Como nunca antes en su rica historia, distintos actores sociales posaron su mirada sobre el emblemático espejo de agua de la ciudad de Santa Fe, la laguna Setúbal. La bajante histórica que la dejó casi "seca", la nueva agenda pública que instaló las cuestiones ambientales como una prioridad y el crecimiento exponencial del parque náutico local, pueden ser tres de los motivos de ello. Lo cierto es que todos, o al menos casi todos, miran hoy con interés a la laguna. Pero ¿cuáles son esos intereses? Y ¿cuáles las prioridades?
La laguna Setúbal es en verdad técnicamente un lago, porque no se trata de agua estancada sino de un flujo que nace en los Saladillos Dulce y Amargo (al noroeste) y en el arroyo Leyes (al noreste), el que a su vez viene del río Paraná, en medio del delta que es un gran humedal. Luego el agua corre por la laguna, pasa por debajo del Puente Colgante y desemboca en el nacimiento del río Santa Fe, a donde continúa su curso luego por el Coronda y más tarde vuelve al Paraná.
La primera acción que llamó la atención por poner el foco en la Setúbal ocurrió tras los meses de aislamiento social por la pandemia de coronavirus. La gente que salió del encierro descubrió una laguna con escasa cantidad de agua y en sus orillas, una nueva y gran vegetación, entre la que sobresalían los esbeltos alisos. Fue entonces cuando el Municipio tomó la decisión de proteger esa naturaleza verde y la señalizó con cartelería: "Aquí está naciendo un bosque nativo". Debajo del mensaje la explicación: "Este paisaje contiene árboles que pueden formar un bosque. Es un ecosistema en estado inicial que se está desarrollando. Por eso es central que los cuidemos entre todos". En el mismo sentido, biólogos y especialistas advirtieron la necesidad de respetar ese renovado ecosistema.
Luego vinieron las nuevas disposiciones de la Prefectura Naval Argentina de Santa Fe para controlar la navegación segura. El organismo dispuso una sectorización de usos prioritarios de la laguna para las distintas disciplinas náuticas: natación, yachting, remo, kite, SUP y lanchas. La idea es lograr una convivencia que evite accidentes. Es que en los últimos años muchos santafesinos se volcaron a practicar este tipo de deportes y actividades recreativas en contacto con la naturaleza.
Fue entonces cuando desde la Federación de Clubes Náuticos también plantearon sus necesidades, para garantizar que los deportistas puedan continuar desarrollando sus actividades como históricamente lo hicieron. La idea es llegar a acuerdos con los organismos de control y ordenamiento, como la Prefectura y la Municipalidad.
El gobierno local tomó nota de lo que ocurría y creó una mesa de trabajo en torno al programa Verano Capital, convocando a todos los actores involucrados. Dicha mesa pretende tener ahora una continuidad en el tiempo, con reuniones quincenales entre las partes, para ir consensuando todo lo que sea necesario, en la dinámica realidad del uso de la laguna y en relación a su nivel de agua, que es en definitiva lo que permite o impide de forma cíclica la navegación y uso en general.
En el mismo sentido, el Concejo Municipal también puso la lupa sobre la Setúbal. Y la concejala oficialista Laura Mondino (FPCyS) comenzó a trabajar un proyecto de Ordenanza para regular el uso de la laguna, en pos de lograr la convivencia entre la ciudadanía y su valorización como recurso natural local, "debiendo procurar la armonía del desarrollo de actividades náuticas con el cuidado responsable del medioambiente, el crecimiento urbanístico sustentable y amigable de las áreas de recreación y el fomento del Turismo; propendiendo a la generación de escenarios de recreación con seguridad y responsabilidad en torno a la riqueza, diversidad y potencialidad del escenario natural que lo rodea", resume el texto.
Justamente la cuestión ambiental fue la que llevó durante la bajante y pandemia a muchos trabajadores y también voluntarios a recorrer las orillas de la Setúbal para retirar los residuos (en su mayoría plásticos) que habían emergido, en pos de lograr un saneamiento. Muchos de esos residuos terminan allí tras recorrer los desagües pluviales de la ciudad y son consecuencia de la irresponsabilidad ciudadana, cuando se arrojan residuos a la vía pública. Estos terminan en las alcantarillas y finalmente, en la laguna.
Pero la contaminación de la laguna afecta no sólo a los bañistas y al resto de quienes la utilizan. Una de las dos tomas de agua de la planta potabilizadora de Aguas Santafesinas que abastece a gran parte de la ciudad está en la desembocadura de la Setúbal, en el nacimiento de lo que se conoce como río Santa Fe o Canal de Derivación Norte, al norte del predio del Puerto (la otra toma está sobre el Colastiné).
Por último, entre todas estas acciones que tienen que ver con la laguna y su cuidado, hay que mencionar la reciente firma de un convenio entre el gobierno provincial y la Universidad Nacional del Litoral con el objetivo de elaborar un Plan de Manejo Sustentable. El acuerdo "promueve establecer mecanismos de planificación urbano-regional basados en la comprensión de la integralidad del sistema, contemplando el territorio como una unidad", dicen.
En definitiva, son muchas las miradas que en los últimos tiempos y con distintos intereses se posaron sobre la laguna Setúbal. Su uso se incrementó de forma exponencial. Si no se la protege y valora puede llegar a verse afectada como ambiente. Cuidarla es tarea de todos. Y es urgente. Nos pertenece. Le pertenecemos.