintos bloques. Unos plantean prohibir a los cuidacoches en toda la ciudad, otros integrarlos. Pero nadie termina explicando del todo el "cómo": ¿Cómo prohibirlos? ¿Disponiendo de un inspector municipal y un policía por cada cuadra de la ciudad? Pareciera inviable.
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qué hacer con los cuidacoches en Santa Fe¿Y cómo integrarlos en la formalidad laboral? La actual ordenanza justamente busca eso; pero todos los actores políticos, desde los concejales de los distintos bloques hasta el propio intendente Emilio Jatón, admiten que la actual regulación normativa sobre la actividad de los cuidadores de vehículos, aprobada en 2018, es inaplicable en la práctica.
Esto abre otra pregunta: la actual ordenanza, ¿realmente buscó aplicarse en todos sus alcances desde fines de la anterior administración municipal hasta la actual? Rastreando antecedentes periodísticos, a principios de 2020 se habían dado buenos pasos con la apertura del Registro de Ciudadores de Vehículos y la inscripción de estas personas; hubo prórrogas para que los cuidacoches siguieran anotándose. Pero todo se frenó, más aún con la pandemia y la declaración del ASPO.
Mientras tanto, en el Deliberativo local la cuestión continúa siendo discutida. Se siguen aprobando pedidos de informes que el Ejecutivo debiera, por ordenanza, responder en no más de 15 días; pero no los responde, y todo va quedando apenas en palabras flotando en el aire, en significantes vacíos.
Mirá también¿Prohibir a los "trapitos" o integrarlos? Se "picó" entre dos concejales de Santa FeY la cuestión central -cómo se resuelve la compleja problemática de los cuidacoches en esta capital- tiene un agravante: las urnas de este 2023. El "manual de la política" tiene entre un axioma mandatorio, que tiene dos opciones: no meterse en temas socialmente urticantes durante los años electorales, o, por el contrario, tomarlos con una finalidad de "contragolpe" al contrincante político.
La aplicación de ambas alternativas -siempre respecto de qué hacer con los cuidacoches- ya se están viendo en la política doméstica. Sólo basta con leer entre líneas los discursos desde las bancas, los gestos, incluso los silencios, y también las respuestas de los operadores políticos. Unos patean la pelota a la tribuna; otros tiran un zapatazo al aire a ver si el solitario delantero puede capturarla y, con muchísima suerte, generar una situación de gol.
Otras ciudades
En Mendoza, la cuestión de los cuidacoches empezó a trabajarse desde antes de 2017: primero, se los censó. Luego, se consensuó un proyecto de ordenanza regulatoria, y se aprobó en 2018. Se entrevistó a casi la totalidad de los cuidadores de coches censados. Se los capacitó en oficios. Muchos fueron reinsertados en una actividad formal. El sector privado obtiene estímulos económicos si emplea a un ex cuidacoche.
Mirá tambiénPara Jatón, la ordenanza de los cuidacoches es "inviable": qué opciones hay ante el problemaEn la ciudad de Bahía Blanca ocurrió algo parecido, pero con la intención de que los cuidacoches se incluyan principalmente al trabajo de reciclaje, y estén relativamente bien remunerados. Pero en ambas ciudades, los cuidadores de coches que habían salido de esa actividad informal y reinsertados laboralmente fueron reemplazados por otros. Es la maldita pobreza estructural.
No hay fórmulas mágicas ante un tema tan complejo. Pero se necesita habilitar instancias de debate público serio y comprometido, con vecinos, ONGs, especialistas. De lo contrario, la política seguirá sólo en la palabra vacía, que es lo mismo que el silencio.
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