Por Claudio H. Sánchez (*)
Por Claudio H. Sánchez (*)
En la película "21", Kevin Spacey interpreta a un profesor de matemática que recluta a sus alumnos más brillantes, para formar un equipo que jugará blackjack en los casinos de Las Vegas mediante el método de conteo de cartas. Se trata de un sistema que le permite a un jugador de blackjack obtener una probabilidad de ganar superior a la del simple azar. La película está basada en la historia de un equipo similar formado en la década de 1980 por un grupo de profesores y alumnos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
A diferencia de lo que ocurre en otros juegos, como el truco o el póker, en el blackjack las cartas jugadas no son devueltas al mazo. Eso hace que la probabilidad de que aparezca una determinada carta va cambiando a medida que avanza la partida. Por ejemplo, una vez que aparecieron los cuatro ases sabemos que no hay ninguna posibilidad de que aparezca un quinto as, simplemente porque solo hay cuatro ases en el mazo. Alguien capaz de recordar todas las caras aparecidas hasta un determinado momento de la partida sabe qué cartas quedan aún por aparecer y puede usar esa información para elaborar una estrategia de juego: cuánto apostar, cuándo retirarse, cuándo arriesgar.
Por supuesto, recordar las decenas de cartas que participan en una partida requiere una memoria sobrenatural. Especialmente porque en los casinos se juega con varios mazos simultáneamente. Pero en 1962 un matemático de la IBM llamado Edward Thorp publicó "Beat de dealer" (algo así como "Gánele a la banca"), un libro que explicaba un método muy simple para ganar en el blackjack sin tener que recordar todas las cartas jugadas: el conteo de cartas.
En este sistema las cartas se dividen en tres grupos: cartas bajas (del 2 al 6), cartas neutras (del 7 al 9) y cartas altas (10, todas las figuras y el As). El jugador lleva la cuenta de las cartas jugadas sumando una unidad cada vez que aparece una carta baja y restándola cuando aparece una carta alta. Las cartas neutras no participan del conteo. El jugador solamente tiene que recordar el último valor alcanzado al contar. Sin entrar en detalles, ese valor le indica al jugador qué cartas quedan aún por aparecer (si predominan las cartas bajas o predominan las altas), y elaborar así una estrategia de juego que no le garantiza la victoria pero que, aplicada a lo largo de varias manos, le da una probabilidad de ganar por encima del azar.
Luego de la publicación del libro, cientos de jugadores se lanzaron a los casinos con la intención de ganarle a la banca contando cartas. Los casinos, por su parte, comenzaron a implementar distintas políticas para combatir esta práctica que ponía en peligro su negocio. La más sencilla consistía en invitar al jugador a retirarse del casino y prohibirle la entrada en el futuro. Si el jugador insistía, aplicaban técnicas más persuasivas como amenazas y hasta palizas.
En las ciudades donde el juego es muy importante, como Las Vegas o Atlantic City, ponen a los contadores de cartas en listas negras que comparten con los demás casinos. Sin embargo, contar cartas es una práctica totalmente lícita en tanto no viola las reglas del juego. Por eso, tras algunos fallos judiciales en su contra, los casinos debieron adoptar estrategias menos violentas para combatir a los contadores de cartas.
Por ejemplo, aumentaron la cantidad de mazos en juego. Eso hizo que las partidas deban prolongarse mucho antes de que el conteo muestre una tendencia que le permita al jugador aumentar sus chances de ganar. También incluyen una carta especial que, cuando aparece, la partida comienza con un nuevo conjunto de mazos. Eso obliga al contador a comenzar un nuevo conteo a partir de cero.
Otras veces, un empleado del casino se sienta junto al contador de cartas y le da conversación, distrayéndolo para que pierda la cuenta. La película "21" muestra en detalle el conteo de cartas: en qué consiste, cómo funciona y cómo se aplica. Y lo que les puede pasar a quienes lo practican.
(*) Docente y divulgador científico