I – Si bien los argentinos somos sobrevivientes de varias catástrofes, por estos días –semanas, meses- sufrimos un remezón de los desaguisados de un gobierno que no es tal. No es tal, ya que estamos "al garete". Entre los hechos que nos entrega la realidad, tenemos la corrida en la cotización de los dólares paralelos con el ensanchamiento de la brecha respecto del valor oficial de la divisa americana. No tiene sentido, ni sería posible en pocas líneas, referir a la forma en que sube el costo "del paralelo". Ya no es día a día, se cuenta por horas.
II - El incremento del tipo de cambio oficial impacta en las importaciones, que se encarecen y producen subas en los precios internos, pero no son las únicas vías de impacto. La devaluación del dólar blue y de los dólares financieros, según especialistas, también impacta en los precios.
Mirá tambiénUn raro caso: curioso planteo ante organismo de la ONUSe advierte una suba del dólar blue y de los dólares financieros: el contado con liquidación y el llamado dólar MEP. En días pasados el valor del dólar estuvo arañando los 500 pesitos y nos dejó a todos y todas absortos. La pregunta que todos se hacen es por el impacto que tiene esa moneda que para la inmensa mayoría es algo como un mito, respecto a la góndola, al mostrador o lo que es lo mismo, a la inflación. Eso que tanto duele y cada vez más y más.
III - En otros tiempos existieron varios tipos de cambio pero la diferencia no era tan abrumadora como en la actualidad. La diferencia actual de 230 pesos a fin de abril del oficial –redondeamos- con los $ 475 del informal señala un rumbo. Los antecedentes inmediatos exhiben que los ajustes del tipo de cambio oficial provocaron una aceleración de la inflación.
A guisa de ejemplo, en enero de 2014, siendo ministro del ramo Axel Kicillof impulsó una devaluación del 23% que llevó la inflación anual al 38%, atento a la medición del IPC de CAB. Apenas un año después, y sobre diciembre, con el ministro Alfonso Prat Gay se produjo una devaluación del 35% tras la liberalización del mercado cambiario que llevó a una suba de los precios y disparó la inflación del 2016 al 41%, siempre con el mismo baremo.
IV - Desde lo técnico y según los economistas, el traspaso del dólar a precios no sigue un mismo derrotero, no es lineal, depende de cada realidad. En el caso de países como la Argentina, donde muchos bienes son importados o alguna parte de la producción requiere de bienes importados, cuando se mueve el dólar, todo se altera. Siempre en una sola dirección, claro: para arriba.
También con las exportaciones ocurre un fenómeno similar. Se exporta a una cotización y si la misma sube, el exportador se beneficia ya que recibe más dinero del previsto y por lo tanto incrementa su rentabilidad. No termina todo en ello, también los actores del mercado interno buscan los mismo, incrementar sus ganancias y por lo tanto lo trasladan a los precios del mercado local.
V – Si esta situación es bastante sencilla y fácil de entender, no ocurre lo mismo cuando sube el dólar informal. Los "libros" indican que cuando la brecha empieza a subir obliga a devaluar el oficial porque una diferencia muy amplia se torna insostenible, ya que se genera un incentivo enorme para obtener dólares al oficial y venderlos en los paralelos, entre otras maniobras.
Es de aplicarse en casos similares la restricción de billetes americanos y ello invita a que se importe con el dólar paralelo lo que provoca impacto inmediato. Pero no termina la cuestión en ello, comienza la escalada de la cotización de esos dólares paralelos que no se pueden traer lo que repercute en la escasez de oferta. De forma que el incremento no viene por la cotización sino por la restricción de importaciones. Genera dos consecuencias: cosas que se empiezan a importar a los dólares paralelos y cosas que al no poder importarse se encarecen.
VI - La etapa siguiente, cual pérfido espiral, es lo que algunos llaman los "efectos de segunda ronda". Atendiendo a que los precios de los bienes consumidos por los trabajadores se incrementan, esto impulsa un proceso de recomposición de los salarios que se debaten en las llamadas paritarias entre trabajadores y empleadores. Esos productos que no tienen relación con el mercado internacional, también se modifican en sus precios, aumentando no obstante que no tienen insumos importados ni sean sujetos a exportación.
A ciertos principios generales de la economía, se los debe bajar a la realidad de la Argentina. Esa realización se multiplica en nuestro devenir cotidiano. Arrastramos una historia de volatilidad e inflacionaria que pocos países ni siquiera se imaginan. En tiempos de alta inflación -como la actual- los consumidores tienen menos información sobre los precios del mercado, por lo que las empresas son más propensas a subir sus precios. Aplicando la filosofía del refranero popular, se dice, "el que se quema con leche ve la vaca y llora". Es decir, la experiencia de los actores económicos que ya saben que ante una devaluación habrá una suba inflacionaria, por lo que realizan una estrategia de resguardo y aumentan sus precios preventivamente.
Otra de nuestras tradiciones es que la moneda no es un depósito de valor. Nadie, en su sano juicio, guarda debajo del colchón pesos por algún tiempo. El paso siguiente es que la moneda nacional tampoco sea utilizada como unidad de medida. Ejemplo de esto es que el mercado inmobiliario está en dólares; a nadie ni se le ocurriría referenciar el peso como medida. Este fenómeno viene desde los setenta y se profundiza mucho más en nuestros días.
VII - No hay minuto en televisión ni página de un diario que no tengamos un economista hablando de esto. Si bien es un tema técnico, todo los hacen de la forma más complicada posible y solo observan que cierre en su lógica. Pero cuando llegamos a la caja del comercio que sea, se advierte no solo que ese discurso no se realiza, sino que es un cachetazo más para quien trabaja y pone cuerpo y alma en la diaria.
Seguirán con esta letanía los responsables de la política económica? De la actual gestión nada se puede esperar cuando está terminando el mandato que quedará en los anales como el peor de la historia, pero sí vale para los que llegarán luego de diciembre.
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