Reflexión sobre la pediatría y la vocación del pediatra
Una manera de atenuar los efectos negativos de un entorno negativo en la salud infantil es fortalecer la atención de pediatría y de enfermería pediátrica en los centros periféricos.
Justo un mes separa el Día del Pediatra del Día del Niño. Aunque esta afirmación es forzada y exige por tanto una explicación, esta curiosa coincidencia de efemérides resulta útil como punto de partida para una reflexión sobre la pediatría y sobre la infancia de Santa Fe. Los días en sí mismos no son efemérides, sino que son promulgados como tales a fin de recordar aquello a que hacen referencia. En Argentina se acostumbra que el Día del Pediatra sea el 20 de octubre porque este día, de 1911, se fundó la Sociedad Argentina de Pediatría.
Foto del Año/World Press Photo: una mujer palestina abraza el cuerpo de su sobrina. Mohammed Salem, Palestina. Reuters
Así, el objetivo de la efeméride es recordar tanto a los pediatras como a la pediatría. Y el Día Internacional del Niño, o Día Mundial, o Universal del Niño, o de los niños, etc., o "International Children's Day", es el 20 de noviembre. Y el objetivo no es regalarle un juguete a un niño, sino recordar que todos los niños tienen derechos, incluso en Argentina, donde el Día del Niño, o de las Infancias, es en agosto.
Estoy seguro que la pediatría de Santa Fe sería mejor, estaría más holgada, más satisfecha y más orgullosa de sí misma si lograra vencer la desproporción de la que es víctima. Y basta mirar en derredor para comprobar que esta desproporción se refiere tanto a la distribución de los servicios de atención pediátrica como a la complejidad de cada consulta pediátrica en particular.
Hace un tiempo comentaba aquí que parece haber más profesionales y servicios de pediatría por unidad de superficie en los lugares donde hay menos pacientes de pediatría, y con menos problemas, mientras que estos profesionales y servicios parecen ser escasos, incluso insuficientes, allá donde hay más chicos que necesitan dichos profesionales y dichos servicios. Aquí está la desproporción.
Esta desproporción, es previsible que se vaya acentuando en el corto y medio plazo puesto que al parecer hay cada vez menos vocaciones para dedicarse a la pediatría, al menos a la pediatría de atención primaria. Y no parece que se estén estudiando, ni probando, ni proponiendo alternativas, sólidas, y sobre todo realistas.
La otra desproporción se refiere a que muchos pediatras se ganan la vida atendiendo situaciones que en su gran mayoría son de poca complejidad, siendo que están preparados, han sido formados y tienen experiencia para situaciones más complejas. Esta desproporción guarda relación con la anterior, y por lo tanto no sería aventurado imaginar que en un futuro habrá pediatras formados para la atención en el hospital, más compleja, y otros profesionales formados para la pediatría de atención primaria, más sencilla pero igual de importante.
Y la merma en las vocaciones para pediatría guarda relación con ambas desproporciones. Supongo que para promover estas vocaciones, y esto no puede esperar, lo primero será hacer que la pediatría de Santa Fe sea más atractiva, tanto desde el punto de vista contractual y económico como desde el punto de vista humano y profesional. Estos tres aspectos son decisivos.
Admitamos que esta cuestión es delicada, tal vez porque hunde profundas raíces en la costumbre, y que no puede ser tratada aquí, ahora, ni de manera rápida y superficial. Admitido esto, será fácil admitir en consecuencia que la cuestión de la pediatría necesita suscitar un debate sincero, de puertas abiertas y a varias bandas, profesionales y usuarios, y estamentos de decisión. Tenemos que escuchar otras voces además de las oficiales, y entender que todos los interesados son igual de inteligentes y que merecen ser tenidos en igual consideración.
Así, en este 20 de octubre, Día del Pediatra, aunque ya haya pasado, propongo tal debate, y un reconocimiento a todos los pediatras y a todos los que también contribuyen a construir la pediatría de Santa Fe. Entre estos últimos, igual de necesarios, cabe reconocer a los enfermeros y a las enfermeras de pediatría, puesto que hacen tanto como aquéllos, pero no tienen marcado un día especial en el calendario.
En este contexto, tal vez deberíamos hablar del 20 de octubre como el Día de la Pediatría, porque la pediatría no es cosa de unos, sino de muchos y variados. Y quizá esté llegando así el momento de sentarnos todos a ver qué pasa y cómo podemos mejorarlo. Entre todos.
Esto también es pediatría
A los menores de seis años les ponen una pulsera de plástico donde escriben nombre y apellido, fecha de nacimiento y un número de teléfono al cual llamar en caso necesario. Esto también es pediatría, porque es ocuparse de los niños del barrio, de la ciudad, del país, de la Franja de Gaza. Desde que recomenzó el conflicto, hace algo más de un año, la violencia israelí causó la muerte de algo más de trece mil chicos y jóvenes menores de 18 años, y esto incluye la muerte de 786 bebés menores de un año.
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"Los niños pagan el precio de nuestro silencio, otra vez". Así se titula una carta que dos pediatras publicaban hace unos meses en una prestigiosa revista médica, y apuntan luego en el texto que "el silencio mata". Se refieren a la situación en Gaza. El mes pasado, un cirujano escribía en la misma revista que había tenido que hacer seis amputaciones, a seis niños o jóvenes, en una sola noche, en Gaza, y otro refería que tuvo que hacerle, sin anestesia, a una niña de nueve años, cierto procedimiento quirúrgico que sí requiere anestesia (*). Esto también es pediatría, porque es denunciar el maltrato y el sufrimiento de niños. Y si esto también es pediatría, también es por tanto tarea del pediatra.
En efecto, la palabra es un instrumento de la pediatría, y es sin duda un instrumento valioso y efectivo. Muchas veces cura la sola palabra del pediatra, en otros casos hace más ligero el dolor de barriga, casi siempre consuela, siempre es útil y necesaria. La palabra, la voz que inspira confianza forma parte de la pediatría, y la pediatría está hecha un buena medida por la voz, la palabra. Y la denuncia, porque bien sabemos que el entorno tiene un efecto decisivo en la salud y la educación de un niño, y en consecuencia puede determinar su futuro, y el de su familia. Entonces, quien vea que un mal entorno está afectando la salud o la educación de un niño debe alzar la voz y decirlo, alto y claro, porque esto también es pediatría, y labor pediátrica, en el Día del Pediatra, en el Día de la Pediatría. Y siempre, todos los días.
A finales del mes pasado se hicieron públicos los ganadores del prestigioso concurso fotográfico "World Press Photo". La imagen que ganó el premio Foto del Año es toda voz y denuncia, es sobria pero paraliza, no tiene sangre pero condensa todo el sufrimiento, no se le ven las caras porque incluye todas las caras del conflicto. Es una mujer palestina que, doblada de dolor, abraza el cuerpo de una niña, muerta, envuelta en una sábana blanca. Y esto también es pediatría.
(*) Referencia hecha a sendos artículos de la revista médica The Lancet: "Children pay the price for our silence, again" (noviembre 2023) y "Child health in Gaza" (octubre 2024).
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