Dónde está Perón, dónde Alfonsín, donde el Partido Militar, Partido asesino que logró fabricar una militancia de sobrevivientes con justificadas ganas de venganza, dónde aquella CGT combativa o, también, la poderosa Central de Trabajadores… la Tercera Posición, la Movilidad Social Ascendente. Caramba, dónde un banco de textos, un reservorio de ideas… El Siglo XX se fue. Hasta 1950 de un modo, después de otro. Siempre lo visible: escombros.
UN PUNTO DE PARTIDA COMÚN
El concepto me persigue, tropezamos con la frase al doblar cualquier esquina sospechosa: La Peste quitó la sábana y el Siglo XXI se nos aparece -ahora- en todo su miserable esplendor. No hay nada que se pueda esconder. Aquí estamos.
Violencia Urbana. Código Narco para vivir. Corrupción estructural para ascender. Injusticia social para reclamar. Democracia ausente. Aquí no hay nada de aquello declamado en la segunda mitad del Siglo XX.
Se ubica Argentina como el país de un Partido del Estado, asimilándolo a Partido Único, populismo y decadencia. También a la claudicación de sus oponentes. Herencia teórico/práctica del Siglo XX.
La política y sus actores deberían asumir la parte que les toca. Hay dos posturas para explicar el presente. Argumentos poderosos ofertan ambas posiciones.
1- No hubo nunca bipartidismo en Argentina, a los tumbos las ideas y, con vaivenes por los golpes de los militares, el fenómeno que daba estabilidad y el hoy por vos, mañana por mí, no existió, lo impidieron. Señalan la situación. Pre democracia y alternancia aleatoria.
2- Si hubo: el Radicalismo y sus adyacencias y el peronismo y sus excrecencias lo conformaron y el bipartidismo existió. Se fue. No supieron / pudieron conservarlo. El Siglo XXI y La Peste esclarecedora muestran su fracaso.
Las Elecciones de Medio Término del 2021 están signadas por La Peste. El Bipartidismo es un adiós. Si hubo, está muriéndose, si no existió es un nonato que ni cuerean los viejos criollos para hacerse un cinturón. Cada "frente" reunió sectores que tienen difícil asimilación y complementación, simple coyuntura y, por tanto, conveniencias. Ningún árbol de hojas perennes, apenas matorrales electorales.
Inventario mínimo del porvenir. Centros de Estudiantes que son ahora centrales de pensamientos liberales, libertarios, abolicionistas, excesivamente estatistas o libremercadistas. Ni proyectos ni programas. Un rector estatal acaba de confesar: …"planes siglo 19, profesores siglo 20 y alumnos Siglo 21…".
Ley de Oferta y Demanda y el Outlet. Profesionales recibidos a distancia y a deshora. Compra on line y mercado laboral al garete. El trabajo individual en retirada, la automatización a paso redoblado.
La Economía Global define y propone el sitio de Credo que se le asigna a las redes y su Océano de 10 centímetros de oscurísima profundidad donde todos sabemos navegar. De tal punto original hay que arrancar… si se arranca.
LAS TEORÍAS SON RESÚMENES
Un oriental, desde Alemania, que escribe opúsculos sobre la psico / sociopolítica, ya es un santón de lectura obligatoria y, caramba, muchos añoran aquella caverna de Platón.
Pararse en Argentina, después de las elecciones de Noviembre de 2021 es necesario, imprescindible y, tal vez, desesperante. Nos espera la pregunta de Charles Trenet "¿qué queda de nuestros amores?".
Pongamos la cuestión en unción extrema. Qué queda de los amores si, pese a la nebulosa mediática, la vida es afectos y no razones y peor: toda razón es una justificación de las pasiones.
Gobernando en relato o peor, en canción barrial, se llega al mundo de Cervantes. La razón se vuelve arbitraria y, por construcción, incompleta. Neruda, que no aclara ni oscurece, afirma: hemos perdido aún este crepúsculo. La poesía es la certificación de la alucinación pura y en eso estamos.
EL PARTIDO QUE PERDIÓ EL PAÍS
El peronismo, aquel conglomerado de opúsculos de un General con pretensiones de escritor y filósofo de la vida diaria (Comunidad Organizada, La Fuerza es el derecho de las Bestias, Escritos de Descartes) ya no se retiene ni siquiera en la nombradía; "el olvido lo tapó", dice Atahualpa.
