Cada 28 de mayo conmemoramos el Día de los Jardines de Infantes y de la Maestra Jardinera. El recorrido por este nivel de la educación en nuestra historia nos hace recordar aún más la trascendencia de la obra de Rosario Vera Peñaloza (1872-1950). Si bien a las instituciones del nivel inicial se las visibiliza con distintos formatos y denominaciones desde hace más de ciento cincuenta años, fue esta educadora quien fundó el primer Jardín de Infantes hacia el año 1900 en La Rioja, su provincia natal.
Rosario, justamente, consideraba a estos establecimientos como una institución educativa integral, útil, necesaria, imprescindible e insustituible, pero fundamentalmente con objetivos propios y claramente pedagógicos. Por eso, particularmente quiero saludar a todas las docentes del nivel inicial que festejan su día (que se conmemora el 28 de mayo en honor a ella, en la fecha de su fallecimiento), entendiendo que esta conmemoración no es solo para celebrar, sino también para visibilizar y analizar la realidad, principalmente en una ciudad que desde hace mucho tiempo ha pretendido darle jerarquía a la educación de niñas y niños desde los 45 días de vida.
Los Jardines de Infantes no son lugares de cuidado o de guarda, son instituciones que hacen al proceso de crecimiento y de desarrollo en esta edad. Para ello deben contar con docentes que se capacitan y establecimientos adecuados.
Según la Ley Nacional de Educación, la educación es obligatoria desde los 4 años. Es decir que tutores y Estado están obligados a cumplir esta responsabilidad. El período anterior, el denominado maternal o primer ciclo, no es formalmente obligatorio lo que no quiere decir menos importante. En estos primeros años, el servicio educativo que brindan los hoy denominados Jardines de Infantes es aquel que requiere el niño o niña en este momento de su desarrollo. Para ello hay docentes que se capacitan y establecimientos adecuados. El adulto puede elegir su institucionalización y para el caso debe contar con una oferta, sea privada o estatal que garantice estas decisiones.
Los jardines no deben entenderse como un lugar de cuidado o de guarda, son instituciones que se deben al proceso de crecimiento y desarrollo en esta edad. Son verdaderas escuelas en el nivel inicial. Desde la sanción de la ley citada anteriormente -hace ya casi veinte años- no fueron ni la nación ni las provincias las que se hicieron cargo de la Educación Inicial en los primeros años de vida, salvo el caso los denominados Jardines Incorporados.
La nación delega en las provincias el servicio educativo y las provincias no han podido o querido aumentar su escasa oferta educativa en este tramo del nivel inicial. Así es que nuestros niños no asisten necesariamente a jardines "de la Provincia" o privados incorporados, o en nuestra ciudad a los jardines municipales, sino que muchos lo hacen a jardines particulares.
En Santa Fe hemos avanzado mucho en esta materia y somos un ejemplo a imitar. Los incorporamos a la normativa municipal en el año 1998 y hace algo más de diez años impulsamos, aprobamos y sostuvimos un Sistema Municipal de Educación Inicial (ordenanza N° 11841) para niñas y niños de hasta 3 años, del que forman parte los diecisiete jardines dependientes del municipio y una cantidad importante de jardines particulares.
Este sistema ha mostrado y demostrado sus conveniencias y seguridades. El adulto que elige llevar un niño o niña al jardín sabe y entiende que, por más que sea privado o estatal, quien asiste va a estar en un lugar seguro, en una Institución en donde se educa y en la cual niñas y niños aprenden a partir del trabajo de profesionales de la educación que enseñan. Y por supuesto, quienes sostienen estos jardines particulares deben cobrar por el servicio, así como la familia que decide llevar a su niña o niño a estas Instituciones debe pagarlo, ya que no dependen económicamente de la provincia ni del municipio y tampoco tienen subsidios ni ayudas que podrían hacer distinta la historia.
En el último tiempo, por diversas razones -algunas incomprensibles y fuera de la normativa vigente-, desde el municipio fueron habilitados establecimientos que pretenden brindar este servicio, sin ser jardines autorizados. Funcionan desde la lógica del cuidado y de la guarda, pero no son controlados ni inspeccionados en materias vinculadas al personal a cargo, o planes pedagógicos. No tienen una ordenanza que los regule ni se conoce si reúnen las condiciones necesarias para funcionar como jardines. Llevan adelante tareas con niños y niñas menores de 3 años, muchas veces sin profesionales de la Educación Inicial tal cual exige la ordenanza, y en lugares y formas que no siempre son las adecuadas.
Lamentablemente, hemos retrocedido y necesariamente se debe retomar el camino y los objetivos planteados, reconociendo la función esencial no solo de un jardín y el proyecto pedagógico inherente al sector, sino de las y los profesionales capacitados para llevarlos adelante. Es por ello que es necesario sostener y reconstruir medidas de orden político que cuiden nuestros jardines.
Aun en este contexto queremos saludar a nuestras "seños" por el trabajo que realizan día a día, ratificando nuestra voluntad de acompañarlas no solo en la situación que hoy atraviesa el sistema, sino y fundamentalmente en las luchas que en adelante deberemos seguir dando. Por ello es que hoy, nuevamente y con firmes convicciones, homenajeamos y reivindicamos a Rosario Vera Peñaloza, gran luchadora como otras de ayer y de hoy, por la educación en la primera infancia.
También queremos recordar lo que se hizo en conjunto con muchas personas de la ciudad con quienes sostuvimos y sostenemos este concepto de intentar convencer que cuando un adulto decide afrontar un proceso con un niño o niña de estas edades en una Institución, es imprescindible que lo pueda hacer en lugares seguros, legislados, cuidados e inspeccionados y en el marco de los nuevos conceptos pedagógicos que requieren nuestras niñas y niños en esta edad.
(*) Ex concejal de la Ciudad de Santa Fe. Coordinador de Espacios Educativos.