Alguien lo hizo notar en redes sociales, a propósito de lo que publica allí el gobernador Omar Perotti: buena parte está escrito en primera persona del singular, además de abundar lógicamente en imágenes de su figura en actos oficiales. Los verbos dan cuenta de acciones como "encabecé", "entregué", "participé", "visité", "licité", "firmé" en las restringidas claves que permiten esos formatos donde la síntesis es tirana. Predomina o llama la atención en su cuenta de twitter ese "yo" implícito.
En el discurso a las Cámaras, el gobernador prefirió usar el más acostumbrado en política "nosotros" para lo hecho y lo que se pretende, en su ejercicio del Poder Ejecutivo Provincial, pero también para hablar del oficialismo.
La primera persona en plural es bastante más adecuada para un proyecto político, aún cuando no se lo tenga, se esté en proceso de su construcción o no se haya hecho lo suficiente como para que los propios (más que los extraños) lo crean o se sientan parte. Ya se ha dicho: el mensaje marca un cambio o, al menos, eso muestra frente al Poder Legislativo.
Perotti supo desde que celebró su triunfo electoral en 2019 que no tendría números favorables entre los diputados provinciales. En cuanto a la otra Cámara, alguna vez habrá que saber si los perdió o si –aún al costo de sacrificar los casi dos tercios que tenía el peronismo al momento de contar cruces en la boleta única- buscó romper con un sector de los senadores que es parte del esquema inicial que también lo llevó a la Casa Gris. Nada casualmente, junto a la vicegobernadora Alejandra Rodenas. La pelea por la territorialidad se los salta y se promueven contactos directos entre funcionarios y jefes comunales e intendentes, a espaldas del senador.
El primero de mayo el gobernador habló para los diputados y senadores opositores en otro tono. ¿Lo habrá hecho también pensando en los seis justicialistas del Nuevo Espacio Santafesino (Nes) que encabeza Armando Traferri en la Cámara alta? Lo que sucede con esas tensiones entre el gobernador y esa ala de los senadores del PJ, dentro del partido de gobierno, es solo la parte visible de la falta de certezas (se dice que también de los liderazgos), en el peronismo de la provincia.
En sus algo más de dos horas de dirigirse a las Cámara (y a la cámara de la TV del Estado que inauguró su nuevo nombre para la ocasión) usó seis veces la palabra "diálogo" y otras dos, "debate". Reservó "consenso" para cuando advirtió lo más difícil de decir sin causar rechazo, a propósito de la pandemia y de su gestión: "Voy a tomar las decisiones que haya que tomar, por más difíciles que sean, siempre buscando el diálogo, el consenso y la unidad de todos los santafesinos", adelantó a pocas horas de cerrar las escuelas –con un mensaje muy fuera del horario en que se esperan estas decisiones- en los departamentos Rosario y San Lorenzo. El senador que representa a este último públicamente tomó la posición contraria, en cuanto se supo de la medida que –a la hora de darle enter a estas opiniones- era solo por una semana.
Su discurso a los legisladores –a diferencia de sus cuentas en redes- tuvo poco de la primera persona del singular y en una oportunidad Perotti se nombró, en la tercera (como años atrás hacían los jugadores de fútbol). Fue para pedirles "nuevamente" a los diputados que "nos acompañen", como "el Senado" y cuanto antes, apruebe el proyecto de Conectividad. "Que quede claro, esta no es una ley para Perotti, es una ley para el presente y el futuro de Santa Fe", dijo al reclamar la autorización para tomar un préstamo en dólares pero a una tasa muy baja para promover "la inclusión digital".
Lo que los lingüistas llaman el "nos inclusivo", es decir, aquellas expresiones que remiten a los propios pero también a los que –en política- son parte del otro a seducir, también se puede leer en esos párrafos.
A la hora de revisar palabras, además de los contenidos de un discurso, las reiteraciones cuentan. El gobierno nacional, nombrado de distintas formas, aparece en no menos de veinte oportunidades, porque la Casa Rosada aporta o dice que aportará fondos para unas y otras inversiones o proyectos. En rigor, la Nación a Santa Fe le debe muchísimo más, pero ese tema estuvo ausente.
La relación de "sintonía fina" entre la Nación y la Provincia, con que el oficialismo grafica que ya no hay ruidos (como en un aparato de radio mal sintonizado), corre el riesgo de caer en mera repetidora, sin señal propia.
En esa dirección, la palabra "biodiesel" tampoco figuró. Y Santa Fe lo produce en un 80% a nivel nacional, incluso con un predominio mayor que en los cultivos que así ganan en valor agregado. Los diputados del kirchnerismo del Congreso quieren privar a esas empresas santafesinas de la mitad de su mercado interno actual, bajan las regulaciones ambientales para el cortar el diesel de todos los surtidores. Más petróleo, más contaminación, más impuestos. Menos biodiesel, menos trabajo e inversión santafesinos.
"Estamos también trabajando con la Región Centro (con Entre Ríos y Córdoba) para tener un nuevo marco normativo en materia de biocombustibles que nos aporte mayor previsibilidad y desarrollo en este tema del cual somos pioneros". Eso fue todo.
La ley que ha hecho crecer ese sector en Santa Fe perderá su vigencia este miércoles 12 de mayo. Mientras tanto, el otro biocombustible que se juega su futuro, el bioetanol elaborado con caña de azúcar, sí figura en aquel proyecto que tiene la firma de Máximo Kirchner.