El peronismo es recuerdo, ni siquiera historia. Cada tanto se cita algunos de sus dichos, como menciones de un refranero popular. Su mesa tripartita (patrones, obreros, Estado) fue al mismo altillo que la Argentina Potencia.
Siglo XXI en marcha. Perón es esto: es una acumulación de frases para justificar, acaso disfrazar, la lucha despiadada por un mínimo feudo, una zona especial, una batalla comarcal que no tiene más trascendencia que la crematística.
La "oposición" repite, en su especulación, la misma diáspora e iguales razones… por algo será.
El saldo, el saldo… Eso es mucho y es nada, si se mide en trascendencia y derecho de pernada, pero, cuidado, tal vez designe el nuevo sistema de pequeñas unidades territoriales, que deberán pactarse como un seguro, una obstinada preservación ante la intemperie.
Dónde estamos parados en este día impar… Agrupaciones políticas, como mínimos grupos comando, semejan bastante a las bandas que salían del Burgo, cuidándose las espaldas, para la caza y la pesca en el bosque indómito, el río bravío y el retorno, apresurado y tenso, a la seguridad dentro de las murallas burguesas.
El peronismo ya no puede disimular su diferente genética. Muy poco los une, ¿Qué es el radicalismo, aquel deforme socialismo ampliado, que todavía envía / recibe dineros de lejanas fundaciones para seducir ciudadanos…? ¿Qué es -hoy- aquella fragua de debates sobre la sociedad de iguales sino funcionarios que preguntan por su pitanza, piden un cargo para cubrir sus gastos y creen que, en la disputa de esos feudos peronistas está la razón de su existencia?
NO HAY PISO, NO HAY PAREDES…
La lucha por el burgo es el Pre Capitalismo. El reloj atrasó demasiado, el mundo se enfermó pero en Argentina esta Peste ha sido cruel con la especie. Vamos, desnudó lo que había.
Sostener, post pandemia, que el Capital no tiene Banderas es tan cierto como anacrónico. El Capital es una convención para entendernos sobre sangre, sudor y lágrimas, también dulces sueños. No asombraría una mención de la plusvalía, resucitada desde el fondo del mar. Ahora, ayer, con algunos discursos de ambos extremos de la desorientación.
Siglo XXI y la desnudez extrema. Qué queda hoy del partido de ciudades de Macri y sus liberales, tan novedoso como mal parido y Cristina y sus legionarios de la vida por Perón como el verso inapelable. Cuatro letras: nada.
Bandas dispersas con el lenguaje -y la actividad- de los muchachos de la obra de Anthony Burgess, "La Naranja Mecánica". A eso salen y eso hacen. La Jerigonza de aquel lenguaje de secta estrafalaria y la misma determinación por la vida y la muerte. Matar algunos viejos, robar algunos aparatos; droga, ron y tabaco. Colofón: quieren organizarse gremialmente, piden personería jurídica de los sin techo, sin nada pero muy visibilizados.
Pregunta, cruel pregunta. Qué oferta hoy una central obrera atravesada de autoritarismo, nepotismo, subsidios, planes sociales, limosnas mensuales, cerrojo de la salud que la Peste despanzurró y la velocidad -y crueldad- de las redes que la dejó desnuda de objetivos generales y muestra (La Peste es "desnudadora", muchachos) la poca hombría y la mucha codicia de los gremios, de los obreros organizados. Eso quedó como oferta. Eso. Cuatro letras insistentes: nada.
NEGAMOS EL IMPACTO DEL CHOQUE
Parados sobre la nada, post elecciones del "the end", en el día después del encontronazo de los relatos, vemos el horizonte como una caída del punto de fuga.
No había nada que relatar y mucho menos confrontar. Nadie ignoraba que todos robábamos caramelos. A qué contar de la gula del adversario. La solución estaba en pactar sobre la mano en el frasco. Necesitábamos un Nunca Más.
Soy escéptico. Si apareciese un "Nunca Más" al robo y al peculado quedaría el cumplimiento de las Leyes. Quedaría. Hum.
Dónde está la Tercera Posición, la Movilidad Social Ascendente. Caramba, dónde un banco de textos, un reservorio de ideas… El Siglo XX se fue. Hasta 1950 de un modo, después de otro. Siempre lo visible: escombros.
Violencia Urbana. Código Narco para vivir. Corrupción estructural para ascender. Injusticia social para reclamar. Democracia ausente. Aquí no hay nada de aquello declamado en la segunda mitad del Siglo XX.