España festejó el Día de la Hispanidad y muchos quieren mirar para otro lado. No se puede. Reyes junto a políticos de una democracia parlamentaria, reunidos en Madrid, presentaron un acto con réplicas en toda España ante un acontecimiento realmente único. En una entrega anterior sostuve: "En este mes un acontecimiento que cambió una Era. El eje es el 12 de Octubre, Día de la Raza. El Columbus Day de 'yankilandia'. En el mundo se sigue diciendo algo inatajable. La llegada de Cristóbal Colón tiene fecha exacta".
Es difícil, para irredentos de Argentina, quitar un número en el almanaque cuando el mundo entero lo significa de un modo diferente. Algunos historiadores, que acompañaron esa absurda marcha hacia la distorsión, lo hicieron a sabiendas que mentían y eso los vuelve más indignos. Con las fechas de la historia no se juega porque no se pueden defender. Son eso. Punto.
En Argentina se intenta (se intentó) el olvido o la deformación. Fabricamos una controversia para explicar algo que sucedió de un solo modo y no tiene marcha atrás. Reformular la historia reivindicando a los que fueron descubiertos, colonizados con la cruz y con la espada, humillados, esclavizados y finalmente integrados es un imposible, porque todo es imposible hacia el pasado. Hacia el pasado solo tratar de entender. Agrego: es una rara manera de acomodarnos al presente que, sin dudas, lleva al tropezón.
Una nota de la escritora Claudia Peiró apunta a lo mismo. En ella escribe: "¿Cómo pasó América de celebrar el 12 de Octubre a defenestrar al Adelantado de la Corona? En las primeras décadas de este siglo, los mandatarios bolivarianos y progresistas de la región adscribieron a la leyenda negra antiespañola que cuestiona la empresa colonizadora que dio origen a nuestras naciones mestizas".
La afamada colega corta con su bisturí en otro sitio tan visible que asusta, habla del gobierno mexicano y dice: "La primera mujer electa presidente de México se negó a invitar al Rey Felipe VI a su asunción, una afrenta ante la cual Pedro Sánchez anunció que el gobierno español no estaría presente en la ceremonia. Si el gesto resulta absurdo más lo son sus fundamentos. La explicación o reclamo de Claudia Sheinbaum fue que, en 2019, el Rey no respondió la carta del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con motivo de los 200 años de la independencia de México, en la que le proponía un trabajo bilateral en una hoja de ruta para hacer en 2021 'una ceremonia de alto nivel para que el Reino de España exprese de manera pública y oficial el reconocimiento de los agravios causados y que ambos países acuerden y redacten un relato compartido, público y socializado (¿?) de su historia común', a fin de iniciar una nueva etapa en sus relaciones".
Además de impecable, la nota, como dije, corta en lugar sensible; su escalpelo rebana sobre algo demasiado cercano. Si CFK fuese presidente, lo mismo alguno de sus herederos directos o por delegación, estaríamos acompañando un delirio tan basal que asusta. Es cierto que México y España tienen relaciones más carnales que las de Argentina y España, pero por allí marchaba Alberto Ángel Fernández, porteño…y abogado. Fernández está hoy devaluado por sus corrupciones manifiestas y sus relaciones con delitos de género tan miserables que su sobrevida pública es nula. Él, sin embargo, estaba en un grupo de confusos miembros de la política latinoamericana que ocuparon lugares de peso como dice la señora Peiró ("mandatarios bolivarianos y progresistas").
Hoy es posible mirar que las fechas no pueden alterarse y que el imperio que vino a destrozar crueles imperios, como el incásico o el azteca, impuso sus leyes -también crueles- y redefinió, con la mezcla cultural, algo de cuanto somos, que termina de misturarse con las corrientes migratorias… y los barcos esclavistas. Estamos en formación, no somos una entidad definida, pero todo comenzó el 12 de octubre de 1492. Octubre, siempre este mes.
No es posible relacionar aquellas conquistas imperiales (¿qué imperio pide permiso?) con los desastres que supimos conseguir. Resulta inverosímil entender cómo es posible pretender que los que vienen de las inmigraciones masivas, la mayoría de dos penínsulas (ibérica e itálica) y todos de una gruesa región (Europa, así conviene mencionarla, Europa a secas), como es posible –repito- que estos hijos de inmigrantes reivindiquen a los onas, los mocovíes, de hecho a los mapuches, cuando no a los tobas. Sería una verdadera proeza de solidaridad hacia lo inconmovible: el pasado
Hoy Argentina tiene el 50% de sus habitantes debajo de una línea de estómago lleno y corazón contento y por tanto están tristes y hambrientos. No importa cuántos querandíes se encuentran en esa situación, interesa saber si fue culpa de Cristóbal Colón, de la Cruz y de la Espada. O sea: ¿Cristianismo imperial y esclavista? ¿Es ese el eje del mal en Argentina? Parados donde estamos cabe pensar que los problemas en Santa Fe ciudad se deben a Juan de Garay… y en Rosario a la inadvertida serie de pobladores vecinos de la pequeña capilla que fueron quedándose y quedándose hasta conformar un villorio, después una villa y luego una ciudad que hoy es eje de una región: Región Rosario.
Concluir que Juan de Garay (para centrar en alguien la culpa) es a quien debemos parte de nuestros males, de tantos pobres, de tanto yerro en los gobiernos, ayudaría a redefinir la forma de entender la historia. La posición no pasa de una chanza pero, para estos revisionistas, debería ser una conclusión casi obligada. Es este Adelantado, quien refundó Buenos Aires, sumemos que muchos de nuestros males provienen - esto sí que puede investigarse- de un criterio unitario para poblar y gobernar.
Renegar del Descubrimiento de América, o quitarle el contexto de cómo se realizaban estas empresas y porqué, es al menos equívoco y sostengo que no hay equivocación, que una premeditación y alevosía los lleva a distorsionar lo mal que estamos para entregar esa carga, la culpa, a una historia y su deformación (relato) que no se puede defender. En lo específico el río, verdadero eje de nuestra civilización mas cercana, la propia, la que nos comprende, no tiene forma de ser incluido en matanzas o desmanes, al contrario, el verdadero eje cultural está en su presencia. Siembra y transporte se deben al clima que el río proporciona y no hay modo de quitarle esta propiedad sobre lo que somos.
La excusa de buscar cinco siglos atrás la culpa de cuanto nos pasa tiene una derivación, ese camino nos lleva a encontrar en los fundadores y primeros habitantes los testigos cuando no los cómplices de nuestros defectos y sus consecuencias. Qué dirán de don Aaron Castellanos. Qué de los que defendieron el sitio en Posta del Quebracho o Angostura del Quebracho.
Vamos al punto central. Qué piensan de San Martín, de Don José de San Martín. También de Manuel Belgrano. De Mariano Moreno. Los nombrados son consecuencia de aquel Garay y este de Cristóbal Colon; de un reino y de un imperio. Sería bueno que dijesen donde piensan parar con sus lecturas sobre el ayer. Juan de Garay es un buen sitio.