Jorge Mario Bergoglio en 1965 con Jorge Luis Borges, de visita en Santa Fe para comentar “Cuentos originales”, el libro que había prologado. Foto: Archivo El Litoral
Por el Prof. Carlos Eduardo Pauli
Jorge Mario Bergoglio en 1965 con Jorge Luis Borges, de visita en Santa Fe para comentar “Cuentos originales”, el libro que había prologado. Foto: Archivo El Litoral
Prof. Carlos Eduardo Pauli
El diario El Litoral siempre le dio cabida en sus páginas a la actividad cultural de la ciudad. Lo mismo ocurría a fines de 1965. En su edición del 16 de noviembre, nos informaba de las manifestaciones que tendrían lugar ese fin de semana. A los amantes de la literatura y la historia, les comunicaba que el viernes 19, en la sala Patricio Cullen, el P. Guillermo Furlong S.J. disertaría sobre “Personalidad y obra de Gustavo Martínez Zuviría (Hugo Wast)”. Para los que se inclinaban por las artes plásticas, les indicaba que entre las exposiciones se destacaban las de Eugenio Daneri, en el Museo Municipal de Artes Visuales, mientras que Domingo Sahda lo hacía en El Galpón y Roberto Favaretto Forner en la galería San Cristóbal. Llamaba la atención, sin embargo, que la mayor parte del espacio dedicado a estas actividades lo ocupara la presentación de un libro “que recopila cuentos de jóvenes autores”. Una foto ilustraba el momento en que el P. Luis Totera S.J, Prefecto General de Estudios dirigía la palabra a los asistentes. El acto, obviamente, se desarrollaba en el Colegio de la Inmaculada y era la muestra anual de la Academia de Literatura “Sta. Teresa de Jesús”. Claro que ese año tenía un condimento especial. Los “jóvenes autores” que mencionaba el título de la noticia, habían logrado que Jorge Luis Borges, nada menos, les prologara los cuentos. Un joven “maestrillo”, que gustaba mucho de la buena literatura, había interpuesto sus mejores oficios y el ilustre escritor accedió gustoso. “Es verosímil, decía Borges, que alguno de los ocho escritores que aquí se inician llegue a la fama, y entonces los bibliófilos buscarán este breve volumen en busca de tal o cual firma que no me atrevo a profetizar”. La noticia no quedó acá. La poetisa entrerriana, Srta. Sofía Acosta, realizó un elogioso comentario de este acontecimiento en El Diario de Paraná del 4 de diciembre de ese año. Algunos de esos conceptos vale la pena transcribir. Decía la autora; “cuando el prólogo a un libro de ficciones lleva la firma de Jorge Luis Borges, es difícil dudar de la calidad del autor, o de los autores, como ocurre con una singular obra que con el título de Cuentos Originales ha editado Castellví de la vecina orilla. Pero si el prólogo de Borges es incluso un impacto publicitario de excepción, la obra repetimos, es singular y valiosa, independiente de su ilustre prologuistaà Aclaremos su singularidad, ocho jóvenes de 17 años que están finalizando sus estudios secundarios son sus autores y la publicación lleva el patrocinio del Departamento de Letras del Colegio de la Inmaculada de Santa Fe”. Luego de elogiar el trabajo de alumnos y profesores, nos dice: “en cuanto a la calidad ella es altamente suficiente y en algunos casos el cuento, breve y resuelto en la última línea del relato, alcanza la deseable perfección en este difícil género de la narración”. Si bien Borges, como hemos visto, no señala preferencias entre los jóvenes autores, ella arriesga y nos dice: “Juzguemos por lo que se nos da, un hecho que merece ser leído, y de un modo especialísimo los tres relatos de S. Oscar Grassi, que es de aquí, de Paranáà” No obstante aclara: “no se vea en esta mención una satisfacción localistaà” Sin comentariosà Lo interesante es que en el mismo El Diario, se transcribe la nota del maestrillo del que habláramos, en la que éste se dirige al director del matutino paranaense, Dr. Arturo Etchevehere. En ella le pide que publique este comentario, pues “además de la intención publicitaria, que no es la que prima, nuestro deseo es hacer destacar los aciertos y valores de esta obra que se ha constituido en un best-seller en Santa Fe”. Concluye el maestrillo, diciéndole: “sería para nosotros una satisfacción si Ud. se dignara publicarla por intermedio de su distinguido diario y un honor, no exento de gratitud, si se diera a conocer en la ciudad de Paraná por intermedio del mismo”. Resta decir que el Dr. Etchevehere accedió. Amable lector: olvidé consignar que el maestrillo en cuestión era el director de la Academia de Letras del Colegio de la Inmaculada Concepción. Se llamaba Jorge Mario Bergoglio S.J. ¿Le suena?