La luna… distante y cercana a la vez.
La luna… distante y cercana a la vez.
Cautivantes misterios encapsulan su brillo mientras ella consume el atardecer. Mi mirada se esfuma dentro de su arcano resplandor y se pierde en su cósmico destino. Un sincretismo glacial adormece mis sentidos. Buceo en las lánguidas profundidades de mi mente atraída por sabidurías remotas de mareas y de siembras. Mi cuerpo tiene un vestido bordado de tiempos difíciles y busca entre las sábanas el abrazo reposado de los sueños. Mis pensamientos dibujan en la almohada siluetas intangibles y palabras mordientes. Guardiana de ocultas verdades, me pica la lengua. Ausencias ingratas me besan los pies. Asqueada por afectos apócrifos quiero alejarme de todo, incluso de mí.
Por mi brazo se desliza un alacrán sumiso que se escapa de la muerte. La oscuridad de la habitación se apaga con un tenue rastro lunático que estalla contra la ventana. Afuera, el paisaje suspira dormido colores y flores, mientras el rocío los moja con su callada ternura.
En la noche se escuchan aullidos enamorados y tristes…
Ansío que los perros hambrientos de mi olvido se devoren tu recuerdo.