Una niña de 2 años fue el primer caso confirmado de la enfermedad de Chagas. La diagnosticó el médico brasilero Carlos Chagas, en Brasil, quien un año antes había descubierto el parásito Tripanosoma cruzi en el intestino de una vinchuca. De esto hace ciento quince años. Ahora, la perspectiva de una vacuna le abre la puerta a la esperanza.
Por primera vez se confirmaba que el tal parásito causaba aquella enfermedad que más adelante sería denominada enfermedad de Chagas. Desde entonces, mucho se ha avanzado en cuanto a lo que se sabe de la enfermedad, pero poco se ha avanzado en cuanto al tratamiento. La vacuna entonces es bienvenida.
La vacuna contra el chagas será de administración intra-nasal. Las vacunas nasales son tanto o más efectivas que las inyectables. Son más fáciles de poner pero más difíciles de fabricar. Gentileza
La vacuna es efectiva. Como otras vacunas, no evita el contagio sino el desarrollo de la enfermedad. Desde hace años que la ciencia trabaja, investiga en busca de una vacuna contra el chagas, pero las especiales características del parásito, y cómo éste interacciona con el ser humano, sobre todo con sus defensas, hacen que la búsqueda de una vacuna sea un objetivo difícil. Pero ahora todo indica que van bien, aunque la vacuna aún está en fase pre-clínica.
Las investigaciones sobre esta vacuna las lleva adelante un grupo de once grandes centros científicos del mundo, del más alto nivel y coordinados entre sí. Entre ellos está el Instituto de Microbiología y Parasitología (*) de la Universidad de Buenos Aires, que forma parte del Conicet. Ya sabemos, y el mundo lo sabe, y esto nos avergüenza, que quien por el momento es presidente de la Nación, con el apoyo de ciertos legisladores, recortan el presupuesto universitario y de investigación, y lesionan así las líneas de estudio, y por tanto el prestigio del país. Dudo que sepan lo que hacen.
Por suerte, el citado grupo científico recibe financiación de la Unión Europea a través del programa Horizon 2020. De esta manera, los de afuera se manifiestan más interesados en una vacuna contra el chagas que nuestro presidente y sus genuflexos apoyos. El proyecto de estos centros científicos recibe en conjunto el nombre de Cruzivax (https://www.cruzivax.eu/en/). Hay otras vacunas que también se están investigando.
Todas estas vacunas están en fases iniciales, pre-clínicas, y los mismos científicos admiten que pese a los buenos resultados preliminares, la investigación se demora, incluso se estanca, a causa de dificultades legales y burocráticas, recursos a veces insuficientes y un mercado obviamente limitado.
Algo parecido pasa con los únicos dos medicamentos que hoy están disponibles contra el chagas. No son nuevos, tienen más de medio siglo: uno es de 1965 y el otro es de 1971. No son todo lo efectivos que sería de desear, y tienen unos efectos secundarios que a veces impiden continuar el tratamiento. Pero aquí también está abierta la puerta de la esperanza porque hay nuevos medicamentos bajo prometedora investigación, así como nuevas y mejores estrategias en cuanto a dosis y días de medicación.
El interés internacional por el chagas no termina aquí, tal vez porque la globalización también conlleva la expansión de las enfermedades hacia nuevos destinos, incluso allá donde eran del todo desconocidas como, por ejemplo, Europa y Estados Unidos. En efecto, una de las revistas médicas más importantes del mundo, The Lancet, publicaba el mes pasado una serie de varios artículos para actualizar lo que se sabe sobre el chagas y para explicar lo que ya está en investigación avanzada. Entre los numerosos autores que participan en esta serie hay varios argentinos que trabajan e investigan en universidades argentinas, públicas, y esto demuestra que la universidad argentina es seria y que por tanto merece que se la tomen en serio.
Esta serie de artículos nos recuerdan a todos que el chagas sigue siendo una de las enfermedades olvidadas, poco atendidas, víctimas de la negligencia. Que en su biología también intervienen perros y otros mamíferos del entorno doméstico. Que afecta grave al corazón, al intestino y al esófago, y también provoca daño neurológico. Que el chagas pasa de la embarazada a su bebé, y éste nace por tanto con chagas. Que el tratamiento es más efectivo en los niños que en los adultos. Que el agente transmisor de la enfermedad es en Argentina la vinchuca, pero que hay otros insectos que también la transmiten. Que además está el contagio por vía oral, por comidas o bebidas contaminadas, y que de esta forma de contagiarse ya se conocen brotes epidémicos.
El chagas ancestral
Otro conjunto de científicos, éstos procedentes de Chile, Colombia, Estados Unidos e Italia, nos informaban que la enfermedad de Chagas es mucho más antigua de lo que en general se dice. Con técnicas de diagnóstico sofisticadas pudieron estudiar los restos momificados de 283 individuos que habían vivido, en distintas épocas, en lo que hoy es Chile y Perú. Casi la mitad de ellos dieron positivo para chagas, lo que implica que de chagas estaban enfermos, y que la enfermedad era frecuente entre ellos.
Estos restos momificados corresponden a personas que vivieron en tiempos muy dispares, desde unos nueve mil años antes de nuestra era hasta más o menos el año 1500 de nuestra era. La enfermedad de Chagas, entonces, tiene una muy larga trayectoria.
Del conjunto de individuos momificados que se estudiaron, más de un tercio corresponden a menores de 15 años. Entre ellos destacan los menores de dos años. Destacan porque son los más numerosos de todos los menores, y también destacan por ser el grupo menos afectado de todo el conjunto de individuos. Esto último no debería sorprendernos porque ya se sabe que la enfermedad de Chagas, en la mayoría de los casos, tarda muchos años en manifestarse mediante síntomas del corazón y del aparato digestivo. Pero cuando lo hace, el mal ya está hecho. Por otro lado, el notable predominio de menores de dos años nos indica que la mortalidad infantil era muy alta aquellos tan largos tiempos.
Todo esto demuestra una vez más que la ciencia, la investigación, las universidades, incluso las de América Latina en general, y de Argentina en particular, tienen suficiente capacidad como para contribuir a los avances del conocimiento. Y de este conocimiento se desprende luego la salud, la educación y el bienestar. Más información sobre el chagas ancestral en Chile y Perú en "A 9,000-year record of Chagas disease. Proceedings of the National Academy of Sciences" (PNAS, 2004).
(*) De la Facultad de Farmacia y Bioquímica, Cátedra de Inmunología, Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral, Universidad Nacional de Buenos Aires, Conicet.