Cuando en un juicio en el que se encuentra involucrada la señora vicepresidente, los fiscales declaran que es responsable de los hechos que se le imputan, pero ella afirma que la sentencia no es contra su persona sino en contra del peronismo, lo que hace es sumar puntos a la Grieta que se inició allá por 2008 y se acentuó definitivamente en 2015, con la negación institucional de la entrega de la banda presidencial al nuevo presidente electo.
En el contexto de lo que está haciendo y pueda resolver la Justicia Federal, comienzan a copar "la calle" –en especial la zona donde vive ella- aquellos ciudadanos que entienden que la tienen que defender y custodiar. Incluso hacen retirar a la policía de la ciudad de Buenos Aires y logran que custodie el lugar la Policía Federal.
Hagamos un poco de historia. La señora volvió al Poder Ejecutivo en 2019 y a tres años de gobierno –en el que se registra la mayor pobreza de Argentina-, ocurren dos hechos a considerar. El primero: durante una movilización social apedrearon en el Senado de la Nación la oficina de la señora vicepresidente y en el andar de las averiguaciones, no se pudo dilucidar que hubiera sido un ataque ex profeso.
El segundo, hace algunos días, en la ciudad de Buenos Aires, supuestamente atentaron contra ella al llegar a su lugar de residencia, después de varios días de encontrarse en dicho sector los partidarios peronistas. El responsable del Poder Ejecutivo nacional, por "obediencia debida" y para ampliar la Grieta entre el pueblo y los peronistas, declara al otro día feriado nacional, por un hecho no consumado, que los custodios no vieron ni cubrieron; lógicamente, ahora serán los "súper responsables", quizás "sin comerla ni beberla".
A partir de la orientación que brinda una líder como la señora vicepresidente, que dice que la actuación de la Justicia es un ataque al peronismo, alguno de los diputados que la secundan se animó a aseverar que los ciudadanos que no comulgamos con las acciones non santas de los actuales gobernantes del país, pedimos la muerte de un peronista.
Quiero recordar que el titular del peronismo, Juan Domingo Perón -en su segundo mandato, entre 1952 y 1955-, hacía lo que ahora se quiere hacer, generar la culpa al pueblo de los desatinos gubernamentales. Se perseguía a quienes no eran peronistas y se los encarcelaba. En función de esos excesos provino el derrocamiento.
Perón volvió a la Argentina en 1973, con una posición totalmente diferente a lo que él había sido. Volvió para disolver a los montoneros, a los del ERP y a otros que él había consentido en la lucha.
En su estancia en España vio como evolucionaron después de la Segunda Guerra Mundial, mientras nosotros estábamos en Guerra Civil. En su primera declaración dijo: "A nuestra nación o la arreglamos entre todos o no la arregla nadie". Siempre me pregunté qué peronista, de los que vinieron después, lo escuchó… ¿Los Menem, los K, los Fernández? Por favor.
Aclaro que algunos argentinos no peronistas nos sumamos a su propuesta. Yo fui parte del Frejuli en 1973, en representación del MID. ¡Qué experiencia, trabajar con los peronistas y los sindicalistas, me curé para toda la vida!
Hoy la Grieta es nacional, impulsada por el peronismo gobernante. Y lo que ayer se apreciaba armándose, hoy es una realidad que exacerba los nobles sentimientos de la patria. Los que nos gobiernan perdieron la brújula y los que no somos gobierno no tenemos una representación con liderazgo. Que sano sería para la patria y la democracia si quienes tienen una responsabilidad política, tanto de un lado como del otro, renunciaran todos.