Lic. María Claudia Pettinari (*)
Antes de que Sarmiento proyectara el sistema educativo público y gratuito, la educación en Argentina era un privilegio para pocos.
Lic. María Claudia Pettinari (*)
"El lento progreso de las sociedades humanas ha creado en estos últimos tiempos una institución desconocida a los siglos pasados. La instrucción pública, que tiene por objeto preparar las nuevas generaciones en masa para el uso de la inteligencia individual, por el conocimiento aunque rudimental de las ciencias y hechos necesarios para formar la razón, es una institución puramente moderna, nacida de las disensiones del cristianismo y convertida en derecho por el espíritu democrático de la asociación actual…"; así definía Domingo Faustino Sarmiento a la escuela, en su libro "Educación Popular". Santiago de Chile. 1849
Este 15 de febrero de 2021 se cumplen 210 años del nacimiento del ilustre sanjuanino, maestro de la patria. Hoy, más que nunca, es necesario levantar la voz a favor de la apertura de todas las instituciones educativas, de todos los niveles y modalidades, con presencialidad plena, de estudiantes y docentes. Un reclamo que rechace de plano el sin sentido dilema, "escuela vs. salud-vida". Absurda postura que pretende, desde el miedo y la ignorancia, poner a las instituciones educativas como lugar de enfermedad y muerte, en lugar de defenderlas como el agrupamiento cultural y educativo, imprescindible constructo humano para ejercer-asumir el derecho a la EDUCACIÖN POPULAR para enfrentar la pandemia, en los tiempos y espacios de la escuela.
Antes que el pensamiento genial de Sarmiento proyectara EL SISTEMA EDUCATIVO PÚBLICO Y GRATUITO, la educación en Argentina era un privilegio para pocos.
"Hasta hace dos siglos había educación para las clases gobernantes, para el sacerdocio, para la aristocracia; pero el pueblo, la plebe, no formaba, propiamente hablando, parte activa de las naciones. Tan absurdo habría parecido entonces sostener que todos los hombres debían ser igualmente educados, como lo habría sido dos mil años antes negar el derecho de hacer esclavos a los vencidos, derecho sobre cuya práctica estribaba la existencia de las sociedades libres", D. F. Sarmiento "Educación popular", 1849
Asumir el deber cívico de reclamar a las autoridades, con los medios de que se disponga, el derecho a la educación es asumir y enfrentar la pandemia con inteligencia. No es con miedo, ni con persecuciones o amenazas, sino con educación como tenemos que transitar la complejidad de la realidad de esta pandemia. Resulta entonces absurdo y anacrónico que las instituciones educativas sigan cerradas. Seguir con los jardines de infantes, las escuelas primarias y secundarias, las escuelas especiales, las rurales, los institutos superiores y las universidades cerradas son clausuras inadmisibles de derechos humanos. Y esto se produce por una incompetencia burocrática de la clase dirigente toda.
"El poder, la riqueza y la fuerza de una nación dependen de la capacidad industrial, moral e intelectual de los individuos que la componen; y la educación pública no debe tener otro fin que el aumentar estas fuerzas de producción, de acción y de dirección, aumentando cada vez más el número de individuos que las posean" D. F. Sarmiento.
Los docentes, asistentes escolares, directivos, supervisores, los verdaderos protagonistas del sistema educativo conocen a su comunidad educativa. Ellos han demostrado, con creces desde el inicio de las restricciones que nos impusieron, que saben lo que tienen que hacer frente a las adversidades de esta pandemia. Por ello, hoy más que nunca, para cuidar la salud de todos, por el derecho constitucional de enseñar y de aprender, NECESITAMOS QUE LAS ESCUELAS ESTÁN ABIERTAS, que sean un lugar donde den ganas de ir y de quedarse, para que en cada aula, en cada patio, docentes, alumnos y toda la comunidad educativa sean protagonistas del DERECHO A LA EDUCACIÓN POPULAR, PARA LA VIDA, EN PANDEMIA.
(*) Presidenta "Asociación Civil Instituto Sarmientino de Santa Fe."
Asumir el deber cívico de reclamar a las autoridades, con los medios de que se disponga, el derecho a la educación es asumir y enfrentar la pandemia con inteligencia.
No es con miedo, ni con persecuciones o amenazas, sino con educación como tenemos que transitar la complejidad de la realidad de esta pandemia.