Sábado 1.7.2023
/Última actualización 23:37
Una pena se me adhirió mientras escuchaba un tango. Se me incrustó en el oído. Me di cuenta de que estaba ahí porque empecé a sentirme aturdido. ¡No, no es un tapón de cera! Es un tapón de quejas de bandoneón ronco; de zorzales criollos gangosos; de Malenas descoladas y descaderadas; de Mirellas en muletas y sin muelas. No estoy sordo. Escucho distorsionado. ¿Se entiende? Por ejemplo: si alguien me dice "Hola", yo entiendo "¡Adiós, Nonino!"; si uno quiere irse, yo supongo que me insinúa "volver"; si otro me indica el norte, presumo que señala al "sur, paredón y después"; o si un fulano me invita "el último café", presumo que se refiere "a la última curda" y, por eso, "tomo y obligo" para quitarme esta congoja que me abomba el corazón.
Me doy cuenta de que el cuadro se agrava en un dos por cuatro. Esta pena tanguera me tiene atolondrado; su visión fatalista de la realidad se está apoderando de mí. Todo el tiempo me susurra "que el mundo fue y será una porquería". A cada rato me cuchichea: "Verás que todo es mentira; verás que nada es amor; verás que a nadie le importa…". No puedo librarme de este lamento. No funcionaron las gotas de rocanroles que me recetó el otorrino. No resultó el purgante que la curandera me preparó con yuyos de suburbio. No surtió efecto la salsa que me cocinó un camará caribeño con toques de guasábara y pachanga. No anduvo la transfusión de cumbias que me donaron las bailantas. Ni tuvo éxito el plomero con sus trucos y sus herramientas para desobstruir el conducto auditivo de mis emociones.
Repito el coro: "Una pena se me adhirió mientras escuchaba un tango. Se me incrustó en el oído. Me di cuenta de que estaba ahí porque empecé a sentirme aturdido." ¿Qué más puedo hacer? ¿Podría arrancarme la oreja como van Gogh o pedir que me la arranquen como a Holyfield? ¡Tiene que ser algo urgente y drástico! ¡Ya! Porque esta pena canta como ninguna; cada día canta mejor; es tan irresistible que temo volverme "loco, loco, loco'' por ella. Y si eso llegara a pasar, Che, Pebete: ¿Quién me va a querer así: "piantao, piantao, piantao"?