Evaristo José Estaban Giordano Monti tenía más de 90 años. Anotado el mismo día que Reutemann. Aries, último decanato. Unos años más.
Una despedida urgente, una necrológica a todo vapor o nada. De eso se trata. Es eso o nada.
Evaristo José Estaban Giordano Monti tenía más de 90 años. Anotado el mismo día que Reutemann. Aries, último decanato. Unos años más.
Su mamá era enfermera, su papá, Giordano, no lo reconoció originalmente porque era una segunda pareja, simultánea. Imaginar un hijo extramatrimonial hace 95 años es difícil hoy. Hace un siglo mucho más.
Trabajó de empleado bancario y cubría crónicas de boxeo. Tenía una relación con el viejo Diario La Nación, aquel de las escrituras pulcras y las palabras justas.
Junto con Raúl Granado, él como libretista, fue parte del primer gran éxito radial de Rosario. El GRAMO Club. Gra de Granados, Mo de Monti. Raúl Granado es el padre de Pablo y abuelo del "gordito" que tiene millones de seguidores.
Raúl Granado fue el más importante animador radial y televisivo de la Región Rosario. Solo superado en calidad y penetración, años después, por Quique Pesoa.
Usó el primer nombre de su bautismo y el apellido de su madre. En el barrio ella y unas tías lo cuidaban, lo cuidaban mucho en una zona que era lateral y hoy es pleno centro: 9 de Julio y Maipú/Buenos Aires, aproximadamente. Barrio donde esos cuidados eran raros. Sobreprotección. En el barrio le decía "pituco" como remoquete.
"Cine, lo que no se ve en la pantalla". "El informativo de 10 años atrás", para demostrar que el mundo cambia, pero no tanto. Ingredientes para el aperitivo. A las 11:55, por años, la ciudad se detenía. Ese "editorial", Ingredientes para el aperitivo, disparaba las tertulias de café. Seguían la línea de Wimpy, un uruguayo libretista de Pepe Iglesias, el zorro.
"La matiné del tango" los sábados por la radio LT3, en la siesta donde, además, en 6 micros musicales resolvía el tema. "Dos minutos hablando en tango". Editoriales sobre eso, la música. Leía Granados, escribía Monti. Allí el primer Piazzolla. Duraba tres horas.
Cuando empezaron un programa de televisión del mediodía inauguraron un horario y un modo. Nada ha cambiado. Los programas rosarinos del mediodía todavía imitan la puesta de aquel de Granados Monti. Un integrante de aquel programa que se casase cortaba las calles cercanas a la iglesia. Los espectáculos teatrales del fin de semana programaban un día más de estadía para que apareciesen -despiertos- en ese programa del mediodía. Entre sus colaboradores de radio y televisión, muchos. Recuerdo a Van Der Kooy, Eleonora Gosman, Di Sandro, Mainhardt, Julito Blanck, entre otros.
EL MONOPOLIO DEL SILENCIO
En el 1978/79 por razones que se corresponden con otra historia (fracaso de su productor radial, Moisés Gutenberg) recala en la emisora donde estaba Pesoa, LT8. En un año Pesoa se marcha. La cercanía de Monti no era un tema sencillo de soportar, políticamente hablando.
La audiencia que tenía Pesoa se desmiembra. Quique monopolizaba la mañana de un modo que aún ahora no tiene explicación, excepto su imán. Monti era otra cosa. Chispas e ideología. Con Monti aparece el soliloquio, el monologuista que se había perdido con Pepe Arias, el que resuelve el silencio como parte del concepto, de la frase, DE ESA IMAGINACIÓN QUE SÓLO LA RADIO PROPONE… ¿se entiende?
PERFILES QUE NO SE PUEDEN ESQUIVAR
Anécdota 1- Terminaba su programa matutino con 60/70 de ratting. El programa de 10 a 12, de la "Coordinadora" radical, lo llevaba a 10/12. Se fue de radio. Mañana y tarde a otra emisora a la que le hizo cambiar el lugar en el espectro radiofónico. Pedro Sánchez, hombre de Alfonsín, hace que LT3 recale en el 680. Comienza una historia. El monopolio de la audiencia radial en serio.
