La crisis desatada por el COVID-19 trajo consigo miedo, preocupación e incertidumbre. Como en toda crisis de ese nivel se trastocaron la economía, el trabajo, la vida misma del mundo entero. En nuestro país, luego de varios meses, las actividades fueron normalizándose de a poco y con precauciones. Cada apertura significó un reto no solo para los gobiernos sino también para los ciudadanos de a pie. En este contexto vimos abrir nuevamente comercios, industrias, pequeñas, medianas y grandes empresas, asistimos -con cierta cautela- a la “nueva normalidad” a la que el virus nos llevó. Al día de hoy, noviembre de 2020 nos queda una deuda pendiente, crucial y trascendental: la vuelta a las aulas.
A esta altura, es indudable que la pandemia ha acrecentado las enormes asimetrías y desigualdades entre quienes tuvieron las herramientas tecnológicas, la conectividad y las condiciones necesarias en sus hogares para continuar su educación y aquellos que no. En la provincia de Santa Fe se calcula que uno de cada seis alumnos no contaron con la posibilidad de transitar la cuarentena dentro del sistema educativo. Estos números preocupantes, lo son aún más si consideramos que además de quienes no tuvieron acceso a las clases virtuales, un gran porcentaje lo tuvo pero en condiciones precarias, ya sea por la mala conectividad o por la falta de dispositivos para cada uno en el caso de familias con varios niños, niñas y adolescentes que tuvieron que compartir una sola computadora o celular entre todos, con las dificultades que esto conlleva. En este marco, los cálculos de los estudiantes que no retomarían su educación el año que viene son alarmantes, sobre todo en escuelas secundarias y establecimientos de educación terciaria.
Desde el Estado provincial y desde la Legislatura se han propuesto un gran número de iniciativas para tratar de enmendar la situación de la falta de conectividad y de dispositivos, como la aprobación en Diputados del proyecto que prevé la entrega de celulares y tabletas con conexión a los alumnos y alumnas en situación de vulnerabilidad social y el de créditos a docentes para la compra de dispositivos. En ambos casos los proyectos de ley se encuentran hoy en el Senado para su aprobación. También se puso en marcha el Plan Santa Fe Conectada, para la inclusión digital y transformación educativa. Todas y cada una de estas medidas son importantísimas porque aún no sabemos si el año entrante tendremos la modalidad presencial completa o si será semipresencial, de acuerdo a como se presente la situación epidemiológica y la posibilidad de obtener la tan esperada vacuna para el COVID-19.
Lo cierto es que veremos los resultados cuando se abran las aulas. No debe haber persona que no ansíe la vuelta a clases presenciales. En los últimos días vimos en reiteradas oportunidades a padres y alumnos manifestándose para que así sea. Y su posición es sumamente entendible. La presencialidad no se trata solo de la adquisición de contenidos en cada materia, se trata de un vínculo pedagógico y también social. No caben dudas de que la presencialidad es una necesidad, y en las condiciones de desigualdad que se mencionaron antes, no sólo es necesario sino que es urgente. La educación de nuestros niños, niñas y adolescentes es el único camino para enfrentar el futuro.
Pero en este contexto vale preguntarse ¿las desigualdades que se vieron crudamente en estos meses son exclusivamente a causa de la pandemia?. La respuesta es No. No todos los problemas del acceso a la educación comenzaron con la pandemia. Si bien es un derecho consagrado en el Art. 14 de la Constitución Nacional y en Tratados Internacionales incorporados a ella, y la Ley de Educación Nacional 26.206, sancionada a fines del año 2006 establece que la educación y el conocimiento son un bien público y un derecho personal y social que debe garantizar el Estado, y que absolutamente todos los argentinos y argentinas tienen derecho a una educación de calidad, este derecho se vulnera de diversas maneras porque la educación no puede ser de calidad si primero no es inclusiva. Y de verdad que no lo es ahora en pandemia y no lo fue antes. Ahora por la brecha digital , la conectividad y los recursos teconológicos y antes por las trabas que la condición económica que miles de familias tenían -y volverían a tener- en la presencialidad.
Porque nuestra legislación dice que la educación debe ser gratuita, pero todos sabemos que, sobre todo en las grandes ciudades la gratuitad no es tal, a partir de la necesidad de pagar por el transporte hacia y desde los establecimientos escolares primarios, secundarios, terciarios y universitarios. Y también en las pequeñas ciudades y localidades del interior, donde los y las jóvenes que terminan sus estudios secundarios y quieren continuar sus estudios superiores en en las ciudades que cuentan con Institutos Terciarios y Universidades, muchas veces no lo pueden hacer por el costo que significa el traslado a esos centros urbanos.
Es por esto que vemos con gran alegría y expectativa la decisión política del Gobernador de poner en marcha a partir del ciclo 2021 el Boleto Educativo Gratuito, un anhelo que en nuestro espacio, el Frente Renovador, lleva casi ocho años de trabajo continuo para que sea una realidad. Hemos presentado proyectos en la Legislatura Provincial, en Concejos Deliberantes e incluso en el Congreso Nacional. Y nos hemos preparado nada menos que con el creador de esta iniciativa, el exgobernador Juan Manuel de la Sota con el que me unía una sincera amistad, él nos ayudó a planificar para Santa Fe lo que había logrado en Córdoba.
La educación debe ser una prioridad nacional y se constituye en política de Estado para construir una sociedad justa, reafirmar la soberanía e identidad nacional, profundizar el ejercicio de la ciudadanía democrática, respetar los derechos humanos y libertades fundamentales y fortalecer el desarrollo económico-social de la Nación. Así es que a partir de la puesta en marcha del Sistema de Boleto Educativo Gratuito todos los alumnos y alumnas de escuelas primarias, secundarias, terciarias y del ámbito universitario tanto público como privado, así como los y las docentes de todos los niveles y el personal no docente podrán viajar gratis en transportes de corta, media y larga distancia cuando recuperemos la normalidad de las clases presenciales en Santa Fe.
Es una gran inversión de la provincia para permitir el acceso a la educación y sortear los obstáculos que impidan que nuestros niños, niñas, adolescentes y adultos puedan acceder a su educación, eliminando en alguna medida las barreras económicas que lo condicionan. El futuro de nuestros hijos empieza en las aulas de nuestras escuelas y todo lo que hagamos para derribar las barreras que impidan el acceso a la educación es prioritario. El acceso a la educación es, en la pandemia y luego de ella, la nueva forma de la Justicia Social.
(*) Abogado. Diputado Provincial Frente Renovador-PJ