La inflación es, por lejos, el problema cotidiano más grave de los argentinos, seguido por el desempleo, la pandemia, la educación y la pobreza. Esta es una de las conclusiones que tiene el estudio de opinión pública de julio que elabora todos los meses la consultora Zubán Córdoba y Asociados. Otra es que el 58,9% de los argentinos cree que el país va por el rumbo incorrecto.
La inflación de junio, anunciada la semana que pasó, fue del 3,2% - por noveno mes consecutivo se ubicó por encima del 3% - y acumula en el primer semestre del año un 25,3%, mientras que en términos interanuales (julio 2020/junio 2021) suma el 50,2%, un porcentaje no alcanzado desde febrero de 2020. El rubro alimentos y bebidas no alcohólicas en la primera mitad del año subió 26,4%, acumulando 53,2 en 12 meses.
Las cifras muestran, además de la incapacidad del gobierno por ponerle un freno al aumento de los precios, lo equivocado del cálculo inicial previsto por el presupuesto de este año que prevé una inflación del 29%. Este error hasta ahora solo ha intentado ser compensado con la promesa de que los salarios le ganarán a la inflación, lo que para la inmensa mayoría de los asalariados eso está aún lejos de ocurrir.
Esta errada estimación, además, afecta la confianza de la gente en la palabra de los funcionarios, uno de los problemas recurrentes de la historia argentina, sobre todo en economía donde la credibilidad explica buena parte de las decisiones que se toman.
Los precios siguen aumentando pese a las medidas que viene aplicando el gobierno, desde el cierre de las exportaciones de carne el relanzamiento del programa Precios Máximos, congelar las tarifas o autorizar aumentos por debajo de la inflación y planchar el precio del dólar, entre otros.
Desde el ministerio de Economía explicaron el índice a partir del aumento de los precios de los commodities en el mundo, sobre todo de los alimentos, que influyen sobre los precios de los principales productos que exporta Argentina y que afectan a las economías de todo el mundo.
Estados Unidos, pusieron como ejemplo, estimaba una inflación del 2% y hoy es del 5,4% interanual, en Brasil se estimaba un 3,8% y en junio fue del de 8,4% interanual. La salida de la pandemia, el corte de la cadena mundial de suministros que aún no se ha recuperado y los incrementos inusuales en los precios de sectores como el turismo, los pasajes de avión y los automóviles.
El ministro Guzmán recordó que cuando se elaboró el presupuesto en setiembre de 2020, nadie podía anticipar la evolución del precio de los alimentos y que ahora las cosas son diferentes porque la inflación todos los meses es menor al anterior: "Habíamos dicho que marzo iba a ser el mes de inflación mensual más alta, y lo fue. En abril fue más baja y en mayo más baja y ahora la de junio, más baja que la de mayo. Y eso es lo que esperamos que continúe en los meses próximos".
Tenés que leerLa inflación de junio fue del 3,2 por cientoNo solo Guzmán tuvo que dar explicaciones. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, dijo que la inflación de Estados Unidos es "única en la historia" y pronosticó que "se mantendrá elevada en los próximos meses, antes de moderarse".
Para uno de los funcionarios más poderosos del mundo, "las altas cifras de inflación en los últimos meses han sido impulsadas en gran parte por factores temporales, en particular la escasez de oferta y el aumento de la demanda de los consumidores como consecuencia de la pandemia".
Más allá de las estimaciones, justificaciones y pronósticos, el aumento del precio de los alimentos está en el centro de los problemas mundiales y explican, también, algunas de las revueltas sociales que están sucediendo en distintos lugares del mundo.
Un informe de la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, que se publicó el 8 de julio indica que el precio de los alimentos estaban en junio de 2021 un 33,9% más caros que en el mismo mes de 2020.
La buena noticia es que en junio de 2021 los precios habían bajado por primera vez después de 12 meses de aumentos consecutivos, a partir del descenso de los costos de los aceites vegetales, los cereales y en menor medida los productos lácteos que compensaron los aumentos de la carne y el azúcar.
El precio de los cereales, por ejemplo, alcanzaron en mayo de 2021 los precios promedios más elevados desde enero de 2013; el de los lácteos están 22% más caros que hace un año y la carne aumentó por noveno mes consecutivo, ubicándose su precio un 15,6% más caro que hace un año.
En el caso del precio de la carne, en junio de 2021 aumentaron los precios de todos los tipos de carne por la firme demanda mundial, en particular de algunos países de Asia oriental, pese a la desaceleración de las compras de China. También por la escasez de oferta y la recuperación del consumo en los principales países exportadores.
Una nota publicada este viernes en el Financial Times dice que la mayoría de los economistas y generadores de políticas, "aún consideran que la tendencia inflacionaria es un fenómeno transitorio vinculado al levantamiento de las restricciones relacionadas con la pandemia, en lugar de un regreso a las espirales inflacionarias al estilo de los años setenta. Pero muchos reconocen que la probabilidad de una inflación persistentemente más alta puede estar aumentando".
El segundo semestre del año determinará si las políticas de estímulos y de bajas tasas de interés que vienen aplicándose desde 2008/2009 para reactivar la economía mundial después de la crisis financiera internacional seguirán vigentes o si por el contrario irán restringiéndose y aumentarán el costo del dinero para "enfriar" los precios. Si todo sale mal, no faltará quien recuerde lo que dijo Ronald Reagan siendo presidente: "La inflación es tan violenta como un atracador, tan aterradora como un ladrón armado y tan mortal como un sicario".