Domingo 15.10.2023
/Última actualización 21:00
Terminaron las dos rondas de debate presidencial sobre distintas temáticas y, en educación, el análisis nos permite diferenciar entre aquellos que hicieron declamaciones, apelando a frases que la gente quiere escuchar -la tentación de siempre en esta materia-, de otros que expresaron algún proyecto más serio. Estos últimos tampoco expresaron ideas demasiado innovadoras.
Entre los primeros estuvo Patricia Bullrich (JxC) que mencionó en un par de oportunidades a la figura de Sarmiento más que nada para fustigar a su adversario Massa y al gremialismo docente. "Hoy vivimos una tragedia educativa. Millones de chicos sin clases. Ustedes, aliados a los gremios, siempre, nunca del lado de los chicos", indicó.
En esa línea, hizo alusión a una propuesta -que cada tanto reaparece en Argentina- y que viene trayendo Juntos por el Cambio en la campaña: convertir a la educación en un "servicio esencial" para terminar con los paros docentes. Esto supone que el Estado limite el derecho a huelga, además de reabrir un debate entre la actual concepción de la educación como "derecho" para pensarla más como un "servicio".
Por su lado, Javier Milei (La Libertad Avanza) no mencionó en su exposición al que fue su caballito de batalla en educación: el sistema de voucher, fuertemente criticado por referentes en la materia. Su propuesta giró más bien en torno a la expresión de "capital humano", a la que calificó de "revolucionaria". "Hay dos temas muy importantes. El capital humano de primera generación que tiene que ver con la salud, que tiene que ver con la alimentación y que jugó un rol fundamental durante el siglo XIX. Por otra parte, hay un rol fundamental para la educación en la práctica en el siglo XX y ahora en el XXI. Por eso queremos que el ministerio tenga cuatro áreas: niñez y familia, salud, educación y trabajo", dijo.
¿Fue esa frase una manera agazapada de poner sobre la mesa el tema de la reducción de ministerios, bajando varios de ellos a la categoría de "áreas"? Se recordará el revuelo que causó cuando en un programa de televisión empezó a tachar ministerios clave -entre ellos el de Educación- que no estarían en el organigrama de un futuro gobierno suyo. En todo caso, su exposición en el debate presidencial careció de las ideas fuerza en educación que sí se le escucharon durante la campaña pre y post Paso, y se acomodó en una postura conceptual más general y menos jugada.
Los candidatos a presidente durante el segundo debate. Crédito: Reuters/Tomas CuestaSergio Massa (Unión por la Patria) expuso un plan que a groso modo es seguir con las políticas de gobierno que se están llevando adelante: ascenso social, inversión, inclusión y gratuidad educativa. "Mandé al Congreso la ley que sube de 6 a 8 puntos del PBI la inversión mínima en educación con varios objetivos. La construcción de 731 centros de desarrollo infantil y jardines de infantes, con el objetivo de que la mamá que va a trabajar deje a su hijo al cuidado y en un proceso educativo. Plan de alfabetización de 1ro a 3er grado para que nuestros chicos aprendan a leer", dijo.
No obstante, sobre el final de su exposición, propuso "un fondo dentro de los 8 puntos del PBI para presentismo", que lo va a cobrar solamente el maestro que esté en el aula. Cabe recordar que en Santa Fe se aplicó el "presentismo" durante muchos años y fue altamente resistido por la docencia. Massa atinó sólo a una crítica de cierre dirigida a Milei, aunque no dio nombres: "Los que promueven la venta libre de armas mandan a tu hijo a la escuela con un revólver. Yo quiero que vaya con una notebook".
Myriam Bregman (FI) fue consecuente con su ideología, defendió a las trabajadoras docentes y cooperadoras escolares, avaló la ESI obligatoria y chicaneó a sus oponentes, dedicándole a cada uno una frase incisiva. Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País), en tanto, retomó el modelo cordobés para decir que va a hacer lo mismo a nivel nacional de resultar electo. Entonces habló de los jardines de 3 años obligatorios, jornada extendida en primaria, y escuelas ProA que tienen una tasa de repitencia y abandono del 6% a diferencia del 40% de la media que se registra en el país.
No hubo casi pedidos de derechos a réplica -a excepción del que hizo Bullrich a Milei para decirle "Andá con el voucher a la Puna"-, y hubo varios que se refirieron a la necesidad de incorporar las nuevas tecnologías (programación, robótica e incluso IA) a las aulas así como de articular la educación con el trabajo. El debate pareció un "más de lo mismo" o un rescate de ideas viejas, y tuvo poco de responder a las exigencias actuales de un mundo que se está reconfigurando de forma acelerada, y donde la educación tiene un rol clave y una responsabilidad ineludible en la preparación de las futuras generaciones.