Queridos Amigos. ¿Cómo están? Espero que bien, a pesar de los muchos nubarrones que oscurecen el horizonte de nuestra Patria. En la nota anterior recordamos que San Pablo, en su carta a los Efesios, nos advertía lo siguiente: "Fíjense bien cómo viven: no como necios, sino como sabios… Aprovechen bien el momento presente, porque los días son malos". Y hoy, en el vigésimo primer domingo del año, seguimos profundizando el tema referente a nuestro modo de ser y de vivir. El Libro de Josué, en tal sentido, es contundente: "(…) Josué dijo a todo el pueblo: Si no están dispuestos a servir al Señor, elijan hoy a quien quieren servir".
La historia bíblica, mis queridos amigos, no es solo una página del pasado, no, es una fuente inagotable de inspiración para nuestra vida. Lo que pasó al pueblo elegido, en cierta forma nos pasa a todos, tanto a nivel personal como social y comunitario. Cuando el pueblo judío salía de Egipto, Dios les ofreció una tierra que manaba leche y miel. Se trataba de una perspectiva sumamente esperanzadora.
Pero, cuidado, no se la ofrecía en una bandeja, gratuitamente. Esto lo hacen "algunos gobiernos", regalando al pueblo dádivas, planes, etc. La pedagogía de Dios, en realidad, es bien diferente: los judíos debían conquistar la tierra, debían luchar por lo que querían tener y debían sacrificar muchas cosas por ello, hasta la propia vida. Y ahí comenzó la crisis. Comenzaban a murmurar contra Dios y contra Moisés.
* Unos querían volver a Egipto, a la esclavitud, donde no hay libertad, pero hay ollas llenas de carne y cebolla.
* Otros se volcaban a los dioses paganos, soñaban con el dinero fácil, con el bienestar, prestigio, les importaba más el tener que el ser. Hoy cuando veo como nuestros senadores -en el momento tan difícil de nuestra Patria- se aumentan los sueldos, sin tener en cuenta el ajuste e inflación que vive el pueblo, pregunto: ¿No actúan de la misma forma?
* Otros querían seguir al Señor. Y en este contexto tan complejo, Josué los interrogó diciendo: "Elijan a quién quieren seguir y a quién quieren servir" .
Mis queridos amigos. La historia de cada pueblo es el resultado de la toma de decisiones de sus dirigentes y sus ciudadanos. Ninguna decisión es neutral. Optar por un sistema u otro tiene sus consecuencias. La corrupción mata, el robo mata, la delincuencia mata. Y lamentablemente, la historia argentina tiene su triste y dolorosa experiencia al respecto. Si hoy estamos donde estamos, no es ninguna casualidad. La crisis que nos afecta es causada por los que nos gobiernan y consentida por nosotros.
¿A quién servimos? En este tiempo de nuestra patria, de tanta confusión, ambigüedades, egoísmos de unos y generosidad de muchos, es importante preguntar: ¿Cuál es nuestro ideal que nos mueve o cuáles son los valores que orientan nuestra vida? ¿Queremos servir al sistema que empobrece, a las ideologías de distintos colores que deshumanizan o queremos buscar la Verdad, siguiendo el Decálogo?
Conozco a muchos dirigentes que carecen de ideales, de actitudes patrióticas. Cuando cambia el gobierno, ellos cambian también, o se acomodan como la bandera en el viento. Son como panqueques… ¿A quién servimos? En la vida no podemos arrodillarnos ante los falsos dioses, riqueza o poder. Hace tiempo llegó a mis manos una carta de un sacerdote católico radicado en Brasil, Gabriel Villaverde, titulada: "Esquizofrenia social". Allí, Gabriel nos dice:
"Vivimos en una época donde quieren que los sacerdotes se casen y que los casados se divorcien. Que las mujeres se vistan como hombres y asuman papeles masculinos y que los hombres se conviertan en 'frágiles' como mujeres. Un niño con sólo cinco o seis años de vida tiene derecho a decidir si será hombre o mujer por el resto de su vida, pero un menor de diecisiete años no puede responder por sus crímenes. Estar a favor de la familia y la religión es dictadura, pero bailar desnudos ante los crucifijos es libertad de expresión. Si no es el fin de los tiempos, debe ser el ensayo..."
¿A dónde nos lleva todo esto? Si vamos al evangelio, nos damos cuenta de que el mensaje de Jesús es radical, sin vueltas. El evangelista San Juan es quien nos relata esa intención al recordar lo siguiente: "Muchos, después de escuchar la enseñanza de Jesús murmuraban diciendo: 'Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?' Muchos se retiraban y cuando quedaban poco, Jesús dijo a sus discípulos: 'Ustedes también quieren irse' (…)".
Fíjense bien, Jesús no rebaja las condiciones del seguimiento. La verdad no se negocia. A Jesús no le interesa el voto o la popularidad, porque no se puede vivir con medias verdades. No se puede construir nada sólido, serio y duradero sobre la mentira, la falsedad y la manipulación. Entonces… ¿A quién queremos servir?