Anécdota 2- Las frases las escuché de sus autores: "Bueno, ahora vamos con Evaristo, así sabemos que nos escuchan todos en Rosario…" (Raúl Alfonsín). "Evaristo, organicemos los horarios, preciso la audiencia de Rosario y vos me la quitás…" (Bernardo Neustadt).
Anécdota 3- Llega a Rosario Eduardo Duhalde, de improviso, viene con sus jefes de prensa de entonces (tenía 2), pide hablar con Evaristo en privado. Sus secretarios me cuentan: …"quiere que lance un globo de ensayo, un nombre, para medirlo"… - Reutemann está volviendo de Buenos Aires, esquivaba Rosario camino a Santa Fe, para a comprar naranjas y la puestera, con la radio encendida, le dice: -"Lole, ¿es cierto que va de candidato a Gobernador?… lo dijo Evaristo…".
Anécdota 4- "-Evaristo, le ofrezco el primer lugar en la lista de diputados nacionales, es suyo…. -No, gracias Lole… -Bueno Evaristo, yo cumplí…". Cuando se va Lole pregunto: … ¿Porqué no agarraste? "-Es uno en 260; no sirve para nada…".
EL PESADO LASTRE QUE HUNDE Y HUNDE…
Evaristo era un interlocutor del poder político y del poder real. En años duros y crueles; despiadados e insomnes, lo suyo era hablar con ellos, hablar con los milicos era aceptarlos. El los aceptó. Ese lastre confunde, entorpece, dificulta y ciega.
Se entiende la ceguera: TODOS QUEREMOS OLVIDAR AQUELLO O RE ESCRIBIRLO. La escritura de todas las formulaciones de memoria, justicia y memoria, justicia, verdad y memoria apuntan a eso, resolver un nudo que está en la historia absoluta, cotidiana, en la común.
Detrás está el personaje que marcó a varias generaciones de periodistas. De aprendices de periodistas. De políticos que con Evaristo entendieron cómo se dialogaba con la prensa.
BIOGRAFÍAS COMPARTIDAS
Después de un fracaso económico absoluto y en el lento retorno, sobre 1988/90 compartí radioemisora con mis programas y de partner en los suyos. Fueron 5 años. Nunca fue fácil convivir periodísticamente con Evaristo. Llegué adulto a su fragua. Lo conocí con callos míos y suyos en el lomo.
Nadie puede esquivar su juego con el poder, en tiempos duros y en tiempos de democracia semiplena y plena. Todos aquellos que han sido o aún son actores políticos y tuvieron eso, vida activa en aquellos años, deberían resolver qué dicen y si callan, qué callan. Todos participaron y se sabe: el que participa pertenece.
Los que vinieron después tienen la obligación de cuestionar el pasado, cuestionarlo y mejor: juzgarlo. Es una cuestión de ciclos que son tan ciertos como inevitables.
Como es inevitable que se sepa. Diarios, canales de televisión, escritorios de jueces, despachos de ministros y gobernadores, intendentes y jefes policiales esperaban su programa para saber cómo terminaba el día. A todos ellos les sienta mejor el olvido y el anatema. Es un clásico. Así debe ser y así será. No fue una piedrita, fue una montaña en el zapato de la región. Cuando fue concejal todo cambió. Allí empezó su adiós. Hoy es final.
Detrás está el personaje que marcó a varias generaciones de periodistas. De aprendices de periodistas. De políticos que con Evaristo entendieron cómo se dialogaba con la prensa.
Nadie puede esquivar su juego con el poder, en tiempos duros y en tiempos de democracia semiplena y plena. Todos aquellos que han sido o aún son actores políticos y tuvieron vida activa en aquellos años, deberían resolver qué dicen y si callan, qué callan.