El populismo encarna uno de los sentimientos más destructivos del ser humano: el desprecio por el otro. Desprecio por el que no piensa igual, por el que tiene otro color de piel, por el que tiene éxito y así podemos enumerar una gran cantidad de motivos.
Ya se venían presentando por parte de quienes nos gobiernan, manifestaciones de desprecio a la oposición. Pero en estos días han coincidido dos hechos que marcan la escalada del desprecio, ya no solo al oponente político, sino también al ser humano. Me refiero en primer lugar, a la brutal represión en Formosa, que venía precedida en no dejar ingresar a formoseños a su provincia, como también obligar a pasar cuarentenas en centro de confinamiento que actuaban casi como cárceles de ciudadanos. En segundo lugar, hago alusión a un mensaje de audio del Ministro de Seguridad de nuestra provincia, el señor Marcelo Saín, donde ya se llega a un grado tal de violencia verbal y de descalificación del pueblo santafesino, que ha motivado la ira colectiva sin distinción de banderas políticas, se trata de una verdadera agresión al ser humano.
¿Qué es el desprecio? En psicología y otras ciencias sociales, se trata de un "sentimiento negativo que se genera al considerar que alguien es inferior. Eso significa que no es simplemente una emoción, sino que también implica una valoración que está íntimamente relacionada con la falta de respeto". De esta manera, cuando sentimos desprecio, pensamos que "esa persona" ni siquiera merece nuestra atención. Es un patrón de evaluación autoritario, dado que se piensa que "esa persona" es inferior y no tiene sentido dedicarle tiempo en dialogar. Despreciadores como Saín o Insfran, no toman al semejante como un par, sino como alguien despreciable por no estar o pertenecer a su "categoría", en el peor de los casos, buscan aniquilarla directamente en sentido metafórico y en muchos casos a materializar su desprecio quitándoles la vida, como lo han hecho Stalin, Hitler, Pol Pot, Maduro, los Castro, movimientos de izquierda latinoamericana o sus dictaduras militares, por mencionar sólo algunos.
Creo que debemos tener muy en cuenta este tipo de manifestaciones que no hacen más que generar odio y nos pueden llevar a la mutua incomprensión, la cual es un caldo de cultivo de violencia. Por eso, a los despreciadores hay que repudiarlos, no con sus mismos métodos, sino con los que nos da la Democracia.
Es la bandera de la Democracia la que los ha instalado en el lugar que ocupan, y es esta misma la que debe plantarse al momento de exigir justicia y por sobre todas las cosas, el respeto que merecemos los seres humanos y en particular, todos y cada uno de los santafesinos.
(*) Diputada Nacional y Pte. de la Coalición Cívica ARI Santa Fe