“Me hierve la sangre, al observar tanto obstáculo, tantas dificultades que se vencerían rápidamente si hubiera un poco de interés por la Patria” dijo el General Manuel Belgrano hace poco más de 200 años. Aquella incomodidad reflejada en su expresión bien puede representar el pensamiento actual de millones de personas que eligieron sacar a la Argentina del terrible estadío en el que se encontraba, por encima de los intereses de un puñado. La “casta”, señalan. Lo cierto es que el autor considera indispensable recordar que las instituciones perduran y las personas son temporales, por no decir momentáneas.
Fotos: Gentileza.
En ese marco, el presidente Javier Milei - en su primer año como primer mandatario - encabezará los festejos oficiales por el Día de la Bandera en Rosario. A nadie debería sorprenderle que el jefe de Estado viaje hasta el monumento donde tradicionalmente se hacían esos actos y con esa misma magnitud. Sin embargo, acostumbrados a la politiquería y a la especulación, la presencia presidencial o no se volvió casi motivo de apuestas año tras año. Ahora, y con el impulso del ministro de Defensa Luis Petri, cadetes (como los de nuestro Liceo Militar General Belgrano), soldados y marinos jurarán fidelidad al Pabellón Nacional como lo hicieron las tropas del General Belgrano, dejando de lado cualquier nimiedad coyuntural. Incluso los veteranos de Malvinas tienen un rol protagónico en el evento.
Que “el gobernador es de otro signo político” o que “sus legisladores no acompañan una propuesta del Ejecutivo nacional”; que” la situación del narcotráfico acechando a la población no es favorable a la imagen del gobierno” o que “es mejor ir a otro lugar”. Apenas cuatro ejemplos que pueden sintetizar la desidia, especulación y liviandad con la que se deja en segundo plano la tradición patriótica para priorizar la mezquindad política de turno.
El actual presidente busca revertir la situación. Pero no es intempestivamente de cara a este 20 de junio. Desde el comienzo de gestión las diferencias de colores partidarios quedaron en segundo plano, poniendo el foco en la solución a los problemas más urgentes. Un ejemplo rápido - pero no por eso con una contundencia superlativa - es el apoyo inmediato que Patricia Bullrich y Luis Petri materializaron en la lucha contra la inseguridad en nuestra provincia a través de las herramientas que el ministerio de Seguridad y el de Defensa disponen legalmente para tal fin.
Por otra parte, el presidente; la secretaria general de presidencia, Karina Milei; el titular de Diputados, Martín Menem y los ministros nacionales anteriormente mencionados, ya estuvieron en Santa Fe en los primeros meses de ejercicio. No es menor destacar eso, para contrastar con las actitudes políticas a las que veníamos acostumbrados los santafesinos, donde la relevancia histórica de la provincia o las urgencias de las diferentes coyunturas eran desatendidas según gusten o no las caras de los interlocutores.
Retomando la trascendencia de la presencia del jefe de Estado en las orillas del Paraná, como lo hizo el General Belgrano en 1812, su antecesor no conmemoró ningún Día de la Bandera en Santa Fe. Los primeros dos años la pandemia fue el argumento, en los dos últimos no hubo. Al menos no con algún criterio aceptable en los términos de la importancia de la fecha en épocas donde buscar unir a los argentinos debe ser prioridad.
Pocas semanas atrás, en otro acto muy importante para la identidad nacional, Milei aseguró: “Nosotros, lejos de perseguir vendettas personales o revanchismos mezquinos, lejos de priorizar nuestro interés político personal, tenemos un solo interés por delante: el interés de la mayoría de los argentinos, que eligieron vivir en libertad”. Fue el 25 de mayo, en Córdoba, con un discurso y un entorno sumamente simbólico y que evocó nuestras tradiciones. Si queremos citar ejemplos de otras provincias y otras fechas, podemos mencionar a Salta y su homenaje al General Güemes con presencia de la vicepresidente o los preparativos para el 9 de julio y el regreso de los típicos desfiles militares.
Ahora, Milei, su gabinete y el gobierno provincial santafesino dan un paso más en la materialización de algo que parecía imposible: evitar mezquindades para reivindicar la historia y los hitos que nos hicieron Nación con la responsabilidad institucional que merecen.
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