Domingo 22.11.2020
/Última actualización 19:02
Ningún ministro puede ser tan importante como para que se sancionen dos leyes pensadas para él. Y menos que la Legislatura lo haga con mayorías compuestas por votos de distintos bloques opositores (no sólo del gobierno anterior), e incluso del propio oficialismo.
Esta semana, en tiempo récord en lo formal –pero con negociaciones que llevaban más de dos meses-, se votaron dos normas que se deberían leer antes de calificarlas.
En un caso, la que nació en Diputados busca remediar una falla (otra) de la reforma procesal penal que, en 2009, creó el Ministerio Público de la Acusación y el Servicio Público Provincial de la Defensa Penal: se había quedado corta con las incompatibilidades y ahora son mayores. En otro, los jefes de los tres bloques de senadores crearon una ley marco para regular los gastos reservados en todas las áreas del Estado. No sólo en el Ejecutivo. También en la Justicia.
Con las habilidades de quien sabe estar en el centro del ring, Marcelo Sain logró -desde antes del jueves 19- que sean vistas como las "leyes antiSain", por un periodismo veloz (y alguno ligerito), que obedece a las urgencias de las redes sociales y eligió pronto esa síntesis.
Son leyes que, en efecto, tienen vinculación con Sain, porque nunca renunció a su cargo en el MPA, y porque –como ministro- firma autorizaciones de no menos de 30 millones de pesos de gastos reservados (más del doble que su antecesor). Tema uno: ninguna ley tiene carácter retroactivo, no se puede impedirle a Sain volver a dirigir el Organismo de Investigaciones del MPA. La prohibición (si no hay veto) es de aquí en más. Tema dos: una norma de la complejidad y el alcance institucional del control de los gastos reservados, en todos los poderes, no se puede escribir en primera persona, ni en segunda, porque sería de cuarta.
La ley votada tiene coherencia normativa, en 15 artículos, que van mucho más allá de un nombre. Y que, es verdad, crea una regulación que no alcanzó a los gobiernos anteriores. Consiste en que una vez terminada una investigación, cuando ya no peligre su objetivo ni la vida o la seguridad de investigadores o investigados, o de las víctimas, haya una rendición al Tribunal de Cuentas y una comisión de seguimiento bicameral lo supervise. Son leyes por la transparencia. Van mucho más allá de un ministro. El debate en Santa Fe ha caído en el último año del nivel de las instituciones al de las personas.
Y si de ponerle rótulos se trata, bien podría decirse que esta es una ley "anti X" porque todavía no tiene titular el Ministerio de Gobierno (que posee partidas de gastos reservados) o una ley "antiBaclini" porque al titular del MPA, Jorge Baclini, se le agregan nuevas obligaciones en su rendición de cuentas de los gastos para investigar, o porque fue quien firmó aquella licencia sin goce de sueldo (que la Corte aceptó), para que Sain no deba renunciar en su cargo en la Justicia ganado por concurso. El gobierno provincial tiene un fiscal de Estado que, por el contrario, renunció a su cargo judicial. Para jurar en el Ejecutivo, Rubén Weder dejó de ser relator de la Corte.
Si algo ha hecho Sain respecto de estas dos leyes es contribuir, a tuitazos, a la formación del consenso enorme que han tenido. Entre los 50 diputados que componen el cuerpo hubo solo 7 votos en contra, todos del PJ, y una abstención. Y entre los afirmativos no sólo estuvieron los frentistas, también Cambiemos y los bloques celestes apoyaron.
Hubo 15 manos levantadas en el Senado y ambas leyes se votaron por unanimidad. Cuatro senadores justicialistas se abstuvieron para marcar su sorpresa (y disgusto por la aprobación contrarreloj) por el tratamiento de ambas normas y pidieron más tiempo para que funcionarios del gobierno también pueda opinar. El viernes, a primera hora, Sain se encargó de criticarlos: los trató de tibios. Además, opinó: "el Frente Progresista y la derecha peronista quieren cogobernar". Los segundos, si así se los quiere llamar a los senadores del PJ, ¿no son parte del gobierno?
A fuerza de una manera no santafesina de hacer política, con la grieta como método, Sain ocupa el centro de la escena. Y la semana se cierra sin que la Casa Gris designe al reemplazante de Esteban Borgonovo, quien se estará felicitando por su decisión.
Desde aquel despacho que transitoriamente ocupa Rubén Michlig, el ministro de Gestión Pública habló de cómo duelen a los arqueros los goles en contra "de compañeros". Un problema de amateurismo.
Cuando Omar Perotti ganó las elecciones de 2019 tenía una Cámara a favor y otra en contra. No puede atribuirse sólo al ministro de Seguridad y su alta exposición la construcción de minorías legislativas. Puertas adentro del peronismo, del tema se habla mucho. También de la escasa ayuda a los docentes reemplazantes, cuyo veto aceptó el Senado; de la ley que ayuda al turismo y otros sectores afectados por la pandemia que sigue sin reglamentación y de la poca voluntad de negociación con el presupuesto.
En el Senado es frecuente la unanimidad, aún con duras peleas internas en los bloques o entre ellos. Es casi un acto reflejo pedir la abstención para no romper. Y con el tratamiento del Presupuesto y la ley tributaria en ciernes no parece lo más recomendable.
Así lo vieron los cuatro senadores que optaron, uno a uno, por la abstención, por vía remota, desde sus bancas virtuales, mientras en el recinto estaban los jefes de los bloques, ante las dos leyes de la penúltima sesión ordinaria.
La pregunta es si hay entre los más cercanos a la Casa Gris un cuarteto que más o menos siga las señales de un director (¿fuera de la sala?), o si simplemente se trata de cuatro solistas que no se llevan bien con el resto de la orquesta de la bancada del PJ, donde predominan las experimentadas cuerdas del Nuevo Espacio Santafesino, el NES, cuyo director, Armando Traferri, lleva también la batuta de toda la bancada.
A veces, el de San Lorenzo marca el tempo de la marcha, e impone sus compases rígidos que algunos músicos no comparten. Otras, los lleva, vivace, con el diálogo y el consenso y los doce se sienten conformes con su dirección orquestal. Allegro ma non tropo, por momentos se dirige sólo a las cuerdas. Se requiere un oído educado para distinguir violines de violas, y violoncelos de contrabajos.
Es temprano para saber si habrá un cuarteto con los cuatro solistas que se abstuvieron. Son Alcides Calvo (Castellanos) y Ricardo Kaufmann (Garay), con años de Cámara pero no fueron oportunamente escuchados; y Marcelo Lewandowski (Rosario) y Marcos Castelló (La Capital), provenientes de géneros más populares, más jóvenes y con muchos votos. Cuando comenzó el año pensaron en formar un sexteto. Esta semana parecen haber perdido a dos segundos violines disgustados con lo que oyen de la Casa Gris. Habrá que ver.
Mientras, tubas y trombones radicales cierran el año formando una sección de metales que se ha hecho sólida, y no lo era. Curiosamente se lleva bien con los cada vez más numerosos instrumentos de arcos, cuerdas y clavijas. Saben que la música es mejor cuando se intercambian proyectos y pentagramas con los diputados.